[FF Harry Potter] Flores azules (One-shot)

Con esto de hacer las casas de los OC me dieron ganas de escribir un trocito de la vida de una de las mías. No pensaba publicarlo pero bueno... Aquí lo tenéis.

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El sol le arrancaba destellos al pelo de Beth. A Regan le gustaba mirarlo; él suyo era más largo pero el de su amiga era tan rubio que parecía de oro. Pasó una mano por él y la niña se dio la vuelta, sonriendo.

-¡No te quedes atrás!

La cogió del brazo para hacer que se pusiera a su misma altura, sonriendo ampliamente. Le gustaba su sonrisa porque siempre era cálida, casi lo único bonito que había recibido Regan durante los últimos meses.

El verano comenzaba y sus padres ya las dejaban volver solas del colegio muggle de las afueras del pueblo. Apenas había unos veinte minutos paseando por el campo, por un camino bordeado de flores rosas y amarillas.

Beth se agachaba a cada momento para recogerlas. «Son para mamá», le decía a Jack. El niño asentía con una dulce sonrisa y la imitaba, juntando así un enorme ramo entre los dos. Cada semana desde la primavera hacían lo mismo y Regan les miraba, recordando apenada cuando ella también solía recoger flores para su madre... Aunque a ella nunca le había emocionado tanto recibirlas como a la señora Shaw.

Soplaba una ligera brisa que le alborotaba el cabello. Regan se lo sujetó mientras fruncía el ceño; se iban acercando a casa y aquello siempre la ponía triste. Su padre no había sido una compañía muy amena en los últimos meses, estaba extraño y la mayoría de las veces parecía estar en otra parte. Cuando la miraba con aquellos ojos vacíos, le daban ganas de llorar.

Tragó saliva y respiró hondo para deshacer el nudo de su garganta. «Papá se va a poner bien», pensó. La señora Shaw había hablado con ella apenas unos días antes para explicarle que papá estaba triste porque mamá ya no estaba en casa, pero que todo se arreglaría. Volvería a ser el de siempre en poco tiempo.

Aferrándose a ese pensamiento, se agachó para recoger flores con Beth y Jack sin apenas darse cuenta de lo que hacía. Necesitaba distraer su mente.

-¿Vas a llevarle flores a tu padre? -preguntó Beth, mirándola.

Regan miró las que tenía en la mano, pensativa. No estaba muy convencida.

-¿Tú crees que le gustarán?

-Seguro que sí -asintió Beth. Buscó entre el ramito que tenía en la mano y eligió tres de ellas-. Toma, llévale estas. Son las únicas azules que encontré.

Regan asintió con una pequeña sonrisa y las juntó con las suyas. Se veían bonitas entre el rosa y el amarillo de las demás.

Tras penetrar en el bosque y llegar al primer recodo del camino, la niña se despidió de Beth. No veía la casa de la rubia desde allí, pues los árboles eran abundantes y la vista no alcanzaba más allá de unos metros, pero sabía que se encontraba apenas a dos minutos. Para un novato habría sido difícil encontrar el camino, pero ellas llevaban años caminando con sus padres por el bosque. Conocían cada rincón al dedillo.

Se quedó mirando cómo los hermanos se perdían en la espesura, ambos con las manos llenas de flores. Antes de que llegara el verano habrían acabado con todas las del sendero.

Regan suspiró al mirar las suyas y se dirigió a su casa. Su gato negro la miraba desde el alféizar de la ventana de la cocina, tomando el sol perezoso. Le saludó con un abrazo y un beso y entró en casa, dudosa.

-¿Papá?

Como siempre, no obtuvo respuesta. Se asomó a la cocina pero no estaba allí, ni tampoco en la sala de estar. Al entrar en el comedor, le vio sirviéndose algo de una botella que ella tenía prohibido tocar.

-Papi -le llamó. Se detuvo junto al umbral de la puerta, seria. No le gustaba cuando su padre bebía esas cosas, siempre se ponía muy raro.

El hombre se volvió para dirigirle una mirada con sus ojos claros, tan parecidos a los suyos. Soltó la botella en la mesa y se acercó con aire ausente para darle un beso. De nuevo tenía esa expresión ida que tanto detestaba. Agachó la cabeza con pesar y se disponía a marcharse a su cuarto cuando recordó las flores.

-Toma -se las tendió mientras hablaba con una vocecita aguda-. Son para ti.

Robert la miró entonces. Se agachó a su lado y las tomó en la mano, mirándola ya sin el velo que solía cubrirle los ojos.

-Son muy bonitas -murmuró.

Se levantó de nuevo y la niña le siguió hasta la cocina, donde le vio llenar un recipiente con agua. Lo puso en la mesita de la esquina y metió las flores dentro, tal y como hacía su madre. Se quedó entonces allí, mirándolas casi sin pestañear durante diez minutos. Regan seguía observándole sin decir nada; el silencio era tan intenso que no se atrevía ni a respirar. Tras unos minutos más, salió de la cocina y subió las escaleras hasta su dormitorio.

Cerró la puerta con cuidado al entrar y se tumbó en la cama, secándose una lágrima con el cojín. Se estiró para coger de la mesita su cuaderno naranja y el lápiz. Su padre se lo había regalado cuando estaba aprendiendo a escribir, y desde entonces había ido anotando momentos bonitos en él. Antes eran abundantes pero con el tiempo se habían hecho más y más escasos; aún así se obligaba a escribir al menos uno al día.

“Papá se ha despertado unos segundos -escribió con letra temblorosa-. Por fin me ha mirado de verdad”.

que lindo <3 primero la amistad que tienen Regan y Beth, todo combiando con lo triste que le ha pasado a Regan con el abandono de su madre y la tristeza del padre, el pobre no lo supo manejar y descuida a la niña. La escribiste muy bien

Muchas gracias por leer, mis amores :'D Sabía que te iba a gustar que apareciera Elizabeth, Rob xDDD

Flor, su madre le fue infiel a su marido y al final se fugó con él u_u Se divorciaron y él no lo superó... Para más información, pincha aquí xDD Y gracias por tanto halago ashdzdfklsdf me da vergüenza jajajajaja ♥