[FF Harry Potter] Hombre lobo [Angst]
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[FF Harry Potter] Hombre lobo [Angst]
Bueno esto es aglo que escribi a pedido de Quill y Flor... yo les pedi que me mandaran a hacer algo, trabajo bajo presion. Si no, nunca termino nada que empiezo a esctbir.
Este es un fic de dos caps... que les guste
-¿Como pudiste hacerlo?- los gritos se escuchaban en la habitación de Remus Lupin, sus padres no sé gritaban a menudo, pero esta vez algo andaba muy mal.
Remus contaba con solo 6 años, y era lo suficientemente curioso como para arriesgarse a ir a ver que pasaba, pero se lo pensó varias veces. Intentó ponerse la almohada en la cabeza para no escuchar, sin embargo, los gritos de su madre se filtraban por la esponjosa tela.
No le preocupaba que algún vecino se alarmara por el escándalo, vivían en una zona alejada; la persona más cerca por allí estaban a unos 5 km de distancia.
La casa en la que vivían era vieja y a través de las paredes se escuchaba hasta la respiración de cualquiera en otra habitación, por eso se preguntó como su madre había perdido tantos los estribos. También se dio cuenta que la voz de su padre ni siquiera se escuchaba, ni un “si” o “déjame explicarte”
No se pudo aguantar más, se levantó con todo el sigilo que pudo, aunque no lo escucharían con todo el ruido. Su habitación era pequeña así que no le costo mucho atravesarla en la oscuridad. Cuando abrió la puerta el sonido de los gritos se intensificó, el pasillo que estaba fuera de su puerta solo estaba iluminado por un vela.
-No le harán nada- se quedó de piedra cuando por fin escuchó la voz de su padre, acto seguido volvió a ser silenciada por otra horda de gritos.
A pesar de todo siguió caminando, llegó al pie de la escalera pero no pudo ver nada, lo más seguro era que estuvieran en la pequeña cocina justo debajo del cuarto de Remus.
No se arriesgaría a bajar, se dio vuelta y volvió a su cuarto, encendió la luz. La cama de una plaza estaba contra la única ventana del cuarto, en el piso había una alfombra con un juego de quiddicht (Remus la amaba) en las paredes había un empapelado bastante feo de unos gatos, pero al pequeño no le gustaba, los gatos no se movían; la casa había sido de muggles y ya estaba en la pared, le hubiera gustado que lo sacaran. Por toda la habitación habían juguetes iluminados por una leve luz, que ahora se filtraba por la pequeña ventana.
Remus se fue a su cama, al lado de esta había una mesita con una foto de sus padres, las dos personas de movían y le lanzaban besos al niño. Así quería recordarlos, sonrientes, no gritándose.
¿Qué había pasado? ¿Había hecho algo mal? Recordó todo lo ocurrido en el día, sus juguetes no estaban tirados por la casa, no había tomado la antigua escoba de su padre, había comido todo lo que le pusieron delante. En efecto, fue un niño modelo, pero tal vez discutían por lo hecho otros días, no, era imposible.
El sueño finalmente lo venció ya entrada la madrugada, no soñó con nada, ni con las ovejas voladoras que tanto le gustaban. Tal vez fue porque los gritos seguían e inconscientemente los estaba escuchando.
Ya había amanecido cuando se dejaron de escuchar los gritos. La casa estaba en absoluto silencio, un silencio anormal para la hora. El padre de Remus debía estar preparándose para ir a trabajar, y su madre tenía que haber ido a buscarlo para el desayuno.
Pero nada, no paso nada. Estaba seguro que entraría en cualquier momento. Pasó la primera parte de la mañana y Remus seguía en su cama, no se levantaría, no hasta que alguien se diera cuanta que él existía, él estaba ahí y no tenía nada que ver con los problemas de los adultos.
Pero pasaron más horas, cada vez que había un mínimo ruido se sobresaltaba, esa era su mamá que vendría sonriéndole, y cada vez se equivocaba. Estaba decidido a gritar cuando su padre entró en la pequeña habitación.
-Hey, pequeño ¿Qué haces acostado a estas horas?- al hombre se le veían ojeras y el rostro denotaba preocupación, sin embargo Remus no lo notó.
-¿Dónde está mamá?- la vocecita fue apenas un susurro.
-Hum, mamá está un poquito enferma- desvió la cara, inmediatamente retomó la sonrisa- Pero vamos que es tarde. Vamos, vamos.
-¿Está bien?- ni se preocupó por levantarse.
-Por supuesto que está bien Remus. Ahora levántate. –
Se paró llevándose a Remus con él, lo sentó en una silla que estaba enfrente de la cama, buscó la ropa que se pondría para el día. Fue curioso que escogiera el atuendo muggle que utilizaba cuando iban a la cuidad; consistía en unos pantalones de vestir de color verde con una camisa violeta, su madre decía que se veía hermoso pero los muggles lo miraban como un fenómeno.
Lo mas seguro era que fueran a la cuidad llena de gente rara que utilizaba unas cosas con ruedas, invadiendo todo espacio, para trasladarse en vez de aparecerse o utilizar es escobas. Sin embargo lo que mas le molestaba a Remus eran los constantes regaños de sus padres para que se callara, no podía hablar de nada, le decían que era por la seguridad del mundo mágico pero ¿qué seguridad? si todos los magos sabían que eran magos: era los más lógico del mundo.
-Ve al baño aséate y cuando vuelvas te pones la ropa – su padre iba saliendo del cuarto mientras hablaba – Estaré abajo para tu comida. Date prisa.
-Mamá me acompaña al baño- masculló por lo bajo, yendo a su destino.
Después de media hora y haberse puesto y sacado al menos cinco veces la ropa logro estar presentable. El pantalón verde le quedaba muy corto viéndosele los tobillos con las medias naranjas, el pensaba que los colores no combinaban pero díganselo a su madre, en contra parte la camisa violeta era muy grande para su pequeño cuerpo. Se veía desproporcionado.
Bajo las escaleras esperando ver a su mamá y ahí estaba, corrió hacia ella y le saltó encima.
-¿Estas mejor?- la mujer lo miró con una mezcla de miedo y desesperanza en la mirada.
-Por supues-to – la voz le tembló al final. Lo abrazó con todas sus fuerzas rezando porque nada le pasara al pequeño.
El desayuno fue lo más atípico del mundo, además de la hora, sus padres se miraban y luego a él, no hablaban e ignoraban sus preguntas olímpicamente. No paso desapercibido para Remus que la casa estaba más ordenada que nunca y tampoco lo hicieron las maletas al costado de una puerta.
-
Los Lupin no tenían mucho amigos y los que se les consideraba así no los ayudarían, no se pondrían en peligro.
Había sido un estúp***, de eso estaba seguro y su esposa se lo había recordado toda la noche. No pensó simplemente actuó como el imb**** que era.
Ahora tenia que huir como ratas. Por el se hubieran quedado pero ¿Remus? Era un niño, un pequeño que no tenía idea del mundo ni de lo cruel que podían ser algunas personas.
¡Dios! Si hubiera mantenido su bocota cerrada, si el temperamento no lo hubiera sobrepasado, si hubiera pensado, si se hubiera ido a tiempo, si no lo hubiera enfrentado… podía seguir con los “y si” por mucho tiempo pero no lo hizo, su cabeza debía mantenerse fría.
Miró a su alrededor, tenia delante de si la casa donde el y su esposa habían pensado criar a su hijo y verlo crecer. No era un lugar seguro, no tan alejado como estaba, irían a la cuidad, tal vez después a Gringotts para cambiar el poco oro que tenia por dinero muggle, comprar una casa que estuviera rodeada de otras casa, aunque sabia que eso no los salvaría, el había escrito el futuro de su familia. Sabía que había sido imprudente, cierto era que actuó con justicia pero, ¿La justicia salvaría a su hijo? Por supuesto que no.
-¿Ya está todo listo?- la voz de su esposa lo distrajo, se veía igual de desesperanzada que él. Los dos sabían que todo era una perdida de tiempo, los encantarían, pero iban a hacer todo lo posible por Remus, morir era lo único que detendría a esos padres.
-Podríamos aparecernos- sabía que era caso perdido pero no perdía nada volviéndoselo a repetir.
-Remus es demasiado pequeño para aparecerse, podría sufrir una despartición- el tono totalmente desesperado.
-No creo que esto sea provechoso, huyendo a una cuidad muggle corremos mas peligro. Quiero que lo entiendas.
-¡El que tiene que entender algo eres tú! Estamos apartados de todo, ningún mago se irtempondrá entre nosotros y Greyback y su manada de bestias. No estamos a salvo aquí, en la cuidad podremos poner hechizos y…- su marido no la dejo terminar.
-¿Por qué no poner esos mismos hechizos aquí?
El tono de voz subió, era lo mismo que habían discutido la noche anterior ¿Dónde estaban más seguros? El hombre insistía en quedarse en su lugar seguro, no arriesgar a Remus a un viaje a una cuidad muggle pero su esposa estaba convencida de que los acorralarían y rodearían la casa hasta que se quedaran sin suministros ¿Cuál era la mejor opción? ¿Qué debían hacer? Ellos no lo sabían, pero la mujer había tomado la decisión de irse de allí con su hijo.
-
¡El autobús Noctámbulo! Una vez había escuchado de el en una conversación de sus padres y ahora lo tenia delante. La emoción de aventura recorrió el cuerpo del pequeño Remus.
Viajaban en el último piso, era de día por tanto había sillas y pequeñas mesas. El niño miraba para abajo pensando en saltar hacia la araña que colgaba de techo, aunque no era una idea del todo buena, notaba lo nerviosos que estaban sus padres; con una travesura se ganaría el mayor castigo que hubiera recibido.
Fue a una ventana ¿A dónde irían? No eran vacaciones de eso estaba seguro, cuando las tenían iban a Hogsmeade y su padre hablaba de Hogwarts el colegio al que iría. Le gustaba ir para observarlo a lo lejos, el gran castillo en el que estudiaría, eran esos momentos donde mas le gustaba usar su magia; hacia muy poco tiempo que la tenía y, aunque no podía controlar y solo hacía que nevara o lloviera sobre él, le encantaba.
-¡Remus! – lo llamaron sus dos padres a la vez.
Cuando iba hacia ellos se dio cuanta que solo su madre lo miraba a él y que los dos tenia agarradas sus varitas entre la ropa.
-Aquí nos bajamos.
-Pero..
-¡Pero nada!- saltó para atrás ante el grito de su madre. Lo asió por el brazo tan fuerte que sintió que la sangre no circulaba. Bajaron a trompiscones las empinadas escaleras, cuando llegaron abajo las lágrimas salían de los ojos del niño; le dolió el agarre de su madre, había tropezado en las escaleras lastimándose una rodilla y ¡No sabía que pasaba!
¿Por qué su padre como loco hacía que salieran del autobús sin siquiera tomar sus maletas? ¿Por qué? ¿No estaban yendo a la cuidad muggle?
Su madre lo obligo a correr en la oscuridad, debían estar en un campo porque sentía la hierba crecida arañar su piel. Corrieron, y siguieron corriendo, no volvieron a escuchar a su padre. Los sollozos de su madre quedaban apagados por la respiración agitada de los dos.
En un momento, por tropezón de la mujer cayeron lo dos al piso, sintió alguien atrás, pensando en su padre se soltó en descuido de la mano que lo retenía, y corrió.
-¡No! – nunca olvidaría el grito seco e histérico que soltó la mujer ¡Jamás!
No entendió la escena que tenía ante si, después de correr en dirección a su “padre” pensó que estaría a salvo. Pero Remus era solo un niño que entendía la magnitud del error que acababa de cometer, correr hacía su propio y fatal destino.
Frente a sus ojos había una animal gigante hombre lobo por alguna razón eso fue lo que le vino a la mente.
Lo que Remus no sabia era Fenrir Greyback no estaba transformado, no había luna llena; después de tanto tiempo siendo una bestia sin sentimientos ni razón, viviendo en la marginación, había adoptado la forma de un animal. Tampoco sabía porque ese “animal” estaba allí, no sabía porque huían, no sabía porque su padre tirado en el piso tenía esa cara de terror, no sabía porque su madre había dado ese horrible grito, no sabia nada pero ¿Qué iba a saber un niño, uno de seis años?
¡Nada!
-¡No le haga daño! ¡No! – escuchó los gritos desesperados de su madre.
Desvió la mirada de Greyback para observar una escena peor. La mujer que le había dado la vida estaba deshecha en llantos, tenía la cara roja y contorsionada. Un hombre la asía por los brazos (haciéndole daño seguramente) mientras en su boca se veían unos dientes afilados, dispuestos a morder.
Remus no se movió de donde estaba, miraba de hito en hito primero a su madre luego a su padre; este estaba tirado boca arriba en el piso con un pie de Greyback en la garganta impidiéndole respirar.
-Mañana hay luna llena- la voz de Geryback se elevó por todo el vasto campo a su alrededor
–Llévenselo de vuelta a donde viven.
Un hombre que Remus no había visto, lo levantó hasta su hombro con fuerza. A pesar que pataleo y le pegó con sus puñitos en la espalda, la mole no hizo ni un gesto.
Sus ojos se conectaron por ultima vez con sus padres; primero la madre mientras ese hombre que la tenía le hincaba los dientes en su garganta, vio como toda luz de sus ojos se extinguía. Lo último que vio de la mujer fue como se movieron sus labios, no supo que decía, pero no lo olvidaría.
En algún momento sus ojos fueron a parar al hombre tirado en el suelo –Papá- el débil murmullo se apagó con la misma velocidad con la que se alejaba. Ya se volvía un bulto negro en la espesura, cuando ese monstruo lo lanzó, a su papá, por los aires contra un árbol.
Gritó lo mas fuerte que su garganta le permitió, lloró como nunca lo había hecho hasta quedarse dormido.
.
.
Despertó por ruidos, abrió los ojos y lo único que vio fue oscuridad. Su cabeza de niño pensaba que era una pesadilla, que esa oscuridad se debía a que la vela, siempre encendida, del pasillo se había pagado por un descuido. Cerró los ojos con fuerza esperando volverse a dormir y despertar cuando fuera de día.
-
Remus lo consiguió volvió a dormir. Mientras sus ojos estaban cerrados tal vez soñando con un vaso de jugo de calabaza, afuera, se alzaba la luna llena y con ella la transformación de Greyback.
El hombre lobo estaba ansioso por morder a la criatura encerrada en el sótano de la casa. Convertirlo, dejarlo solo, que odiara a los magos. Luego, si sobrevivía, se les uniría. Nada mejor que un alma resentida desde la infancia contra un solo objetivo.
-
El ruido que hizo la madera desprendiéndose de las bisagras, y después chocando contra el piso, despertó al pequeño dormido en el piso.
Cuando sus ojos se acostumbraron a la luz el corazón le dio un vuelco. El miedo lo dejo total y completamente paralizado, no corrió ni intento escapar. Miro al hombre lobo frente si, era monstruoso: media unos 3 metros, estaba cubierto de pelo, la cara desformada de un humano con rasgos de lobo fue lo que mas asusto a Remus.
Greyback se acercó lentamente invadiéndolo con un hedor nauseabundo, las garras le tomaron el cuello, ladeándolo. Mientras mas se acercaba mas ganas de vomitar, en parte por el olor y en otra por el miedo, tenía.
No pudo hacer nada, menos siendo tan pequeño.
Los colmillos de Greyback rompieron la delicada piel adentrándose, saboreando la sangre. Remus gritó de dolor, se le nublaron los ojos, quiso desmayarse pero no paso. Sintió cada mordida profunda y dolorosa que le dio Greyback, escuchó cada risa de satisfacción…
En un momento se perdió en sus pensamientos, logro lo que quiso desde un principio, dormir. Aunque seguía vivo su cuerpecito no resistió tanto dolor inflingido por la bestia.
Este es un fic de dos caps... que les guste
-¿Como pudiste hacerlo?- los gritos se escuchaban en la habitación de Remus Lupin, sus padres no sé gritaban a menudo, pero esta vez algo andaba muy mal.
Remus contaba con solo 6 años, y era lo suficientemente curioso como para arriesgarse a ir a ver que pasaba, pero se lo pensó varias veces. Intentó ponerse la almohada en la cabeza para no escuchar, sin embargo, los gritos de su madre se filtraban por la esponjosa tela.
No le preocupaba que algún vecino se alarmara por el escándalo, vivían en una zona alejada; la persona más cerca por allí estaban a unos 5 km de distancia.
La casa en la que vivían era vieja y a través de las paredes se escuchaba hasta la respiración de cualquiera en otra habitación, por eso se preguntó como su madre había perdido tantos los estribos. También se dio cuenta que la voz de su padre ni siquiera se escuchaba, ni un “si” o “déjame explicarte”
No se pudo aguantar más, se levantó con todo el sigilo que pudo, aunque no lo escucharían con todo el ruido. Su habitación era pequeña así que no le costo mucho atravesarla en la oscuridad. Cuando abrió la puerta el sonido de los gritos se intensificó, el pasillo que estaba fuera de su puerta solo estaba iluminado por un vela.
-No le harán nada- se quedó de piedra cuando por fin escuchó la voz de su padre, acto seguido volvió a ser silenciada por otra horda de gritos.
A pesar de todo siguió caminando, llegó al pie de la escalera pero no pudo ver nada, lo más seguro era que estuvieran en la pequeña cocina justo debajo del cuarto de Remus.
No se arriesgaría a bajar, se dio vuelta y volvió a su cuarto, encendió la luz. La cama de una plaza estaba contra la única ventana del cuarto, en el piso había una alfombra con un juego de quiddicht (Remus la amaba) en las paredes había un empapelado bastante feo de unos gatos, pero al pequeño no le gustaba, los gatos no se movían; la casa había sido de muggles y ya estaba en la pared, le hubiera gustado que lo sacaran. Por toda la habitación habían juguetes iluminados por una leve luz, que ahora se filtraba por la pequeña ventana.
Remus se fue a su cama, al lado de esta había una mesita con una foto de sus padres, las dos personas de movían y le lanzaban besos al niño. Así quería recordarlos, sonrientes, no gritándose.
¿Qué había pasado? ¿Había hecho algo mal? Recordó todo lo ocurrido en el día, sus juguetes no estaban tirados por la casa, no había tomado la antigua escoba de su padre, había comido todo lo que le pusieron delante. En efecto, fue un niño modelo, pero tal vez discutían por lo hecho otros días, no, era imposible.
El sueño finalmente lo venció ya entrada la madrugada, no soñó con nada, ni con las ovejas voladoras que tanto le gustaban. Tal vez fue porque los gritos seguían e inconscientemente los estaba escuchando.
Ya había amanecido cuando se dejaron de escuchar los gritos. La casa estaba en absoluto silencio, un silencio anormal para la hora. El padre de Remus debía estar preparándose para ir a trabajar, y su madre tenía que haber ido a buscarlo para el desayuno.
Pero nada, no paso nada. Estaba seguro que entraría en cualquier momento. Pasó la primera parte de la mañana y Remus seguía en su cama, no se levantaría, no hasta que alguien se diera cuanta que él existía, él estaba ahí y no tenía nada que ver con los problemas de los adultos.
Pero pasaron más horas, cada vez que había un mínimo ruido se sobresaltaba, esa era su mamá que vendría sonriéndole, y cada vez se equivocaba. Estaba decidido a gritar cuando su padre entró en la pequeña habitación.
-Hey, pequeño ¿Qué haces acostado a estas horas?- al hombre se le veían ojeras y el rostro denotaba preocupación, sin embargo Remus no lo notó.
-¿Dónde está mamá?- la vocecita fue apenas un susurro.
-Hum, mamá está un poquito enferma- desvió la cara, inmediatamente retomó la sonrisa- Pero vamos que es tarde. Vamos, vamos.
-¿Está bien?- ni se preocupó por levantarse.
-Por supuesto que está bien Remus. Ahora levántate. –
Se paró llevándose a Remus con él, lo sentó en una silla que estaba enfrente de la cama, buscó la ropa que se pondría para el día. Fue curioso que escogiera el atuendo muggle que utilizaba cuando iban a la cuidad; consistía en unos pantalones de vestir de color verde con una camisa violeta, su madre decía que se veía hermoso pero los muggles lo miraban como un fenómeno.
Lo mas seguro era que fueran a la cuidad llena de gente rara que utilizaba unas cosas con ruedas, invadiendo todo espacio, para trasladarse en vez de aparecerse o utilizar es escobas. Sin embargo lo que mas le molestaba a Remus eran los constantes regaños de sus padres para que se callara, no podía hablar de nada, le decían que era por la seguridad del mundo mágico pero ¿qué seguridad? si todos los magos sabían que eran magos: era los más lógico del mundo.
-Ve al baño aséate y cuando vuelvas te pones la ropa – su padre iba saliendo del cuarto mientras hablaba – Estaré abajo para tu comida. Date prisa.
-Mamá me acompaña al baño- masculló por lo bajo, yendo a su destino.
Después de media hora y haberse puesto y sacado al menos cinco veces la ropa logro estar presentable. El pantalón verde le quedaba muy corto viéndosele los tobillos con las medias naranjas, el pensaba que los colores no combinaban pero díganselo a su madre, en contra parte la camisa violeta era muy grande para su pequeño cuerpo. Se veía desproporcionado.
Bajo las escaleras esperando ver a su mamá y ahí estaba, corrió hacia ella y le saltó encima.
-¿Estas mejor?- la mujer lo miró con una mezcla de miedo y desesperanza en la mirada.
-Por supues-to – la voz le tembló al final. Lo abrazó con todas sus fuerzas rezando porque nada le pasara al pequeño.
El desayuno fue lo más atípico del mundo, además de la hora, sus padres se miraban y luego a él, no hablaban e ignoraban sus preguntas olímpicamente. No paso desapercibido para Remus que la casa estaba más ordenada que nunca y tampoco lo hicieron las maletas al costado de una puerta.
-
Los Lupin no tenían mucho amigos y los que se les consideraba así no los ayudarían, no se pondrían en peligro.
Había sido un estúp***, de eso estaba seguro y su esposa se lo había recordado toda la noche. No pensó simplemente actuó como el imb**** que era.
Ahora tenia que huir como ratas. Por el se hubieran quedado pero ¿Remus? Era un niño, un pequeño que no tenía idea del mundo ni de lo cruel que podían ser algunas personas.
¡Dios! Si hubiera mantenido su bocota cerrada, si el temperamento no lo hubiera sobrepasado, si hubiera pensado, si se hubiera ido a tiempo, si no lo hubiera enfrentado… podía seguir con los “y si” por mucho tiempo pero no lo hizo, su cabeza debía mantenerse fría.
Miró a su alrededor, tenia delante de si la casa donde el y su esposa habían pensado criar a su hijo y verlo crecer. No era un lugar seguro, no tan alejado como estaba, irían a la cuidad, tal vez después a Gringotts para cambiar el poco oro que tenia por dinero muggle, comprar una casa que estuviera rodeada de otras casa, aunque sabia que eso no los salvaría, el había escrito el futuro de su familia. Sabía que había sido imprudente, cierto era que actuó con justicia pero, ¿La justicia salvaría a su hijo? Por supuesto que no.
-¿Ya está todo listo?- la voz de su esposa lo distrajo, se veía igual de desesperanzada que él. Los dos sabían que todo era una perdida de tiempo, los encantarían, pero iban a hacer todo lo posible por Remus, morir era lo único que detendría a esos padres.
-Podríamos aparecernos- sabía que era caso perdido pero no perdía nada volviéndoselo a repetir.
-Remus es demasiado pequeño para aparecerse, podría sufrir una despartición- el tono totalmente desesperado.
-No creo que esto sea provechoso, huyendo a una cuidad muggle corremos mas peligro. Quiero que lo entiendas.
-¡El que tiene que entender algo eres tú! Estamos apartados de todo, ningún mago se irtempondrá entre nosotros y Greyback y su manada de bestias. No estamos a salvo aquí, en la cuidad podremos poner hechizos y…- su marido no la dejo terminar.
-¿Por qué no poner esos mismos hechizos aquí?
El tono de voz subió, era lo mismo que habían discutido la noche anterior ¿Dónde estaban más seguros? El hombre insistía en quedarse en su lugar seguro, no arriesgar a Remus a un viaje a una cuidad muggle pero su esposa estaba convencida de que los acorralarían y rodearían la casa hasta que se quedaran sin suministros ¿Cuál era la mejor opción? ¿Qué debían hacer? Ellos no lo sabían, pero la mujer había tomado la decisión de irse de allí con su hijo.
-
¡El autobús Noctámbulo! Una vez había escuchado de el en una conversación de sus padres y ahora lo tenia delante. La emoción de aventura recorrió el cuerpo del pequeño Remus.
Viajaban en el último piso, era de día por tanto había sillas y pequeñas mesas. El niño miraba para abajo pensando en saltar hacia la araña que colgaba de techo, aunque no era una idea del todo buena, notaba lo nerviosos que estaban sus padres; con una travesura se ganaría el mayor castigo que hubiera recibido.
Fue a una ventana ¿A dónde irían? No eran vacaciones de eso estaba seguro, cuando las tenían iban a Hogsmeade y su padre hablaba de Hogwarts el colegio al que iría. Le gustaba ir para observarlo a lo lejos, el gran castillo en el que estudiaría, eran esos momentos donde mas le gustaba usar su magia; hacia muy poco tiempo que la tenía y, aunque no podía controlar y solo hacía que nevara o lloviera sobre él, le encantaba.
-¡Remus! – lo llamaron sus dos padres a la vez.
Cuando iba hacia ellos se dio cuanta que solo su madre lo miraba a él y que los dos tenia agarradas sus varitas entre la ropa.
-Aquí nos bajamos.
-Pero..
-¡Pero nada!- saltó para atrás ante el grito de su madre. Lo asió por el brazo tan fuerte que sintió que la sangre no circulaba. Bajaron a trompiscones las empinadas escaleras, cuando llegaron abajo las lágrimas salían de los ojos del niño; le dolió el agarre de su madre, había tropezado en las escaleras lastimándose una rodilla y ¡No sabía que pasaba!
¿Por qué su padre como loco hacía que salieran del autobús sin siquiera tomar sus maletas? ¿Por qué? ¿No estaban yendo a la cuidad muggle?
Su madre lo obligo a correr en la oscuridad, debían estar en un campo porque sentía la hierba crecida arañar su piel. Corrieron, y siguieron corriendo, no volvieron a escuchar a su padre. Los sollozos de su madre quedaban apagados por la respiración agitada de los dos.
En un momento, por tropezón de la mujer cayeron lo dos al piso, sintió alguien atrás, pensando en su padre se soltó en descuido de la mano que lo retenía, y corrió.
-¡No! – nunca olvidaría el grito seco e histérico que soltó la mujer ¡Jamás!
No entendió la escena que tenía ante si, después de correr en dirección a su “padre” pensó que estaría a salvo. Pero Remus era solo un niño que entendía la magnitud del error que acababa de cometer, correr hacía su propio y fatal destino.
Frente a sus ojos había una animal gigante hombre lobo por alguna razón eso fue lo que le vino a la mente.
Lo que Remus no sabia era Fenrir Greyback no estaba transformado, no había luna llena; después de tanto tiempo siendo una bestia sin sentimientos ni razón, viviendo en la marginación, había adoptado la forma de un animal. Tampoco sabía porque ese “animal” estaba allí, no sabía porque huían, no sabía porque su padre tirado en el piso tenía esa cara de terror, no sabía porque su madre había dado ese horrible grito, no sabia nada pero ¿Qué iba a saber un niño, uno de seis años?
¡Nada!
-¡No le haga daño! ¡No! – escuchó los gritos desesperados de su madre.
Desvió la mirada de Greyback para observar una escena peor. La mujer que le había dado la vida estaba deshecha en llantos, tenía la cara roja y contorsionada. Un hombre la asía por los brazos (haciéndole daño seguramente) mientras en su boca se veían unos dientes afilados, dispuestos a morder.
Remus no se movió de donde estaba, miraba de hito en hito primero a su madre luego a su padre; este estaba tirado boca arriba en el piso con un pie de Greyback en la garganta impidiéndole respirar.
-Mañana hay luna llena- la voz de Geryback se elevó por todo el vasto campo a su alrededor
–Llévenselo de vuelta a donde viven.
Un hombre que Remus no había visto, lo levantó hasta su hombro con fuerza. A pesar que pataleo y le pegó con sus puñitos en la espalda, la mole no hizo ni un gesto.
Sus ojos se conectaron por ultima vez con sus padres; primero la madre mientras ese hombre que la tenía le hincaba los dientes en su garganta, vio como toda luz de sus ojos se extinguía. Lo último que vio de la mujer fue como se movieron sus labios, no supo que decía, pero no lo olvidaría.
En algún momento sus ojos fueron a parar al hombre tirado en el suelo –Papá- el débil murmullo se apagó con la misma velocidad con la que se alejaba. Ya se volvía un bulto negro en la espesura, cuando ese monstruo lo lanzó, a su papá, por los aires contra un árbol.
Gritó lo mas fuerte que su garganta le permitió, lloró como nunca lo había hecho hasta quedarse dormido.
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Despertó por ruidos, abrió los ojos y lo único que vio fue oscuridad. Su cabeza de niño pensaba que era una pesadilla, que esa oscuridad se debía a que la vela, siempre encendida, del pasillo se había pagado por un descuido. Cerró los ojos con fuerza esperando volverse a dormir y despertar cuando fuera de día.
-
Remus lo consiguió volvió a dormir. Mientras sus ojos estaban cerrados tal vez soñando con un vaso de jugo de calabaza, afuera, se alzaba la luna llena y con ella la transformación de Greyback.
El hombre lobo estaba ansioso por morder a la criatura encerrada en el sótano de la casa. Convertirlo, dejarlo solo, que odiara a los magos. Luego, si sobrevivía, se les uniría. Nada mejor que un alma resentida desde la infancia contra un solo objetivo.
-
El ruido que hizo la madera desprendiéndose de las bisagras, y después chocando contra el piso, despertó al pequeño dormido en el piso.
Cuando sus ojos se acostumbraron a la luz el corazón le dio un vuelco. El miedo lo dejo total y completamente paralizado, no corrió ni intento escapar. Miro al hombre lobo frente si, era monstruoso: media unos 3 metros, estaba cubierto de pelo, la cara desformada de un humano con rasgos de lobo fue lo que mas asusto a Remus.
Greyback se acercó lentamente invadiéndolo con un hedor nauseabundo, las garras le tomaron el cuello, ladeándolo. Mientras mas se acercaba mas ganas de vomitar, en parte por el olor y en otra por el miedo, tenía.
No pudo hacer nada, menos siendo tan pequeño.
Los colmillos de Greyback rompieron la delicada piel adentrándose, saboreando la sangre. Remus gritó de dolor, se le nublaron los ojos, quiso desmayarse pero no paso. Sintió cada mordida profunda y dolorosa que le dio Greyback, escuchó cada risa de satisfacción…
En un momento se perdió en sus pensamientos, logro lo que quiso desde un principio, dormir. Aunque seguía vivo su cuerpecito no resistió tanto dolor inflingido por la bestia.
Última edición por PlataGLow58 el Mar 20 Dic 2011 - 19:10, editado 1 vez
PlataGLow58- Bludger Humana
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Re: [FF Harry Potter] Hombre lobo [Angst]
BORRA MI CUENTA POR FAVOR
Última edición por EscarlataAcónito7 el Sáb 9 Feb 2013 - 17:27, editado 1 vez
Invitado- Invitado
Re: [FF Harry Potter] Hombre lobo [Angst]
Ohhhhhh, Gaby! Qué inocente Lupin de niño >__< pobrecitooo! Maldito Greyback T.T es un hombre lobo que odio (?)
Te ha quedado muy bien >_< aunque he visto varios errores de tipeo por ahí... no te diré todos porque es largo y tengo flojeritis *w*U pero uno de ellos ha sido aquí:
"-No lo harán nada- se quedo de piedra cuando por fin escuchó la voz de su padre, acto seguido volvió a ser silenciada por otra horda de gritos."
Que supongo que es un LE jajaja
"-Mamá me acompaña a baño- masculló por lo bajo, yendo a su destino."
Y ahí supongo que es AL, porque Remus no es un bebé que no sabe hablar (?)
También te faltó una que otra tilde ^^
Te ha quedado muy bien >_< aunque he visto varios errores de tipeo por ahí... no te diré todos porque es largo y tengo flojeritis *w*U pero uno de ellos ha sido aquí:
"-No lo harán nada- se quedo de piedra cuando por fin escuchó la voz de su padre, acto seguido volvió a ser silenciada por otra horda de gritos."
Que supongo que es un LE jajaja
"-Mamá me acompaña a baño- masculló por lo bajo, yendo a su destino."
Y ahí supongo que es AL, porque Remus no es un bebé que no sabe hablar (?)
También te faltó una que otra tilde ^^
QuillHeart149- Administrador
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Re: [FF Harry Potter] Hombre lobo [Angst]
Pobrecito!!! donde hay una carita que llora desconsoladamente cuando se la necesita *busca por todos lados* [conciencia de Harry: que masculino te quedo ¬¬]
Lupin era un niño tan tierno e inocente, papa malo! y todavia peor Greyback!!
No se merecia sufrir asi *snif* no te preocupes Remus ya te vamos a crear un fianl feliz!!
Por cierto, me encantó el fic, se palpa la desesperación y la adrenalina de la familia y la ignoracia infantil del pequeño Remus.... *sigue buscando el emoticon que llora desconsoladamente*
Lupin era un niño tan tierno e inocente, papa malo! y todavia peor Greyback!!
No se merecia sufrir asi *snif* no te preocupes Remus ya te vamos a crear un fianl feliz!!
Por cierto, me encantó el fic, se palpa la desesperación y la adrenalina de la familia y la ignoracia infantil del pequeño Remus.... *sigue buscando el emoticon que llora desconsoladamente*
Harry Potter- Alumno de Hogwarts
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Re: [FF Harry Potter] Hombre lobo [Angst]
Que bueno que les gustó! Yo que pensaba que era demasiado flojo D: Flor, con lo de la pregunta, esa parte va en el segundo cap... y aun no se bien jajajajaja
Quillsita, ya estuve viendo esos errores, los arreglé; pero se me pudo escapar otros
Harry! ya verás que le buscamos un final feliz, aunque el fic no llega hasta ese final feliz
Gracias por leer
Quillsita, ya estuve viendo esos errores, los arreglé; pero se me pudo escapar otros
Harry! ya verás que le buscamos un final feliz, aunque el fic no llega hasta ese final feliz
Gracias por leer
PlataGLow58- Bludger Humana
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Re: [FF Harry Potter] Hombre lobo [Angst]
Pobrecito mi niñooo cómo lo haces sufrir!! Ayy es que tengo debilidad por él Me da muchísima lástima la parte en que lo capturan, y luego cuando lo muerden... Es que lo haces tan inocente... Me dan ganas de abrazarlo Espero que no tarde mucho la continuación, quiero ver qué pasa!
Re: [FF Harry Potter] Hombre lobo [Angst]
Chicas! Digo desde ahora que lo que voy a poner es un pedazo de toda la segunda parte. Pongo esto que lo tengo terminado, en parte para obligarme a terminarlo ya y para que no pase tanto tiempo. Entonces en vez de 2 caps seran 3 (espero) Si ven algun error diganme, lo revise bastante pero se me pudo saltar algo.
Después
-Cariño- la voz de la enfermera llamó a Remus por décimo cuarta vez en el día.
La mujer no se resignaba a esperar. El niño estaba muy mal herido, tenía el cuello desgarrado pero por suerte, las venas más importantes estaban a salvo. Debían dar gracias que lo encontraran a tiempo, sino, hubiera muerte en el sótano de la vieja casa.
No había corrido la suerte de sus padres al menos, los encontraron cinco días después que a Remus y los cuerpos ya estaban en estado de descomposición. Los enterraron juntos en un cementerio muggle, eso había indignado más a la mujer.
Quisiera saber quien sabía, y por qué, dónde estaba Remus. Lo único que tuvieron fue, un día hacía dos meses, una carta que tenía el nombre del niño, el estado de él y donde estaba. Nada más.
Por supuesto enseguida habían llamado al ministerio, la enfermera hubiera preferido no hacerlo. En cuanto descubrieron que había sido mordido por un lobo en luna llena, pusieron el grito en el cielo. Hasta quisieron aislarlo, por suerte el Prof. Dumbledore llegó en ese momento y puso orden a la situación.
Nadie sabía como el profesor se había enterado, pero muchos daban las gracias. Ahora el niño solo debía recuperarse y “sobrevivir” hasta los once; edad en la cual iría a Hogwarts.
Sería una situación inusual la de Remus, por los próximos cinco años tendría que estar en un orfanato que aceptara su condición y luego ir al colegio, donde habría medidas para su seguridad y comodidad.
Para el ministerio el niño debía estar alejado, excluido. Cuantos niños no sufrían lo mismo y luego se convertían en seres con demasiado odio dentro. Eso se quería evitar, pero para el ministro era una provocación. A pesar de todo no dio más problemas y dejo la responsabilidad en las manos del profesor.
Lo que había que preocuparse ahora era porque Remus despertara. Las heridas fueron graves al principio pero luego de dos meses habían mejorado mucho. Su antes destrozado cuello, ya adquiría su aspecto normal. Pero Remus no despertaba, uno de los sanadores dijo que era por el shock, que cuando estuviera listo abriría los pequeños ojos.
Mientras, ya habían conseguido un orfanato; uno de los pocos no muggles. Les dijeron que no se sabía si Remus era un hombre lobo, una mentira, porque si lo sabían. Aún no se había transformando porque en las noches de luna llena estuvo inconsciente y a resguardo, pero de que lo era, lo era.
.
.
.
La enfermera sonrió encantada mirando a Remus comer las grajeas de todos los sabores que el Prof. Dumbledore le había mandado.
Nunca se sintió tan bien porque un paciente se recuperara, Remus se había ganado el corazón de todos. Era un niño tímido, reservado y callado, sobre todo callado. Desde que despertó hacía unas semanas, no emitió sonido, decía si o no con un movimiento de cabeza.
Lo siguió observando por un rato más. Pronto se iría a ese orfanato, donde estaba segura no duraría después de la luna llena.
Efectivamente ya estaba demostrado; Remus Lupin era un hombre lobo. Recordó esa noche cuando se convirtió por primera vez.
"-Hoy es luna llena- dijo al pasar una de las sanadoras al grupo de a cargo de Remus Lupin.
-Si, una noche dura.
-¿Creen que pase?
-Estoy seguro, pobre chico.
-¿Ya está es su cama?
-Lo dejé ahí hace una hora ¿Lo llevamos a otro lugar?
-Iré a verlo- la misma mujer que empezó el debate lo terminó.
Cuando salió la luna no tardaron mucho tiempo en escuchar los gritos de dolor. Ninguna de las personas de ahí había visto transformarse a un hombre lobo, pero sabían que era doloroso. Además Remus era tan pequeño.
Más ruidos y gritos se escucharon. Algo estrellándose, y gente corriendo. Como era sabido Remus se convirtió y segado por el dolor y todo el cambio salió corriendo por los pasillos.
Varios hombres corrieron atrás de él, impidiendo que se hiciera daño tanto a si mismo como a los demás. Cuando lo acorralaron en una habitación sin ventanas y totalmente vacía; todos suspiraron.
La enfermera más encariñada con él fue la única que se quedó después de haber cerrado la puerta con magia. Tenía un pequeño cuadrado de cristal, donde se veía hacia dentro.
Un grito ahogado salió de sus labios al acercarse. Remus había perdido todas sus facciones de niño, la piel antes sedosa y blanca estaba cubierta de pelaje castaño y abundante, su espalda tenía una joroba en la parte superior, las extremidades eran garras filosas. Esas mismas garras provocaron la sangre que había en el piso. En su desesperación Remus se arañaba descontroladamente el rostro.
La mujer sacó su varita y entró a la sala. Remus levantó la cabeza; no era ese niño callado, el rostro era el de un lobo. La criatura le llagaba por la cintura, pero no perdió tiempo en aturdirlo cuando lo vio correr hacia ella."
No quiso seguir pensando en esa noche.
Pronto se iría a ese orfanato ¿Lo cuidarían cuando se convirtiera? Y ¿Si no lo hacían? ¿Volvería al Hospital? ¿Lo dejarían a su suerte?
El futuro de Remus era tan incierto como sus transformaciones.
Después
-Cariño- la voz de la enfermera llamó a Remus por décimo cuarta vez en el día.
La mujer no se resignaba a esperar. El niño estaba muy mal herido, tenía el cuello desgarrado pero por suerte, las venas más importantes estaban a salvo. Debían dar gracias que lo encontraran a tiempo, sino, hubiera muerte en el sótano de la vieja casa.
No había corrido la suerte de sus padres al menos, los encontraron cinco días después que a Remus y los cuerpos ya estaban en estado de descomposición. Los enterraron juntos en un cementerio muggle, eso había indignado más a la mujer.
Quisiera saber quien sabía, y por qué, dónde estaba Remus. Lo único que tuvieron fue, un día hacía dos meses, una carta que tenía el nombre del niño, el estado de él y donde estaba. Nada más.
Por supuesto enseguida habían llamado al ministerio, la enfermera hubiera preferido no hacerlo. En cuanto descubrieron que había sido mordido por un lobo en luna llena, pusieron el grito en el cielo. Hasta quisieron aislarlo, por suerte el Prof. Dumbledore llegó en ese momento y puso orden a la situación.
Nadie sabía como el profesor se había enterado, pero muchos daban las gracias. Ahora el niño solo debía recuperarse y “sobrevivir” hasta los once; edad en la cual iría a Hogwarts.
Sería una situación inusual la de Remus, por los próximos cinco años tendría que estar en un orfanato que aceptara su condición y luego ir al colegio, donde habría medidas para su seguridad y comodidad.
Para el ministerio el niño debía estar alejado, excluido. Cuantos niños no sufrían lo mismo y luego se convertían en seres con demasiado odio dentro. Eso se quería evitar, pero para el ministro era una provocación. A pesar de todo no dio más problemas y dejo la responsabilidad en las manos del profesor.
Lo que había que preocuparse ahora era porque Remus despertara. Las heridas fueron graves al principio pero luego de dos meses habían mejorado mucho. Su antes destrozado cuello, ya adquiría su aspecto normal. Pero Remus no despertaba, uno de los sanadores dijo que era por el shock, que cuando estuviera listo abriría los pequeños ojos.
Mientras, ya habían conseguido un orfanato; uno de los pocos no muggles. Les dijeron que no se sabía si Remus era un hombre lobo, una mentira, porque si lo sabían. Aún no se había transformando porque en las noches de luna llena estuvo inconsciente y a resguardo, pero de que lo era, lo era.
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La enfermera sonrió encantada mirando a Remus comer las grajeas de todos los sabores que el Prof. Dumbledore le había mandado.
Nunca se sintió tan bien porque un paciente se recuperara, Remus se había ganado el corazón de todos. Era un niño tímido, reservado y callado, sobre todo callado. Desde que despertó hacía unas semanas, no emitió sonido, decía si o no con un movimiento de cabeza.
Lo siguió observando por un rato más. Pronto se iría a ese orfanato, donde estaba segura no duraría después de la luna llena.
Efectivamente ya estaba demostrado; Remus Lupin era un hombre lobo. Recordó esa noche cuando se convirtió por primera vez.
"-Hoy es luna llena- dijo al pasar una de las sanadoras al grupo de a cargo de Remus Lupin.
-Si, una noche dura.
-¿Creen que pase?
-Estoy seguro, pobre chico.
-¿Ya está es su cama?
-Lo dejé ahí hace una hora ¿Lo llevamos a otro lugar?
-Iré a verlo- la misma mujer que empezó el debate lo terminó.
Cuando salió la luna no tardaron mucho tiempo en escuchar los gritos de dolor. Ninguna de las personas de ahí había visto transformarse a un hombre lobo, pero sabían que era doloroso. Además Remus era tan pequeño.
Más ruidos y gritos se escucharon. Algo estrellándose, y gente corriendo. Como era sabido Remus se convirtió y segado por el dolor y todo el cambio salió corriendo por los pasillos.
Varios hombres corrieron atrás de él, impidiendo que se hiciera daño tanto a si mismo como a los demás. Cuando lo acorralaron en una habitación sin ventanas y totalmente vacía; todos suspiraron.
La enfermera más encariñada con él fue la única que se quedó después de haber cerrado la puerta con magia. Tenía un pequeño cuadrado de cristal, donde se veía hacia dentro.
Un grito ahogado salió de sus labios al acercarse. Remus había perdido todas sus facciones de niño, la piel antes sedosa y blanca estaba cubierta de pelaje castaño y abundante, su espalda tenía una joroba en la parte superior, las extremidades eran garras filosas. Esas mismas garras provocaron la sangre que había en el piso. En su desesperación Remus se arañaba descontroladamente el rostro.
La mujer sacó su varita y entró a la sala. Remus levantó la cabeza; no era ese niño callado, el rostro era el de un lobo. La criatura le llagaba por la cintura, pero no perdió tiempo en aturdirlo cuando lo vio correr hacia ella."
No quiso seguir pensando en esa noche.
Pronto se iría a ese orfanato ¿Lo cuidarían cuando se convirtiera? Y ¿Si no lo hacían? ¿Volvería al Hospital? ¿Lo dejarían a su suerte?
El futuro de Remus era tan incierto como sus transformaciones.
Última edición por PlataGLow58 el Sáb 14 Ene 2012 - 2:07, editado 1 vez
PlataGLow58- Bludger Humana
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Re: [FF Harry Potter] Hombre lobo [Angst]
Pobre, está traumadito >___< jajaja que cosita me da cuando los hombres lobo se lastiman a sí mismos u.u dan tanta lástima...
Te ha quedado muy bien, Gaby *w* no lo vayas a dejar a medias ¬¬ jajajaja
Te ha quedado muy bien, Gaby *w* no lo vayas a dejar a medias ¬¬ jajajaja
QuillHeart149- Administrador
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Re: [FF Harry Potter] Hombre lobo [Angst]
Quiero saber qué pasa! Pobrecito, tan pequeño... Quiero achucharlo un rato
Re: [FF Harry Potter] Hombre lobo [Angst]
Y... Lo terminé !Ufff¡ espero que les guste como acabó todo para Remus. Está última parte me costó horrores, veamos si al final salió lindo ^^
Los niños jugaban en el patio del orfanato, el sol iluminaba las caras de cada uno de ellos. Las risas se confundían con los grititos de los más pequeños.
Lamentablemente a Remus no lo dejaban salir con los demás. Aquel lugar era bueno si eras “normal”. Desde que él había llegado lo trataron con frialdad, lo mantenían alejado de los niños, y cada vez que venían a verlo eran hombres grandes; con muchos músculos. Entraban con las varitas en alto apuntándole.
Si eso fue al principio las cosas empeoraron después de la primera transformación. Remus no recordaba nada de eso, pero las autoridades del orfanato si que lo hacían.
Después de haber llamado al Hospital, al Prof. Dumbledore y al ministerio; debieron quedarse con el niño. El ministro, por supuesto, quiso aislarlo, por suerte Dumbledore intervino nuevamente.
El orfanato se quedó con Remus, pero había nuevas reglas. El niño no podía salir de la habitación, que solo contaba con una ventana (con barrotes) y una cama contra una pared, era blanca completamente. En algunas ocasiones lo sacaban para hacerle estudios, sobre todo después de sus transformaciones.
En definitiva estaban haciendo lo que el ministerio quería pero de manera más sutil.
.
.
.
Ya con diez años de edad Remus solo tenía una meta en la vidad, salir del orfanato. Los últimos cuatro años en aquella habitación hicieron su trabajo en la mente del niño.
Era demasiado callado, respondía solo con monosílabos; y solo lo hacía si Dumbledore o aquella enfermera del Hospital lo visitaban. No tenían ningún amigo, ningún juguete, no tenía nada.
Se quedó mirando por la ventana que daba al patio, las caras de los niños iban rotando, algunos eran adoptados, otros se iban al colegio, o cumplían edad para marcharse.
Volvía a llover y los pequeños pies corrían a refugiarse. Su único pasatiempo era ese; adivinar quien correría más, quien empujaría para llegar, quien terminaría llorando. Casi siempre los últimos eran los más grandes que no les importaba mojarse.
Como nadie se fijaba en él, se podía divertir observando desde arriba.
´Unos meses más y tendría su carta´
Como nadie quedaba en el patio se fue a la cama con cuidado. Tenía tres heridas en la cara, le atravesaban el ojo izquierdo. Aún sangraban. Tenía que llamar para que le cambiaran los vendajes, aunque siempre lo hacía el mismo esta vez se puso más violento en la transformación. Lo aturdieron y cayó por las escaleras, se rompió el brazo derecho en cinco pedazos. Se lo arreglaron con magia por supuesto, pero como no le importaba a nadie lo dejaron sin más atención y el brazo le dolía a horrores.
Con la cara hinchándosele y palpitándole, caminó como pudo hasta la puerta. Tocó débilmente y esperó. Entró un mago con la varita en alto.
-¿Qué quieres?
Remus se señaló la cara sangrante.
-Cuando te traigan la comida vendrá una enfermera- salió cerrando la puerta.
No protestó, era más de lo que podía esperar. No sabía si le tenían miedo o repulsión.
El profesor Dumbledore le había dicho que los hombres lobos eran normales, solo que tenían una noche especial. Su noche especial era mala, se lastimaba y luego le dolía todo, cuando se le pasaba ya era su noche especial otra vez.
Un ciclo sin fin.
`Unos meses más.`
Dumbledore también le dijo que en Hogwarts lo esperaba un lugar y una medicina que lo ayudarían. Que no se iba a lastimar más. Parecía que el tiempo no corría, todo era lento y tedioso.
La puerta se abrió y volvió a aparecer el mago de antes con la varita, en la otra mano llevaba un plato con una sopa. La enfermera con cara de susto llevaba un paquete. Con manos temblorosas lo dejó sobre la cama y se retiró. El mago dejó el plato sobre el alfeizar de la ventana, se acercó a la cama y abrió el paquete. Dentro había nuevos vendajes y una sustancia púrpura y viscosa.
Con movimiento de varita le sacaron los vendajes sucios, limpiaron las heridas, le pusieron la pomada (le ardía), y ya tenía los nuevos vendajes. No se movió ni un centímetro. Las dos personas salieron de la habitación.
-Ni que mordiera- susurró bajito, riéndose de su chiste.
Se tomó la sopa sin sabor rápido y se fue a la cama.
.
.
.
Una sonrisa enorme apareció en el rostro de Remus en julio de ese año. Un sobre amarillento con letras verdes reposaba en sus manos.
´Hogwarts Colegio de Magia y Hechicería leyó
Un miedo se apoderó de él segundos después, el colegio estaría lleno de niños como en el orfanato, niños normales, niños sin noches especiales.
Siete años de otra tortura, porque al menos en el orfanato estaba aislado, pero ¿en el colegio? Iba a estar entre todos esos chicos que lo evitarían a toda costa, que le tendrían miedo.
No quería ir, no quería nada, quería haber muerto junto con sus padres esa noche.
En un momento de valentía decidió ser fuerte, no tendría amigos ¿A quién le importaba tener una manada de brutos con quien salir? Por supuesto a nadie, menos a él.
.
El 1 de septiembre estaba son su baúl ya sentado en un compartimiento en el expreso de Hogwarts.
Era el único que estaba solo pero se irguió sin importarle.
Los grupos de niños pasaban a su lado haciendo el amago se sentarse o hablarle, luego veían su cara con las cicatrices y huían de ahí. Remus no se inmutaba, aunque por dentro quería bajarse y correr.
Siguió sentado ahí sin mirar a nadie.
El expreso partió hacia el colegio con todo el tren cuchichiando del niño raro con cicatrices en el rostro. Nadie sospechó lo que era, no imaginarían que era un hombre lobo. Ellos solo veían una marca (fea) mas oscura que la piel en la cara, lo otro lo escondía el pelo castaño largo sobre su cara.
Ya llegando al colegio tres chicos de primero se le acercaron, el que parecía el jefe se paró delante de él, lo miró de arriba abajo con una mueca.
-Creo que apariencia de chico misterioso sería buena para el grupo- murmuró para sí, miró a los otros dos a sus costados, uno de pelo castaño y largo asintió, el otro se quedó mirando la alfombra del vagón.
Levantó la mano hacia Remus.
-James Potter-
Los niños jugaban en el patio del orfanato, el sol iluminaba las caras de cada uno de ellos. Las risas se confundían con los grititos de los más pequeños.
Lamentablemente a Remus no lo dejaban salir con los demás. Aquel lugar era bueno si eras “normal”. Desde que él había llegado lo trataron con frialdad, lo mantenían alejado de los niños, y cada vez que venían a verlo eran hombres grandes; con muchos músculos. Entraban con las varitas en alto apuntándole.
Si eso fue al principio las cosas empeoraron después de la primera transformación. Remus no recordaba nada de eso, pero las autoridades del orfanato si que lo hacían.
Después de haber llamado al Hospital, al Prof. Dumbledore y al ministerio; debieron quedarse con el niño. El ministro, por supuesto, quiso aislarlo, por suerte Dumbledore intervino nuevamente.
El orfanato se quedó con Remus, pero había nuevas reglas. El niño no podía salir de la habitación, que solo contaba con una ventana (con barrotes) y una cama contra una pared, era blanca completamente. En algunas ocasiones lo sacaban para hacerle estudios, sobre todo después de sus transformaciones.
En definitiva estaban haciendo lo que el ministerio quería pero de manera más sutil.
.
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Ya con diez años de edad Remus solo tenía una meta en la vidad, salir del orfanato. Los últimos cuatro años en aquella habitación hicieron su trabajo en la mente del niño.
Era demasiado callado, respondía solo con monosílabos; y solo lo hacía si Dumbledore o aquella enfermera del Hospital lo visitaban. No tenían ningún amigo, ningún juguete, no tenía nada.
Se quedó mirando por la ventana que daba al patio, las caras de los niños iban rotando, algunos eran adoptados, otros se iban al colegio, o cumplían edad para marcharse.
Volvía a llover y los pequeños pies corrían a refugiarse. Su único pasatiempo era ese; adivinar quien correría más, quien empujaría para llegar, quien terminaría llorando. Casi siempre los últimos eran los más grandes que no les importaba mojarse.
Como nadie se fijaba en él, se podía divertir observando desde arriba.
´Unos meses más y tendría su carta´
Como nadie quedaba en el patio se fue a la cama con cuidado. Tenía tres heridas en la cara, le atravesaban el ojo izquierdo. Aún sangraban. Tenía que llamar para que le cambiaran los vendajes, aunque siempre lo hacía el mismo esta vez se puso más violento en la transformación. Lo aturdieron y cayó por las escaleras, se rompió el brazo derecho en cinco pedazos. Se lo arreglaron con magia por supuesto, pero como no le importaba a nadie lo dejaron sin más atención y el brazo le dolía a horrores.
Con la cara hinchándosele y palpitándole, caminó como pudo hasta la puerta. Tocó débilmente y esperó. Entró un mago con la varita en alto.
-¿Qué quieres?
Remus se señaló la cara sangrante.
-Cuando te traigan la comida vendrá una enfermera- salió cerrando la puerta.
No protestó, era más de lo que podía esperar. No sabía si le tenían miedo o repulsión.
El profesor Dumbledore le había dicho que los hombres lobos eran normales, solo que tenían una noche especial. Su noche especial era mala, se lastimaba y luego le dolía todo, cuando se le pasaba ya era su noche especial otra vez.
Un ciclo sin fin.
`Unos meses más.`
Dumbledore también le dijo que en Hogwarts lo esperaba un lugar y una medicina que lo ayudarían. Que no se iba a lastimar más. Parecía que el tiempo no corría, todo era lento y tedioso.
La puerta se abrió y volvió a aparecer el mago de antes con la varita, en la otra mano llevaba un plato con una sopa. La enfermera con cara de susto llevaba un paquete. Con manos temblorosas lo dejó sobre la cama y se retiró. El mago dejó el plato sobre el alfeizar de la ventana, se acercó a la cama y abrió el paquete. Dentro había nuevos vendajes y una sustancia púrpura y viscosa.
Con movimiento de varita le sacaron los vendajes sucios, limpiaron las heridas, le pusieron la pomada (le ardía), y ya tenía los nuevos vendajes. No se movió ni un centímetro. Las dos personas salieron de la habitación.
-Ni que mordiera- susurró bajito, riéndose de su chiste.
Se tomó la sopa sin sabor rápido y se fue a la cama.
.
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Una sonrisa enorme apareció en el rostro de Remus en julio de ese año. Un sobre amarillento con letras verdes reposaba en sus manos.
´Hogwarts Colegio de Magia y Hechicería leyó
Un miedo se apoderó de él segundos después, el colegio estaría lleno de niños como en el orfanato, niños normales, niños sin noches especiales.
Siete años de otra tortura, porque al menos en el orfanato estaba aislado, pero ¿en el colegio? Iba a estar entre todos esos chicos que lo evitarían a toda costa, que le tendrían miedo.
No quería ir, no quería nada, quería haber muerto junto con sus padres esa noche.
En un momento de valentía decidió ser fuerte, no tendría amigos ¿A quién le importaba tener una manada de brutos con quien salir? Por supuesto a nadie, menos a él.
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El 1 de septiembre estaba son su baúl ya sentado en un compartimiento en el expreso de Hogwarts.
Era el único que estaba solo pero se irguió sin importarle.
Los grupos de niños pasaban a su lado haciendo el amago se sentarse o hablarle, luego veían su cara con las cicatrices y huían de ahí. Remus no se inmutaba, aunque por dentro quería bajarse y correr.
Siguió sentado ahí sin mirar a nadie.
El expreso partió hacia el colegio con todo el tren cuchichiando del niño raro con cicatrices en el rostro. Nadie sospechó lo que era, no imaginarían que era un hombre lobo. Ellos solo veían una marca (fea) mas oscura que la piel en la cara, lo otro lo escondía el pelo castaño largo sobre su cara.
Ya llegando al colegio tres chicos de primero se le acercaron, el que parecía el jefe se paró delante de él, lo miró de arriba abajo con una mueca.
-Creo que apariencia de chico misterioso sería buena para el grupo- murmuró para sí, miró a los otros dos a sus costados, uno de pelo castaño y largo asintió, el otro se quedó mirando la alfombra del vagón.
Levantó la mano hacia Remus.
-James Potter-
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Re: [FF Harry Potter] Hombre lobo [Angst]
Pobreeee, quería apartarse de todos qué bien que James le habló Sirius y él siempre tomándoselo todo a la ligera jajajajaja
Podrías haber extendido un poco el final con descripciones, pensamientos o algo, pero te perdono por el esfuerzo Me gusta mucho que escribieras lo de Lupin (L)
Podrías haber extendido un poco el final con descripciones, pensamientos o algo, pero te perdono por el esfuerzo Me gusta mucho que escribieras lo de Lupin (L)
QuillHeart149- Administrador
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