[ORIG] Sky Knights (Historia por capítulos, primera persona) Actualizado 5-10
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[ORIG] Sky Knights (Historia por capítulos, primera persona) Actualizado 5-10
Sky Knights... la traducción, su traducción, es sencilla; Caballeros del Cielo. Yo prefiero traducirlo de manera más poética, como Caballeros del Firmamento. Pero bueno, eso es libertad de cada cual.
Esta historia ocurre en una especie de edad media, con caballeros, Iglesia, clases sociales, nobleza... y un mundo realmente nuevo.
Toda historia merece un principio. La mía no va a ser menos.
Mi nombre es Nube. Bueno, es Nube Azul, pero todos me llaman Nube. Sé que alguien me saldrá con lo del nombre cursi y que “El Terrible Nube” no da mucho miedo, pero oye, es el nombre que me pudo mi tío y pienso llevarlo con orgullo.
¿Qué por qué me lo puso mi tío? Es una larga historia. De hecho Tío Altair y Tía Haina no son mis tíos, de hecho dudo mucho que seamos familia. Pero ellos me han criado como a un hijo y para mí son los padres que nunca he tenido. La verdad es que Altair (vamos a acortar, que ya sabéis que es mi tío) me encontró en sus últimos días de servicio en Horum, en un nido abandonado en medio de un asalto. No me preguntéis que qué hacía allí que no me acuerdo. Seamos claros, tenía un par de días de vida y la memoria no me llega tan atrás.
Pero bueno, cambiemos de tema. Soy un aprendiz de Caballero en la Academia, una especie de fortaleza enorme situada en medio del mundo que sirve de sede a la Orden de Caballería. A su alrededor hay seis reinos, con su familia real, su nobleza, su clero y su plebe. Bueno, hay uno que solo son pobres ruinas, en el que solo viven bandidos y criminales. Si tienen alguna jerarquía, pues yo no lo sé.
En fin, voy acabando. Mi nombre es Nube (ya lo he dicho), tengo tres meses y sí, soy un periquito. Un opalino violeta, para ser mas claros. (Vamos, que soy azul).
Pero ya está bien de hablar de mí, que os pensaréis que soy un egocéntrico. Volvamos a la historia.
Me despertó el ruido de las plumas al sacudirse. Como siempre, mi compañera Nauru era la primera en levantarse y comenzar su aseo matinal. También es un periquito (todos los caballeros lo somos), verde oscuro y con un carácter muy variable. Nunca sabes de que humor te va a responder, es como una de esas ruletas de la suerte. Pero bueno, cuando quiere es muy maja. Duerme en una percha a mi derecha, y a la izquierda de nuestro otro compañero: Ithal.
Ithal es un caso aparte. Es dos semanas mayor que nosotros y tiene el plumaje gris claro. Siempre es el último en despertarse y acostumbra a ser mi rival en el entrenamiento, nos gusta competir entre nosotros. Aunque eso no quita que nos llevemos de maravilla, para nada.
Bostecé y empecé a arreglarme también el plumaje. A mi tutor y tío Altair le gustaba hacer cada día algo nuevo y yo quería estar preparado para cuando llegara a nuestro nido, que se situa en el ala noreste del edificio. Y como siempre, puntual como un reloj, allí estaba mi tío. Tras el entraron otros dos periquitos, un verde común y una hembra del mismo color. Los reconocí al instante, eran Sirte y Kreg, los tutores de Ithal y Nauru, respectívamente.
-Comandante Altair, maestra Sirte, maestro Kreg.
Ahora os estareis preguntado: ¿Por qué ha llamado Comandante a mi tutor? Porque lo es. Aquí en la academia, entre los periquitos, tenemos una jerarquia muy definida. Os la explico ahora, que si no os liais y tengo un problema.
Vereis, en la Orden hay cinco rangos: Los aprendices, aquellos que están aprendiendo lo que necesitan para convertirse en Caballeros, los propios Caballeros, la mayoría, son la voz de la justicia, tienen su propio código y solo los nobles pueden mirarles de igual a igual. Su deber es mantener la paz, proteger a los inocentes y luchar siempre por el bien. Casi parece de cuento. Ah, y pueden tener aprendices a los que enseñar.
También están las Damas, las hembras que han puesto huevos y se encargan de cuidar a sus polluelos. Tienen su propia área en la Academia y, cuando sus hijos ya no necesitan que estén encima de ellos todo el rato, vuelven a sus tareas. Por encima están los Comandantes, como mi tío. Eligen a los mentores, controlan a los caballeros y son respetados por todo el mundo. Hay tres, y son los segundos al mando. Son escogidos por el Líder.
Finalmente tenemos al líder, solo hay uno y toma las decisiones importantes tras consultarlo con sus Comandantes y los caballeros con más experiencia. Es un puesto de mucha responsabilidad, y el nuevo líder es elegido por votación. Por lo general, tras su muerte o retiro suele sucederlo un Comandante, pero ha habido excepciones.
En fin, volvamos a la historia. Ithal estaba saludando a los mentores…
-Hola, Ithal. –Le respondió mi tío, con educación y su pequeña sonrisa. –Nube, Nauru. –Nos guiñó un ojo. –Veo que habeis madrugado.
-No como este. –Suspiró Nauru. Su mentor no hizo ningún comentario, pero sus ojos brillaron con un destello de diversión.
-Hoy iremos todos juntos a entrenar maniobras aéreas, lo que comúnmente llamamos carreras. –Nos anunció mi mentor. Nosotros tres cruzamos una mirada emocionada. No me lo iban a poner fácil, y menos con los mentores delante.
Unos minutos después estábamos al borde del risco, enfrente de la fortaleza. La carrera consistiría en dar la vuelta completa al edificio y volver al punto de partida. No podíamos rompernos huesos ni hacernos sangrar, ni arrancarnos plumas. Ni que fuésemos unos salvajes, oye.
-Preparados… listos… -la voz de mi mentor, clara y sonora, aceleró nuestros corazones. Nos tensamos y nos preparamos para salida. -¡YA!
Y saltamos.
Si nunca habeis visto una carrera entre aprendices, si nunca habeis competido contra alguien que os conoce desde polluelos, dejadme que os aclare algo: es simple y llanamente increible. Nos conocemos los unos a los otros desde siempre, conocemos nuestros puntos débiles y los fuertes. No es solo una carrera contra ellos, sino contra ti mismo. Cualquier rival que te encuentres por primera vez irá con cuidado, no sabe en qué puedes sobresalir. Nosotros no. Todos sabemos que yo soy el más ligero, Ithal el más resistente y Nayru es un comodín entre nosotros, excepto en el bosque… y cuando se enfada. En el bosque no hay quien la vea, sobretodo gracias a su plumaje verde oscuro. Cuando se enfada… no quieras meterte en su camino.
Os estareis preguntado que cómo nos conocemos así de bien si solo llevamos unos dias de entrenamiento. La respuesta es facil: Antes de ser nombrados aprendices nos teníamos que divertir de alguna forma, y las carreras eran una buena opción.
Por eso no me extrañé cuando tras solo unos segundos de vuelo las alas me ardían. A mi lado, mis compañeros lo estaban dando todo como podían. Esto iba a ser interesante. Como en realidad los periquitos volamos a mucha velocidad, unos segundos ya cubren un buen trecho. Como la fortaleza tampoco es pequeña, pues no era demasiado. De haber tenido a mi tío al lado, me habría reñido por cansarme tanto y tan pronto. ¿Pero que quería? ¿Qué me retrasara? Ni de broma. Ithal estaba intentando cansarnos. Y seguíamos su ritmo, no llegaríamos al final.
Aún hiperventilando me lancé hacia delante con toda mi fuerza, tratando de acelerar. Ah, pero allí venía el bosque. A la velocidad que iba sería un milagro que no me estampara.
A base de reflejos, algún que otro arañazo, una pluma del pecho menos y alguien allí arriba cuidando de mí logré avanzar por la espesura. Obviamente, a Nauru no se la veía por ningún lado.
Lo joven e ingenuo que era entonces, cuando mi única preocupación era ganar una carrera. La pena es que no se puede ser feliz por siempre, como diríais vosotros: El mal siempre acecha. Y si no es el mal, son otras cosas. Pero volvamos a la carrera.
Dimos la vuelta a la herrería a la mayor velocidad que nuestras jóvenes alas nos permitieron, Nauru iba delante, pero yo la iba atrapando a base de usar toda mi energía. Ithal me seguía de cerca, fresco como él solo. Era desesperante. Una mirada más atenta me reveló que también estaba respirando fuerte, y aunque quede mal que lo diga, fue un alivio comprobar que el tipo era mortal.
Cómo resistimos hasta la última recta, eso es algo que no se explicar. Una combinación de orgullo, juventud y cabezotonería podría ser una opción. Pero lo cierto es que llegamos, los tres a la par. Ithal empezaba a ganarnos una pequeña ventaja que se agrandaba por momentos, y nosotros, al límite de nuestra fuerza, luchábamos por evitarlo. Logramos recuperarnos… dejé un poco atrás a Nauru… Ithal me alcanzó… Nauru se puso a nuestra altura… y cruzamos la meta. Nos dejamos caer sobre nuestras temblorosas patas y cerramos los ojos. Me daba exactamente igual quién hubiera ganado y quien hubiera perdido. Yo solo quería dormir.
-Primer puesto, Ithal. –Anunció mi mentor. –Segundo puesto, empate de Nube y de Nauru.
Lo correcto habría sido darnos la enhorabuena unos a otros, pero nosotros nos contentabamos con poder respirar y cerrar los ojos.
-Vamos, tomaos un descanso. –Nos dijo Altair. -Ya hablaremos luego.
Asentimos como pudimos y echamos a volar hacia la fortaleza. Íbamos bastante despacio, pero es que estábamos hechos polvo.
-Enhorabuena, Nube, te has superado. –Me dijo, en un susurro.
-No he logrado ganar. –Le respondí, pero el negó con la cabeza.
-Sabes bien que lo importante no siempre es ganar, sino dar lo mejor de si. Nunca te había visto aguantar a ese ritmo. Estoy orgulloso de ti. Pero eso sí… -Me giré hacia él, preocupado, pero me calmé al ver que sonreía. –Aséate las plumas, que tienes más ramas enganchadas que un bosque.
Sabía que era una exageración, pero yo me piqué. –Haber volado tú.
Él se rió. Probablemente con el plumaje mal organizado y la voz cansada, yo no parecía muy amenazante.
-¿Qué te piensas? ¿Qué yo no hacía carreras cuando era aprendiz? ¡Dábamos dos vueltas a la fortaleza, y eso solo los primeros dias!
-Me estas tomando las plumas. –Le dije. Él soltó una carcajada.
-Pues va a ser que sí.
Nada más llegar al nido nos quedamos dormidos, y no despertamos hasta que se había puesto el Sol. Me dolían todos los huesos, incluso algunos que no sabía que tenía. A mi lado, mis compañeros no parecían mejor. Minutos después entró mi mentor, seguido de Sirte y de Kreg. Se giró hacia este último.
-Has acertado, amigo mío. Justo al caer el Sol. –Se rió. Kreg hizo una reverencia burlona y le respondió con voz pomposa.
-Se lo dije, mi Comandante. –Todos nos caímos de la risa. La verdad es que los tres mentores solo mantenían las formalidades en las ocasiones serias. Fuera de eso llegaban a ser tan niños como nosotros. Cuando todos logramos serenarnos, Altair tomó la palabra.
-Me han llamado los del Consejo. Hay problemas en el reino de Horum y quieren enviar a varios caballeros.
Yo lo entendí a la primera. Mi mentor tenía que irse. No era raro que un rey quisiera la presencia de los caballeros en su corte de vez en cuando, o para supervisar ocasiones especiales. Aunque pedir la asistencia de un comandante… eso ya era otro cantar.
-Iremos nosotros seis. –Finalizó. Nosotros miramos a su alrededor, esperando que otros tres caballeros aparecieran de algún sitio. Ellos esbozaron una sonrisa.
-Ya os dije que no se lo creerian. –Oímos a Sirte. Nosotros cruzamos una mirada emocionada: ¡Nos íbamos a nuestra primera misión! Era un gran honor, pocos aprendices salían de los alrededores de la fortaleza. Y menos con tan poco entrenamiento. Me lamenté yo, pero rápidamente sacudí la cabeza y aparté esos pensamientos. Estaba realmente emocionado.
-Aleyan, el líder de la Orden, nos espera para concretarnos los detalles. ¿Vamos?
Cruzando una mirada emocionada, los tres asentimos.
Esta historia ocurre en una especie de edad media, con caballeros, Iglesia, clases sociales, nobleza... y un mundo realmente nuevo.
Capítulo 1
Toda historia merece un principio. La mía no va a ser menos.
Mi nombre es Nube. Bueno, es Nube Azul, pero todos me llaman Nube. Sé que alguien me saldrá con lo del nombre cursi y que “El Terrible Nube” no da mucho miedo, pero oye, es el nombre que me pudo mi tío y pienso llevarlo con orgullo.
¿Qué por qué me lo puso mi tío? Es una larga historia. De hecho Tío Altair y Tía Haina no son mis tíos, de hecho dudo mucho que seamos familia. Pero ellos me han criado como a un hijo y para mí son los padres que nunca he tenido. La verdad es que Altair (vamos a acortar, que ya sabéis que es mi tío) me encontró en sus últimos días de servicio en Horum, en un nido abandonado en medio de un asalto. No me preguntéis que qué hacía allí que no me acuerdo. Seamos claros, tenía un par de días de vida y la memoria no me llega tan atrás.
Pero bueno, cambiemos de tema. Soy un aprendiz de Caballero en la Academia, una especie de fortaleza enorme situada en medio del mundo que sirve de sede a la Orden de Caballería. A su alrededor hay seis reinos, con su familia real, su nobleza, su clero y su plebe. Bueno, hay uno que solo son pobres ruinas, en el que solo viven bandidos y criminales. Si tienen alguna jerarquía, pues yo no lo sé.
En fin, voy acabando. Mi nombre es Nube (ya lo he dicho), tengo tres meses y sí, soy un periquito. Un opalino violeta, para ser mas claros. (Vamos, que soy azul).
Pero ya está bien de hablar de mí, que os pensaréis que soy un egocéntrico. Volvamos a la historia.
Me despertó el ruido de las plumas al sacudirse. Como siempre, mi compañera Nauru era la primera en levantarse y comenzar su aseo matinal. También es un periquito (todos los caballeros lo somos), verde oscuro y con un carácter muy variable. Nunca sabes de que humor te va a responder, es como una de esas ruletas de la suerte. Pero bueno, cuando quiere es muy maja. Duerme en una percha a mi derecha, y a la izquierda de nuestro otro compañero: Ithal.
Ithal es un caso aparte. Es dos semanas mayor que nosotros y tiene el plumaje gris claro. Siempre es el último en despertarse y acostumbra a ser mi rival en el entrenamiento, nos gusta competir entre nosotros. Aunque eso no quita que nos llevemos de maravilla, para nada.
Bostecé y empecé a arreglarme también el plumaje. A mi tutor y tío Altair le gustaba hacer cada día algo nuevo y yo quería estar preparado para cuando llegara a nuestro nido, que se situa en el ala noreste del edificio. Y como siempre, puntual como un reloj, allí estaba mi tío. Tras el entraron otros dos periquitos, un verde común y una hembra del mismo color. Los reconocí al instante, eran Sirte y Kreg, los tutores de Ithal y Nauru, respectívamente.
-Comandante Altair, maestra Sirte, maestro Kreg.
Ahora os estareis preguntado: ¿Por qué ha llamado Comandante a mi tutor? Porque lo es. Aquí en la academia, entre los periquitos, tenemos una jerarquia muy definida. Os la explico ahora, que si no os liais y tengo un problema.
Vereis, en la Orden hay cinco rangos: Los aprendices, aquellos que están aprendiendo lo que necesitan para convertirse en Caballeros, los propios Caballeros, la mayoría, son la voz de la justicia, tienen su propio código y solo los nobles pueden mirarles de igual a igual. Su deber es mantener la paz, proteger a los inocentes y luchar siempre por el bien. Casi parece de cuento. Ah, y pueden tener aprendices a los que enseñar.
También están las Damas, las hembras que han puesto huevos y se encargan de cuidar a sus polluelos. Tienen su propia área en la Academia y, cuando sus hijos ya no necesitan que estén encima de ellos todo el rato, vuelven a sus tareas. Por encima están los Comandantes, como mi tío. Eligen a los mentores, controlan a los caballeros y son respetados por todo el mundo. Hay tres, y son los segundos al mando. Son escogidos por el Líder.
Finalmente tenemos al líder, solo hay uno y toma las decisiones importantes tras consultarlo con sus Comandantes y los caballeros con más experiencia. Es un puesto de mucha responsabilidad, y el nuevo líder es elegido por votación. Por lo general, tras su muerte o retiro suele sucederlo un Comandante, pero ha habido excepciones.
En fin, volvamos a la historia. Ithal estaba saludando a los mentores…
-Hola, Ithal. –Le respondió mi tío, con educación y su pequeña sonrisa. –Nube, Nauru. –Nos guiñó un ojo. –Veo que habeis madrugado.
-No como este. –Suspiró Nauru. Su mentor no hizo ningún comentario, pero sus ojos brillaron con un destello de diversión.
-Hoy iremos todos juntos a entrenar maniobras aéreas, lo que comúnmente llamamos carreras. –Nos anunció mi mentor. Nosotros tres cruzamos una mirada emocionada. No me lo iban a poner fácil, y menos con los mentores delante.
Unos minutos después estábamos al borde del risco, enfrente de la fortaleza. La carrera consistiría en dar la vuelta completa al edificio y volver al punto de partida. No podíamos rompernos huesos ni hacernos sangrar, ni arrancarnos plumas. Ni que fuésemos unos salvajes, oye.
-Preparados… listos… -la voz de mi mentor, clara y sonora, aceleró nuestros corazones. Nos tensamos y nos preparamos para salida. -¡YA!
Y saltamos.
Si nunca habeis visto una carrera entre aprendices, si nunca habeis competido contra alguien que os conoce desde polluelos, dejadme que os aclare algo: es simple y llanamente increible. Nos conocemos los unos a los otros desde siempre, conocemos nuestros puntos débiles y los fuertes. No es solo una carrera contra ellos, sino contra ti mismo. Cualquier rival que te encuentres por primera vez irá con cuidado, no sabe en qué puedes sobresalir. Nosotros no. Todos sabemos que yo soy el más ligero, Ithal el más resistente y Nayru es un comodín entre nosotros, excepto en el bosque… y cuando se enfada. En el bosque no hay quien la vea, sobretodo gracias a su plumaje verde oscuro. Cuando se enfada… no quieras meterte en su camino.
Os estareis preguntado que cómo nos conocemos así de bien si solo llevamos unos dias de entrenamiento. La respuesta es facil: Antes de ser nombrados aprendices nos teníamos que divertir de alguna forma, y las carreras eran una buena opción.
Por eso no me extrañé cuando tras solo unos segundos de vuelo las alas me ardían. A mi lado, mis compañeros lo estaban dando todo como podían. Esto iba a ser interesante. Como en realidad los periquitos volamos a mucha velocidad, unos segundos ya cubren un buen trecho. Como la fortaleza tampoco es pequeña, pues no era demasiado. De haber tenido a mi tío al lado, me habría reñido por cansarme tanto y tan pronto. ¿Pero que quería? ¿Qué me retrasara? Ni de broma. Ithal estaba intentando cansarnos. Y seguíamos su ritmo, no llegaríamos al final.
Aún hiperventilando me lancé hacia delante con toda mi fuerza, tratando de acelerar. Ah, pero allí venía el bosque. A la velocidad que iba sería un milagro que no me estampara.
A base de reflejos, algún que otro arañazo, una pluma del pecho menos y alguien allí arriba cuidando de mí logré avanzar por la espesura. Obviamente, a Nauru no se la veía por ningún lado.
Lo joven e ingenuo que era entonces, cuando mi única preocupación era ganar una carrera. La pena es que no se puede ser feliz por siempre, como diríais vosotros: El mal siempre acecha. Y si no es el mal, son otras cosas. Pero volvamos a la carrera.
Dimos la vuelta a la herrería a la mayor velocidad que nuestras jóvenes alas nos permitieron, Nauru iba delante, pero yo la iba atrapando a base de usar toda mi energía. Ithal me seguía de cerca, fresco como él solo. Era desesperante. Una mirada más atenta me reveló que también estaba respirando fuerte, y aunque quede mal que lo diga, fue un alivio comprobar que el tipo era mortal.
Cómo resistimos hasta la última recta, eso es algo que no se explicar. Una combinación de orgullo, juventud y cabezotonería podría ser una opción. Pero lo cierto es que llegamos, los tres a la par. Ithal empezaba a ganarnos una pequeña ventaja que se agrandaba por momentos, y nosotros, al límite de nuestra fuerza, luchábamos por evitarlo. Logramos recuperarnos… dejé un poco atrás a Nauru… Ithal me alcanzó… Nauru se puso a nuestra altura… y cruzamos la meta. Nos dejamos caer sobre nuestras temblorosas patas y cerramos los ojos. Me daba exactamente igual quién hubiera ganado y quien hubiera perdido. Yo solo quería dormir.
-Primer puesto, Ithal. –Anunció mi mentor. –Segundo puesto, empate de Nube y de Nauru.
Lo correcto habría sido darnos la enhorabuena unos a otros, pero nosotros nos contentabamos con poder respirar y cerrar los ojos.
-Vamos, tomaos un descanso. –Nos dijo Altair. -Ya hablaremos luego.
Asentimos como pudimos y echamos a volar hacia la fortaleza. Íbamos bastante despacio, pero es que estábamos hechos polvo.
-Enhorabuena, Nube, te has superado. –Me dijo, en un susurro.
-No he logrado ganar. –Le respondí, pero el negó con la cabeza.
-Sabes bien que lo importante no siempre es ganar, sino dar lo mejor de si. Nunca te había visto aguantar a ese ritmo. Estoy orgulloso de ti. Pero eso sí… -Me giré hacia él, preocupado, pero me calmé al ver que sonreía. –Aséate las plumas, que tienes más ramas enganchadas que un bosque.
Sabía que era una exageración, pero yo me piqué. –Haber volado tú.
Él se rió. Probablemente con el plumaje mal organizado y la voz cansada, yo no parecía muy amenazante.
-¿Qué te piensas? ¿Qué yo no hacía carreras cuando era aprendiz? ¡Dábamos dos vueltas a la fortaleza, y eso solo los primeros dias!
-Me estas tomando las plumas. –Le dije. Él soltó una carcajada.
-Pues va a ser que sí.
Nada más llegar al nido nos quedamos dormidos, y no despertamos hasta que se había puesto el Sol. Me dolían todos los huesos, incluso algunos que no sabía que tenía. A mi lado, mis compañeros no parecían mejor. Minutos después entró mi mentor, seguido de Sirte y de Kreg. Se giró hacia este último.
-Has acertado, amigo mío. Justo al caer el Sol. –Se rió. Kreg hizo una reverencia burlona y le respondió con voz pomposa.
-Se lo dije, mi Comandante. –Todos nos caímos de la risa. La verdad es que los tres mentores solo mantenían las formalidades en las ocasiones serias. Fuera de eso llegaban a ser tan niños como nosotros. Cuando todos logramos serenarnos, Altair tomó la palabra.
-Me han llamado los del Consejo. Hay problemas en el reino de Horum y quieren enviar a varios caballeros.
Yo lo entendí a la primera. Mi mentor tenía que irse. No era raro que un rey quisiera la presencia de los caballeros en su corte de vez en cuando, o para supervisar ocasiones especiales. Aunque pedir la asistencia de un comandante… eso ya era otro cantar.
-Iremos nosotros seis. –Finalizó. Nosotros miramos a su alrededor, esperando que otros tres caballeros aparecieran de algún sitio. Ellos esbozaron una sonrisa.
-Ya os dije que no se lo creerian. –Oímos a Sirte. Nosotros cruzamos una mirada emocionada: ¡Nos íbamos a nuestra primera misión! Era un gran honor, pocos aprendices salían de los alrededores de la fortaleza. Y menos con tan poco entrenamiento. Me lamenté yo, pero rápidamente sacudí la cabeza y aparté esos pensamientos. Estaba realmente emocionado.
-Aleyan, el líder de la Orden, nos espera para concretarnos los detalles. ¿Vamos?
Cruzando una mirada emocionada, los tres asentimos.
Última edición por BladeFénix3435 el Sáb 6 Oct 2012 - 20:39, editado 5 veces
Re: [ORIG] Sky Knights (Historia por capítulos, primera persona) Actualizado 5-10
Awwww!! Me lo imagine todo tiernito! Exactamente asi:
Jajajajajaja esperare la segunda parte para ver de que va la historia , que todavia no nos la conto =D
- Spoiler:
Jajajajajaja esperare la segunda parte para ver de que va la historia , que todavia no nos la conto =D
Invitado- Invitado
Re: [ORIG] Sky Knights (Historia por capítulos, primera persona) Actualizado 5-10
Vaya imagencita ^^
La verdad, que quieres que te diga, yo no lo imagino así. Los periquitos son aves pequeñas y de crecimiento rápido, así que con varios meses ya tendría el plumaje tal cual y el cuerpo proporcionado, aunque de tamaño sería más bien pequeño. Además, la variedad de Nube tiene la cabeza blanca y las ondulaciones negras bien visibles.
Tras la clase de naturales xD ¡Vamos al trozo 2!
EDIT:: ¿Eso no es de Rio? xD
La verdad, que quieres que te diga, yo no lo imagino así. Los periquitos son aves pequeñas y de crecimiento rápido, así que con varios meses ya tendría el plumaje tal cual y el cuerpo proporcionado, aunque de tamaño sería más bien pequeño. Además, la variedad de Nube tiene la cabeza blanca y las ondulaciones negras bien visibles.
Tras la clase de naturales xD ¡Vamos al trozo 2!
EDIT:: ¿Eso no es de Rio? xD
Re: [ORIG] Sky Knights (Historia por capítulos, primera persona) Actualizado 5-10
Aww se me sigue haciendo haciendo tierno el personaje... Y aunque supuse que no seria tal cual, me insipira la misma ternura que el de la foto (que si, es el de Rio )
Jajaja me encanta toda la organizacion de los periquitos
Jajaja me encanta toda la organizacion de los periquitos
Invitado- Invitado
Re: [ORIG] Sky Knights (Historia por capítulos, primera persona) Actualizado 5-10
jeje, bueno, creo que va siendo hora de pasar a la acción. ¿Listos? Pues empecemos ^^
Re: [ORIG] Sky Knights (Historia por capítulos, primera persona) Actualizado 5-10
Aww!! cuanta espectacion! quien ganara! Aparentemente Nube tiene la ventaja por ser el mas rapido... pero algo seguro hacen los otros dos para evitarlo.
Mmm.... le apuesto a... Nayru
Mmm.... le apuesto a... Nayru
Invitado- Invitado
Re: [ORIG] Sky Knights (Historia por capítulos, primera persona) Actualizado 5-10
No voy a decirte quien gana, ya lo pone el texto. No son tan malos como para hacer trampas, y son demasiado jóvenes como para que la competición sea tan dificil. Todo llegará XD
Re: [ORIG] Sky Knights (Historia por capítulos, primera persona) Actualizado 5-10
O.o un empate!?
EDITO: Gano Ithal ^^ Yo queria que gane Nauru
Como sigue ahora?
EDITO: Gano Ithal ^^ Yo queria que gane Nauru
Como sigue ahora?
Invitado- Invitado
Re: [ORIG] Sky Knights (Historia por capítulos, primera persona) Actualizado 5-10
Bueno, tras mucho sin actualizar, os dejo otro trocito^^
Re: [ORIG] Sky Knights (Historia por capítulos, primera persona) Actualizado 5-10
Wiii
Ya estaba comiendome los dedos esperando novedades de esta historia!
Que queres que te diga, adoro esos periquitos, son demasiado simpaticos XDD Y sus tutores tambien! Ya imagino que sera una gran mision, una verdaderamente importante.
Estare atenta a cuando subas novedades ^^
Ya estaba comiendome los dedos esperando novedades de esta historia!
Que queres que te diga, adoro esos periquitos, son demasiado simpaticos XDD Y sus tutores tambien! Ya imagino que sera una gran mision, una verdaderamente importante.
Estare atenta a cuando subas novedades ^^
Invitado- Invitado
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