[FF Harry Potter] Alan [one-shot]
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[FF Harry Potter] Alan [one-shot]
Bueno... Realmente no tiene título este fic pero algo tenía que poner para publicarlo xDDD Aquí estoy yo de nuevo contando el pasado de mis hijos. Me estreno con Alan así que sed buenos con él... Era virgen en esto de los fics. Toda crítica es bien recibida
El otoño era la época más bonita de todas para Alan. Al pequeño le gustaba sentarse por las tardes al borde de la piscina, metiendo los pies en el agua cuando aún no hacía demasiado frío para ver cómo caían las hojas amarillentas de los árboles. Su padre solía salir al jardín con una copa de vino para compartir con él esos momentos de tranquilidad; los dos mirando cómo el sol se hundía en el horizonte cada día un poco más temprano.
Odette tenía clases de piano por las tardes. El clima siempre se rompía cuando ella volvía a casa y armaba un escándalo al ver a su padre, quien normalmente aún no había llegado del trabajo cuando la niña se iba. En esos momentos en que papá era sólo suyo, Alan la odiaba. El resto del tiempo, su fastidiosa hermana acaparaba siempre su atención.
Y no era sólo papá. Cuando mamá le miraba, Alan veía en sus ojos algo que no percibía cuando la miraba a ella. No sabía bien qué era… No era pena, ni enfado, y tampoco desprecio; pero se sentía inútil y solo cuando recibía una de aquellas miradas. En aquellas ocasiones subía a su dormitorio y se quedaba allí hasta que fuera la hora de almorzar o de cenar, pensando en qué podría ser lo que disgustaba a su madre.
Aquella fue una de esas ocasiones. Odette irrumpió en el jardín llamando a papá a gritos para contarle que había aprendido a tocar una canción nueva, y su madre salió detrás. Divisó a Alan sentado al lado de su marido y fue a darle un beso, como hacía siempre. Pero también vio su mirada de… De nuevo, no sabía decir qué expresaba.
Subió a su habitación con la cabeza gacha por las escaleras y cerró la puerta para esperar a que fuera la hora de la cena. Le disgustaba que mamá hubiera decorado todo al gusto de ella. Él habría preferido colocar sus posters de futbolistas y jugadores de quidditch en las paredes, colgar su escoba de carreras a la cabecera de la cama y colocar sus réplicas de coches de Fórmula 1 en las estanterías; pero su opinión no había servido de nada cuando ella se remangó y empezó a adornarlo todo como quería.
Se tumbó en la cama pensando. Mamá siempre decía que era demasiado travieso, ¡pero es que a él le gustaba divertirse! No tenía nada que ver con su hermana, siempre tan seria y estirada. Ella hacía todo lo que mamá y papá querían, se ponía los vestidos cursis que le compraban, iba sin protestar a clases de piano y aprendía los fines de semana a tocar el arpa con mamá. Cuando venían visitas nunca hablaba, sólo sonreía y se comía todo lo que había en el plato sin mancharse. Era educada, estaba aprendiendo a hablar alemán y, cuando los mayores le preguntaban, siempre sabía qué decir para ganarse sus sonrisas y halagos.
Alan era todo lo contrario. Era travieso como el que más y solía fastidiar a Odette en cuanto se le presentaba la ocasión. Siempre se ensuciaba jugando en el jardín y no le importaba tirarse a la piscina con la ropa puesta, no había querido ir a clases de música con su hermana y decidió estudiar inglés sólo por llevarles la contraria a sus padres. Cuando tenían invitados en casa hablaba por los codos y les contaba a todos lo primero que se le pasaba por la cabeza, ya fuera sobre la ardilla que había encontrado muerta en el jardín, o los ruidos raros y las voces ahogadas que venían del baño de sus padres cuando se le había antojado entrar en él en lugar de en el suyo.
Recordó entonces que mientras su padre trabajaba durante la tarde anterior, Alan se había colado en su despacho para imprimir más de cien copias de una foto de su hermana con el nombre del chico que le gustaba, el cual era ni más ni menos que uno de los más populares del colegio. Aquella misma mañana se había saltado la clase de matemáticas para empapelar todo el colegio con las copias, y cuando tuvo lugar el cambio de clase, fue objeto de burla por parte de casi todo el alumnado. Volvió a casa enfadada y llorando por la vergüenza, mientras Alan la perseguía con tres de sus amigos gritándole cosas y tirándole piedrecitas del camino.
Quizás era eso lo que tenía a mamá enfadada aquel día. ¡Lo había disfrutado tanto…! Pero podía ver que lo que había hecho no estaba bien. Es decir, su hermana se veía muy graciosa llorando pero si mamá se enfadaba, no podía ser bueno. Tendría que ir a pedirle perdón, aunque se negara a hacerlo con Odette.
Bajó de la cama de un salto y salió de su habitación para buscar a mamá. Escuchó su voz en su dormitorio, al final del pasillo. Por las pausas que hacía comprendió que hablaba por teléfono; pensó en esperarla sentado en las escaleras pero algo que oyó le hizo quedarse allí sin moverse.
—No, no es normal… Un niño normal no hace esas cosas —decía.
Se dio cuenta de que hablaba de él. Miró inseguro hacia la puerta cerrada de la habitación y avanzó un poco, pues la voz le llegaba amortiguada.
—¿Sabes qué le hizo a mi hija? —empezó a contarle el episodio de aquella mañana y Alan puso los ojos en blanco. ¡Como si hubiera sido para tanto!—. Y eso no es todo. Hace dos días le cortó el pelo mientras dormía hasta la altura de las orejas. ¿Qué hago con él…?
Soltó una risita sin poder evitarlo.
—Sí… No, no, ella no es igual. Es lo opuesto a él, es increíble que sean hermanos. Fabrice me dice que tenga paciencia con él, pero no puedo. ¿Cómo tenerla, si ella es perfecta?
Alan pestañeó un par de veces, confuso. Se pegó más a la puerta para oír mejor.
—No es que no le quiera, Victoire. Es mi hijo después de todo —Victoire era la hermana de Juliette—. Pero es una fuente continua de decepciones… Una detrás de otra.
El niño contuvo el aliento. ¿Fuente de decepciones? ¿Eso era lo que veía en los ojos de mamá y a lo que no había sabido ponerle nombre?
—¿Estás segura? No creo que sea buena idea… No quiero que se porte mal allí… —hubo una pausa en la que sólo su tía hablaba—. ¿Entonces no te importa tenerle en casa unos días?
Alan soltó un suspiro y se alejó de allí. Pasó de largo al llegar a su cuarto y se sentó en las escaleras con la cara apoyada en los codos, y éstos en las rodillas. Nunca había pensado que fuera decepcionante para mamá… Debería pedirle perdón por todo y decirle que no haría más cosas malas, pero no estaba seguro de poder cumplirlo. ¿Y si se lo decía y luego lo hacía otra vez?
—No, ¿sabes? Hasta que acabe el trimestre. Espero que para Navidad haya aprendido la lección. Prefiero no tenerle en casa por unos meses.
La puerta se había abierto pero Alan evitó levantar la mirada al oírla. ¿De verdad su madre no quería que estuviera en casa?
—Vale… Quedamos en eso. Te llamaré mañana, tengo que hablarlo con Fabrice.
Colgó el teléfono poco después y la oyó salir de la habitación, deteniéndose en seco unos metros antes de llegar hasta él. Alan sabía que le había visto pero no pronunció palabra.
—¿Qué haces ahí sentado? —suspiró.
Él se levantó con el ceño fruncido y la miró a la cara con rabia.
—Te iba a pedir perdón, ¿sabes? Pero no te lo mereces.
La dejó allí y se encerró en su habitación dando un portazo.
El otoño era la época más bonita de todas para Alan. Al pequeño le gustaba sentarse por las tardes al borde de la piscina, metiendo los pies en el agua cuando aún no hacía demasiado frío para ver cómo caían las hojas amarillentas de los árboles. Su padre solía salir al jardín con una copa de vino para compartir con él esos momentos de tranquilidad; los dos mirando cómo el sol se hundía en el horizonte cada día un poco más temprano.
Odette tenía clases de piano por las tardes. El clima siempre se rompía cuando ella volvía a casa y armaba un escándalo al ver a su padre, quien normalmente aún no había llegado del trabajo cuando la niña se iba. En esos momentos en que papá era sólo suyo, Alan la odiaba. El resto del tiempo, su fastidiosa hermana acaparaba siempre su atención.
Y no era sólo papá. Cuando mamá le miraba, Alan veía en sus ojos algo que no percibía cuando la miraba a ella. No sabía bien qué era… No era pena, ni enfado, y tampoco desprecio; pero se sentía inútil y solo cuando recibía una de aquellas miradas. En aquellas ocasiones subía a su dormitorio y se quedaba allí hasta que fuera la hora de almorzar o de cenar, pensando en qué podría ser lo que disgustaba a su madre.
Aquella fue una de esas ocasiones. Odette irrumpió en el jardín llamando a papá a gritos para contarle que había aprendido a tocar una canción nueva, y su madre salió detrás. Divisó a Alan sentado al lado de su marido y fue a darle un beso, como hacía siempre. Pero también vio su mirada de… De nuevo, no sabía decir qué expresaba.
Subió a su habitación con la cabeza gacha por las escaleras y cerró la puerta para esperar a que fuera la hora de la cena. Le disgustaba que mamá hubiera decorado todo al gusto de ella. Él habría preferido colocar sus posters de futbolistas y jugadores de quidditch en las paredes, colgar su escoba de carreras a la cabecera de la cama y colocar sus réplicas de coches de Fórmula 1 en las estanterías; pero su opinión no había servido de nada cuando ella se remangó y empezó a adornarlo todo como quería.
Se tumbó en la cama pensando. Mamá siempre decía que era demasiado travieso, ¡pero es que a él le gustaba divertirse! No tenía nada que ver con su hermana, siempre tan seria y estirada. Ella hacía todo lo que mamá y papá querían, se ponía los vestidos cursis que le compraban, iba sin protestar a clases de piano y aprendía los fines de semana a tocar el arpa con mamá. Cuando venían visitas nunca hablaba, sólo sonreía y se comía todo lo que había en el plato sin mancharse. Era educada, estaba aprendiendo a hablar alemán y, cuando los mayores le preguntaban, siempre sabía qué decir para ganarse sus sonrisas y halagos.
Alan era todo lo contrario. Era travieso como el que más y solía fastidiar a Odette en cuanto se le presentaba la ocasión. Siempre se ensuciaba jugando en el jardín y no le importaba tirarse a la piscina con la ropa puesta, no había querido ir a clases de música con su hermana y decidió estudiar inglés sólo por llevarles la contraria a sus padres. Cuando tenían invitados en casa hablaba por los codos y les contaba a todos lo primero que se le pasaba por la cabeza, ya fuera sobre la ardilla que había encontrado muerta en el jardín, o los ruidos raros y las voces ahogadas que venían del baño de sus padres cuando se le había antojado entrar en él en lugar de en el suyo.
Recordó entonces que mientras su padre trabajaba durante la tarde anterior, Alan se había colado en su despacho para imprimir más de cien copias de una foto de su hermana con el nombre del chico que le gustaba, el cual era ni más ni menos que uno de los más populares del colegio. Aquella misma mañana se había saltado la clase de matemáticas para empapelar todo el colegio con las copias, y cuando tuvo lugar el cambio de clase, fue objeto de burla por parte de casi todo el alumnado. Volvió a casa enfadada y llorando por la vergüenza, mientras Alan la perseguía con tres de sus amigos gritándole cosas y tirándole piedrecitas del camino.
Quizás era eso lo que tenía a mamá enfadada aquel día. ¡Lo había disfrutado tanto…! Pero podía ver que lo que había hecho no estaba bien. Es decir, su hermana se veía muy graciosa llorando pero si mamá se enfadaba, no podía ser bueno. Tendría que ir a pedirle perdón, aunque se negara a hacerlo con Odette.
Bajó de la cama de un salto y salió de su habitación para buscar a mamá. Escuchó su voz en su dormitorio, al final del pasillo. Por las pausas que hacía comprendió que hablaba por teléfono; pensó en esperarla sentado en las escaleras pero algo que oyó le hizo quedarse allí sin moverse.
—No, no es normal… Un niño normal no hace esas cosas —decía.
Se dio cuenta de que hablaba de él. Miró inseguro hacia la puerta cerrada de la habitación y avanzó un poco, pues la voz le llegaba amortiguada.
—¿Sabes qué le hizo a mi hija? —empezó a contarle el episodio de aquella mañana y Alan puso los ojos en blanco. ¡Como si hubiera sido para tanto!—. Y eso no es todo. Hace dos días le cortó el pelo mientras dormía hasta la altura de las orejas. ¿Qué hago con él…?
Soltó una risita sin poder evitarlo.
—Sí… No, no, ella no es igual. Es lo opuesto a él, es increíble que sean hermanos. Fabrice me dice que tenga paciencia con él, pero no puedo. ¿Cómo tenerla, si ella es perfecta?
Alan pestañeó un par de veces, confuso. Se pegó más a la puerta para oír mejor.
—No es que no le quiera, Victoire. Es mi hijo después de todo —Victoire era la hermana de Juliette—. Pero es una fuente continua de decepciones… Una detrás de otra.
El niño contuvo el aliento. ¿Fuente de decepciones? ¿Eso era lo que veía en los ojos de mamá y a lo que no había sabido ponerle nombre?
—¿Estás segura? No creo que sea buena idea… No quiero que se porte mal allí… —hubo una pausa en la que sólo su tía hablaba—. ¿Entonces no te importa tenerle en casa unos días?
Alan soltó un suspiro y se alejó de allí. Pasó de largo al llegar a su cuarto y se sentó en las escaleras con la cara apoyada en los codos, y éstos en las rodillas. Nunca había pensado que fuera decepcionante para mamá… Debería pedirle perdón por todo y decirle que no haría más cosas malas, pero no estaba seguro de poder cumplirlo. ¿Y si se lo decía y luego lo hacía otra vez?
—No, ¿sabes? Hasta que acabe el trimestre. Espero que para Navidad haya aprendido la lección. Prefiero no tenerle en casa por unos meses.
La puerta se había abierto pero Alan evitó levantar la mirada al oírla. ¿De verdad su madre no quería que estuviera en casa?
—Vale… Quedamos en eso. Te llamaré mañana, tengo que hablarlo con Fabrice.
Colgó el teléfono poco después y la oyó salir de la habitación, deteniéndose en seco unos metros antes de llegar hasta él. Alan sabía que le había visto pero no pronunció palabra.
—¿Qué haces ahí sentado? —suspiró.
Él se levantó con el ceño fruncido y la miró a la cara con rabia.
—Te iba a pedir perdón, ¿sabes? Pero no te lo mereces.
La dejó allí y se encerró en su habitación dando un portazo.
Re: [FF Harry Potter] Alan [one-shot]
guau, realy guau, es un fic un poco diferente a los que te he visto, este es algo mas pausado tiene un toque algo asi como si se estubiera contando con una voz muy triste y es lo que me trasmitio, de verdad quedas en silencio cuando alan se encierra en su cuerto es fuerte para un hijo escuchar lo que el escucho, muchos hijos aveces se sientes no amados he incomprendidos por sus padres, pero el saber que es asi debe de ser muy terrible, como siempre me sorprendes, me encanta como escribes, no me canso de decirte escribes geniiaaall.
Roblemurciélago172- Licántropo
- Edad : 37
Mensajes : 5947
Inscripción : 29/09/2011
Localización : en todo el foro jaja, pero siempre en el chat
Re: [FF Harry Potter] Alan [one-shot]
Ayyyyyyyy Alan me da una pena T________T Si que es verdad que es malvado con la hermana D: le hace bullying D: pero tambien da pena él T_TU ¿Tal vez empezó a ir contra la hermana por celos...? Digo porque niños traviesos los hay, traviesos crueles... pero bullying a los hermanos.... habrá venido por los celos o algo, ¿no?
Como dice Rob.... amo como escribes :'D siempre te lo digo que tienes una narración preciosa T_T para mi por lo menos... desde lo primero que leí tuyo, me encantó la forma en la que te expresas y ordenas todo ;_; ♥
QuillHeart149- Administrador
- Edad : 32
Mensajes : 18205
Inscripción : 15/09/2011
Localización : España
Re: [FF Harry Potter] Alan [one-shot]
No es que no le quieran... Pero él siempre se dio cuenta de que tratan a su hermana de forma diferente a como le tratan a él. Y claro que estaba celoso... Muchísimo e_e Ya le da igual, pasa de los tres y hace lo que le da la gana, pero en el momento me imagino que se sentía muy desdichado por eso.
Gracias a los dos, mis amores ♥ Por tomaros el tiempo de leer y por comentar. Me alegro de que os gustara!
Gracias a los dos, mis amores ♥ Por tomaros el tiempo de leer y por comentar. Me alegro de que os gustara!
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