[FF Harry Potter] Seth Kanitz [One-Shot] - actualizado en 14-01-2014

Seth Kanitz llegó a Nueva York con instrucciones claras de matricularse en la Universidad de Nueva York y contactar un abogado conocido en la ciudad que podría ofrecerle un trabajo. Tendría que convencerlo, obviamente. Mal empezara en la universidad y ya se presentaba a una vacante de aprendiz…

La primera tarea fue sencilla. Aparentemente todo ya estaba arreglado antes de que viniera de Londres aunque él no pudiera recordarse como. La carta que tenia en su bolsillo explicaba todo muy bien, menos lo que él quería saber. Su pasado era un misterio y él tendría que lidiar con eso solo.

Llegó al lujoso edificio comercial en la Quinta Avenida y tras identificarse en la recepción entró en lo ascensor y apretó el botón que llevaba al 23º piso. Bajó en ese piso y paró delante de una puerta con la siguiente placa:





Ese hombre era tan bueno en lo que hacia que nunca había siquiera contemplado la posibilidad de una sociedad y, aun así, los mejores abogados de Nueva York querían trabajar con él.

Seth tocó en la puerta y esperó. La secretaria lo atendió. El señor Moon estaba en reunión, pero ella podría marcar otro horario el la semana siguiente. Seth insistió. Necesitaba verlo hoy. Esperaría lo que fuera preciso. La secretaria asintió y lo dejó allí sentado para esperar, avisando que aquello podría tardarse demasiado.

Pero al muchacho no le importaba. Había libros de derecho por toda parte y Seth se puso a leer todos los que pudo, buscando por temas que le interesaban más. Reparto de bienes; derechos de propiedad; derecho del trabajo; en fin, todo para él era muy, muy interesante.

Al principio de la noche Dalton salió de la sala de reuniones. Estrechó sonriendo las manos de sus colegas y clientes, y solo entonces se fijó en aquel muchacho rubio sentado en la sala de recepción con sus libros abiertos en muchas paginas diferentes y consultándolos con avidez.

Seth se había distraído. Cuando levantó la vista de los libros vio el hombre parado delante de él. Miro por la ventana, era noche. Se levantó apresuradamente presentándose.

- Buenas noches, soy Seth Kanitz. – dijo – He venido por la vacante de aprendiz.

Dalton lo miró y observó uno de los libros que estaba sobre la silla. Era uno de los avanzados. Derecho tributario no era para cualquiera, había que tener determinación y paciencia para pasar horas con cálculos complicados y leyes difíciles de interpretar.

- En que año de derecho estás sr. Kanitz? – preguntó.
- La verdad es… que recién empiezo el curso pero… - iba respondiendo el rubio pero Dalton lo interrumpió.
- Y porque yo debería contratar un niño que recién ha empezado los estudios? – reconocía el entusiasmo del muchacho pero seria imprudente dejar entrar así el primer niñato recién salido de los cueros que se presentaba para una vacante de aprendiz con él. Había muchos así y ningún pasaba por su prueba.
- Podemos hablar en privado? – pidió Seth al notar como le miraban los otros abogados que trabajaban allí. Ya estaban de salida por la hora, pero aquel muchacho atrevido les había llamado atención.

Dalton miró alrededor. El joven no era ningún i***ta. Si iba ser humillado no quería que nadie lo viera. El hombre se dirigió a una de las salas privadas haciendo un gesto para que el otro lo siguiera.

Seth entró en la sala que era el despacho del proprio sr. Moon. Había fotos de familia en un estante con más libros. Una foto en especial llamó la atención de Seth. Una hermosa muchacha que debería tener su edad aproximadamente. Se quedó mirándola un rato cuando Dalton le habló.

- Es mi hija. – dijo – Estudia en Londres. Está en su último año y aspira ser deportista. – era lo máximo que podía decir a la gente común sobre su hija. Era orgulloso de ella pero no sabia hasta que punto la gente seria capaz de comprender lo cuan especial era ella – Entonces… que tienes para decirme?

Seth le contó que venía de Londres para estudiar Derecho en Nueva York y que su intención era permanecer allí. No entró en detalles sobre su pasado, lo cual él mismo ignoraba. Contó porque se interesaba por la abogacía y sorprendió a Dalton con sus conocimientos, demasiados para un novato.

Al fin, la determinación y ambición del muchacho terminaron por convencerlo. Dalton le ofreció el trabajo de aprendiz no remunerado, lo que al final seria una especie de “hace todo” en el despacho. El rubio acepto sin objeciones.

Continua?

Hola!! Vengo a manifestar mi opinión junto a Eru...
QUEREMOS CONTINUACIÓN!!

Bueno, a parte de eso, decir que me gustó mucho, y estoy ansiosa por saber que fue lo que hizo Amon después de perder la memoria (y como acabó con Rose xP)

Ya lo tengo escrito la verdad pero no lo he revisado. Como hace tiempo que no publico nada pongo lo que seria la parte 2.

Rose Moon [one-shot]

Retorne a mi casa, en Nueva York, tras la larga temporada de Quidditch y mis juegos finales con las Arpias. Habia sido un período maravilloso el que pasara jugando con ellas pero las circunstancias me obligaron a volver. Corrian rumores terribles en toda Europa sobre la vuelta de Tu-Sabes-Quien y cualquiera que no tuviera la sangre de una familia bruja corría riesgos. Además de eso, habia recibido una propuesta de un equipo en mi propio país.

Ya tenia casi 30 años. 26 la verdad pero, para una jugadora de quidditch (y para cualquier deporto creo) ya era considerada una veterana. Una jugadora en final de carrera. Y cerca de mi casa podria quiza encontrar otra ocupación, entrenadora tal vez.

Hice todo el camino, de la China hasta los EUA volando de escoba. Si, parece mucho pero es menos cansativo de lo que parece y fui haciendo paradas para descansar por lo camino. Llegué en fin al apartamento de mis padres, queria hacerles sorpresa asi que aunque supiesen que volveria no les habia avisado cuando.

Entré por la ventana de la sala de visitas y paré estática al ver que mi padre no estaba solo. Un hombre alto y rubio estaba sentado delante de él y por azar voltado justo a ventana por la cual yo habia entrado. Por su mirada de asombro se notaba que nunca habia visto nada asi antes.

Moon Kanitz

 
Seth habia ido aquella tarde a casa de Dalton para acertar los detalles de un proceso que él no habia aun finalizado. Seth era ahora un de los mejores abogados de Nueva York, habia crecido profesionalmente con Dalton Moon como padrino y lo consideraba como a un padre, aunque aun no recordaba nada de su propia familia.
 
Hellen tambien era como una madre para él. Como psicóloga lo habia ayudado mucho con sus problemas en relacion a esa amnesia que tenia y él habia aprendido a lidiar con su ausencia de recuerdos. Miraba agora adelante en su vida y tambien través de la ventana que estaba a espalda de Dalton que lia atentamente el documento que Seth le habia traído.
 
No vio cuando algo se acerco y pasó por la ventana hasta que ya estuviera dentro de la habitación y mal pudo creer en lo que sus ojos veían. Una mujer habia entrado volando por la ventana montada en una escoba. Echo una exclamación de asombro principalmente al darse cuanta que no era cualquier mujer. Era la hija de Dalton. La reconoció de las fotografias del despacho. La hermosa hija de su jefe… y la situación toda era muy rara.
 
La cosa empeoro cuando Rose, en shock, levo las manos a boca antes de empezar a llorar. Dalton se volvio tras oir la exclamación de Seth y vio su hija alli parada al lado de su escoba voladora. Se paró para irse a consolarla mientras Seth tambien se paraba entre confundido y apenado. Sentiose un intruso. Estaba claro que habia visto algo que no deberia ver.
 
Dalton abrazo su hija diciendo:
-          Tranquilla Rose. Tranquilla. – luego le explicaria todo a Seth. Tendria que explicarle ahora que habia visto más de lo que le era permitido. Rose le habia hablado de un rígido conjunto de leyes referentes a la revelacion de la magia a los non-brujos - Hellen! – llamó a su esposa – Rose está aquí! – y entonces suavemente a su hija – Todo va estar bien. Mamá cuidará de ti.
 
Rose estaba aturdida. Despues de toda la tencion de dejar el equipo, de no irse a Londres mientras algunos de sus amigos estaban alli y corrian peligro, aun llegaba a su casa revelando a un muggle algo que deberia mantener en secreto. Y siquiera se acordaba de los procedimientos o de la punicion por revelar magia a un muggle.
 
Su madre luego llego y su sonrisa se borro al ver que su hija lloraba. Comprendio al ver la escoba y Seth y abrazo a Rose levandola hacia uno de los cuartos.
-          Tranquilla. Todo va estar bien. – repitio las palabras de su esposo.
 
Seth seguia alli parado mirando la escena hasta que Dalton se volvio hacia él.
-          Que has visto? – pegunto con calma.
 
El rubio penso un minuto antes de contestar. La escoba voladora seguia alli apoyada en la pared al lado de la ventana.
-          He visto su hija aparecer en la sala montada en aquello. – señalo la escoba – Diria que ha venido volando pero no la he visto hasta que ya estaba dentro… - eso lo confundia.
-          Pues has visto y deducido cierto. – trató de confirmar asi no pensaria haber enloquecido – Mi hija es… especial. Es, una bruja como dicen. Ha estudiado en un colegio especial en Londres para personas que como ella pueden volar en escobas y hacer cosas aparecieren y desaparecieren. – sabia que estaba siendo demasiado simplista pero el tema en si era demasiado complicado.


Seth se sento.
-          Ok. – dijo intentando digerir toda la información. Eso explicaba porque su jefe no hablaba mucho de la hija y cuando hablaba decia cosas poco precisas – Tenemos clientes asi no? – pregunto. Habia uno o dos hombres que procuraban siempre a Dalton y siempre a puertas cerradas. Llego a desconfiar que eran de alguna mafia pero, demasiado excéntricos como eran no podia creerlo, entonces ahora deducía que…
-          Si. Tenemos clientes brujos y creo que ya sabes quien son. – confirmo Dalton – Confían en mi justo porque mi hija es como ellos y por veces tengo que ayudarlos con cuestiones de nuestras leyes. Leyes… muggles, es como ellos nos llaman.
 
El rubio sentia que habia mucho por saber pero por ahora estaba conformado con lo que su jefe le habia cuentado. Rose volvio a sala con su madre, ahora calmada. Hellen habia cuentado quien era Seth y que su padre confiaba en él, asi que no seria necesario avisar a ninguna autoridad magica sobre lo ocurrido. Estaban en familia.
 
-          Lo siento. – le dijo Rose al hombre – No fue mi intencion asustarlo.
-          Ni la mia tampoco. – contestó él con una sonrisa y se paró tendiendole la mano para cumplimentarla – Soy Seth. – se presentó.
-          Rose. – dijo ella estrechandole la mano.
 
Desde ese dia, empezaron a pasar un largo tiempo juntos, Rose y Seth. En principio ella cuentaba a él de ese otro mundo en que la magia era platicada libremente, el tipo de cosa que habia estudiado en el colegio, el quidditch... En cambio él le contó el poco que sabia de su pasado y todo que habia pasado desde que llegara a Nueva York.
 
Ella lo admiró. No sabia como seria vivir sin saber nada de su vida y aun asi llegar tan lejos. Él se enamoro de ella rapidamente. Era dulce, hermosa, divertida y comprensiva. Además de buena deportista. Si, la habia visto jugar el quidditch. No sabia como pero habia podido entrar al campo y verla jugar aunque tenia que fingir ser un brujo. Bueno, era simples desde que no fuera impelido a usar magia, que no tenia, por cualquier razon.


El hecho de que Seth pudiera entrar al campo de quidditch sorprendio a Rose ya que todos los sitios destinados a esa actividad estaban protegidos por hechizos antimuggles. Quiza habia logrado entrar porque estaba con ella o quiza era tan especial como ella lo veía. De cualquier forma, ella no pasó mucho tiempo más platicando el deporto después de casarse con Seth.

Continua...

Que chuloooo!!! Me gustó mucho esta parte!! Fue muy buena!! Me encantan los fics que escribes sobre los personajes, Quest. Porque me parecen tan bien pensados y preparados, todos los enlaces y todo