[ORIG] Crónicas del Chileno Desgraciado

por **DraconisChispas54** Dom 26 Oct 2014 - 20:26

Me gustaría explicar varias cosas antes de que os decidáis a leer :3

1. Este es un escrito inspirado por una persona de este foro a la que quiero un montón. Rob, va dedicado a ti! Gracias por inspirarme con tus infinitas desgracias, te voy a nombrar mi musa porque no podía dejar de escribir :'D Ya fuera bromas, lo hice con todo el cariño del mundo y me alegra que te haya gustado

2. Aparecen aquí versiones de otras dos personas del foro... Si queréis saber quiénes, seguid leyendo Razz

3. ¡Gracias, Quill, por aportar ideas!

4. Es la primera vez que me atrevo con un relato humorístico. Sed buenos, gracias xDD

5. Hay vocabulario malsonante a lo largo del texto. Aviso para los sensibles (?)

UN DÍA CUALQUIERA

Jodance Sensura despertó con el timbre del despertador.

Su trabajo como limpiador de tanques del acuario le llevaba cada mañana a levantarse a las seis en punto. Siempre tomaba un descafeinado solo, ya que la cafeína le hacía estar como una moto durante todo el día, y además era alérgico a la leche. Acompañaba el café de una barrita de cereales integrales.

Tras el frugal desayuno, Jodance fue al baño: era incapaz de empezar el día sin su ducha matinal. Silbó alegremente mientras las cálidas gotas de agua le caían sobre la cara y los hombros, convencido de que aquel sería un gran día.

Media hora después, el chico vestía su uniforme de trabajo en tonos azules y se incrustaba los auriculares a los oídos para escuchar la radio. Salió de casa con paso apresurado, y aún tuvo que caminar un poco más para darse cuenta de que llovía a cántaros y su chaqueta comenzaba a humedecerse.

Maldiciendo por lo bajo, Jodance volvió sobre sus pasos. Agarró el primer paraguas que vio colgado en el mueble de la entrada para salir corriendo de nuevo al exterior, abriéndolo como podía sin detenerse para no perder el autobús. Había salido demasiado tarde y si no conseguía llegar, se retrasaría sin remedio en el trabajo.

—¡Ahhh! —gritó espantado al sentir un golpe en la espinilla en plena carrera.

Jodance salió despedido hacia delante, rodando por la calle hasta detenerse junto a una farola. Una anciana le sobrepasó caminando con el bastón.

—¡Solo hay sitio para uno! —la voz de la mujer temblaba por el esfuerzo.

Jodance miró al frente y vio llegar el autobús de la línea 57, lleno hasta decir basta. El conductor se detuvo en la parada, abrió sus puertas y esperó pacientemente a la anciana hasta que llegó, ocupando así el último hueco disponible en aquella lata de sardinas. Para colmo, una hermosa joven se levantó de su asiento para cedérselo a la mujer.

—Desgraciada… Podría haber sido yo… —masculló Jodance con rabia.

El 57 reanudó la marcha renqueando hasta perderse por una esquina. El muchacho se levantó dolorido y con la ropa completamente mojada, renegando del mundo hasta que se le ocurrió tomar la otra línea que conectaba con el metro. El recorrido era más largo pero, si esperaba al siguiente autobús, era seguro que no llegaría…

Por fortuna, todo fue según lo planeado: el autobús llegó apenas dos minutos después, Jodance consiguió un asiento al fondo y se permitió relajarse mientras una locutora de voz ronroneante le recitaba el parte meteorológico en los oídos.

—Cielos completamente nublados a estas horas de la mañana, con posibilidad de precipitaciones en algunas zonas de la ciudad…

Poco después, se había sumido en un apacible sueño.

***

Largo rato después abrió los ojos, sobresaltado por un movimiento brusco. A su alrededor, los demás pasajeros parecían tan confusos como él, se levantaban de su asiento para mirar hacia la parde delantera y murmuraban con el ceño fruncido.

—¡Avería! —anunció el conductor a voz en grito. Se oyeron quejidos y suspiros, pero ninguno fue tan profundo como el de Jodance—. Señores, tienen que desalojar el autobús. El siguiente llegará en quince minutos, podrán montar gratis…

Antes de que terminara de hablar, Jodance ya había salido del vehícu** para enfilar la avenida de un humor de perros. Tenía que llegar al metro; estaba cerca del lugar pero aún tendría que caminar un buen trecho bajo un paraguas que se daba la vuelta con la más mínima ráfaga de viento.

Al mirar el reloj, comprobó que apenas pasaban las siete de la mañana. ¡Sólo las siete, y todo iba ya sin frenos y cuesta abajo! ¿Cómo pensó que podría llegar a ser un buen día?

***

Por alguna cuestión incomprensible, sólo llegó quince minutos tarde al trabajo. La jornada había comenzado ya intensamente en el acuario: los limpiadores terminaban de fregar suelos, los técnicos iban de un tanque a otro evaluando el estado de los peces y algunos buzos ya flotaban en las aguas de los tanques para soltar la comida y limpiar el interior de los cristales.

Con un suspiro, Jodance se acercó hasta el cuadrante que informaba de las tareas de cada buzo para toda la semana; gimió al percatarse de que, de nuevo, le había tocado el tanque de los tiburones.

—Voy a morir…

—Están sobrealimentados, no hacen nada. —Bat, uno de sus compañeros, le dedicó una sonrisa condescendiente, tras la cual, el susodicho sintió ganas de tirarle como cebo al tanque.

La semana anterior, tras cerrar las puertas al público, habían jugado una gymkana en el acuario. Al acercarse la Navidad solían realizar actividades de este tipo para fomentar el compañerismo y las relaciones cordiales entre empleados; cabía decir que la competitividad anulaba siempre todo lo demás y casi acababan a tortazo limpio unos con otros.

El equipo de Jodance iba primero en el juego. Se enfrentaban a la última prueba; si la superaban, ganarían el lote de productos que se ofertaba y, a pesar de que casi todos eran latas en conserva, los grupos peleaban con uñas y dientes.

La prueba consistía en resolver un crimen realizando las preguntas pertinentes. El equipo de Jodance, y él especialmente, habían hecho un gran trabajo de investigación gracias al cual el caso quedaba con fácil solución. El chico ya abría la boca para dar la respuesta con aire triunfal, cuando el tipo al que apodaban Bat se adelantó.

—¡La mujer y su marido trabajaban en un circo! Él era lanzador de cuchillos y ella se colocaba en la diana… Con el cambio de altura gracias a los zapatos, se produjo de manera irremediable su muerte.

Jodance pasó en una milésima de segundo por todos los estados posibles desde la estupefacción hasta la más intensa furia.

—¡ESA ERA MI TEORÍA! —rugió fuera de sí—. ¡Hice todo el pu** trabajo investigativo, jod**! ¡Maldito muggle desgraciado! ¿Dónde está Voldemort cuando se le necesita? —Siguió gritando a viva voz mientras los demás trataban de separarle de Bat.

La jornada transcurrió tranquila, por suerte, más allá del percance protagonizado por Jodance al arrancarle un tiburón parte del equipo de buceo. El chico pataleó en el agua tanto como dieron sus piernas, tratando de salir de allí en medio de un ataque de nervios, y al llegar arriba fue rescatado por algunos de sus compañeros.

—Creo que hoy olvidé darles la comida a esos… —Bat señaló el tanque con una risita, pero no llegó a terminar la frase antes de que Jodance le empujara al agua sin contemplaciones.

Mientras se alejaba oyendo los chapoteos desesperados de su compañero, recordó que tenía que comprobar el número de la lotería de la noche anterior. Buscó el cupón en el bolsillo de su chaqueta; le alisaba los bordes alegremente pensando que no estaría mal tener un golpe de suerte para variar. Si le tocara la lotería, compraría el acuario y sería él quien estableciera los turnos de limpieza…
Se dirigió a las oficinas de administración, donde una docena de empleados trabajaba sin levantar la vista de las pantallas de los ordenadores. Reinaba tal silencio que Jodance se sintió algo intimidado y fuera de lugar, por lo que decidió acabar cuanto antes. Sentándose frente a unos de los ordenadores, tecleó la dirección de la web de juegos y apuestas, pero…

ERROR — NO TIENE PERMISO PARA ACCEDER A ESTA WEB

—¿Qué demonios…? —Jodance actualizó la página una y otra vez, obteniendo el mismo resultado.

—Es inútil, amigo. —El señor que tecleaba furiosamente a su lado hacía unos instantes se había detenido para mirar qué hacía—. Nos vetaron la mayoría de páginas web hace cosa de tres semanas. No podemos acceder a ninguna que no se relacione con el trabajo.

—¿Y dónde mier** miro yo ahora el número de la lotería?

Su interlocutor le dedicó una sonrisa compasiva mientras sacaba una nota del bolsillo del pantalón.

—Tenga, lo anoté cuando lo anunciaron por la radio. A mí me han tocado 600€, ¿sabe?

Jodance se guardó de decirle que le importaba bien poco. Se ajustó las gafas de cerca al mirar, llevándose la sorpresa de que no había números… Sino letras.

—¿Qué es esto? —replicó espantado—. Por una vez que juego a la lotería, ¿salen letras en lugar de números?

—Oh, sí… Una innovación para hacerlo más interesante.

Jodance salió de la sala dando un portazo. Las letras le traían malos recuerdos; no podía olvidar el concurso de ortografía del que le descalificaron siendo un niño por escribir su nombre con h intercalada.

***

El viaje de vuelta a casa era el mejor momento del día para Jodance. Con el trabajo terminado, domía como un bebé arrellanado en su asiento del metro hasta llegar a la parada. Era distinto en el autobús, donde había gente más dispuesta a alargar la mano en el momento más inesperado.

Sin poder dormir, Jodance comenzó a evocar lo sucedido aquella noche a las tres de la madrugada, cuando se había despertado por el jaleo que formaban sus vecinos.

—¡Estoy desvelada, no puedo dormir! —Cattie, la vecina sexy de al lado, gritaba por el patio para hablar con el borracho del tercero.

—¡Yo también! Llevo horas esperando para entrar en el baño. Se ha quedado encerrado mi compañero…

—¡Qué horror! Estos pisos son una trampa mortal. A mí se me inundó el mío hace un mes, con esas lluvias que cayeron… Suerte que mis amigos me ayudaron a arreglarlo todo, ya sabes… —la voz de Cattie adoptó un tono insinuante. Jodance trató de no imaginarla apretando los ojos y poniéndose la almohada en la cabeza.

La risa del borracho resonó en el patio.

—A ver si me mandas uno para otra vez… Yo estoy teniendo problemas con las cañerías —se carcajearon al unísono—. Ya salió el encerrado; iré a lavarme los dientes y a dormir. Buenas noches, Cattie.

Jodance ya no pudo aguantarse más.

—Buenas noches a su pu** madre —espetó en voz alta y clara asomándose a la ventana del patio—. ¡Son las tres de la mañana!

—A quien madruga, Dios le ayuda. Ya no llegarás tarde al trabajo —Cattie soltó una risita.

—Pu** sueño voy a tener… Ya sé que ustedes sólo van de fiesta y no trabajan, pero no es normal hablar a estas horas por el patio…

—¡Ajo y agua, Sensura! Es tu culpa por no cerrar la ventana.

Cattie y el borracho, que ya llevaba rato riéndose para entonces, echaron las persianas y Jodance se quedó solo asomado a la ventana del patio. Por si fuese poco todo aquello, encima le había costado una eternidad dormirse de nuevo.

Jodance soltó un suspiro exasperado al acordarse de aquellos dos. Si esa noche se repetía la gracia, les tiraría la puerta abajo.

Otra ducha le haría bien al llegar a casa, necesitaba sacudirse de encima la sensación de estar gafado que le había acompañado durante todo el día. Bajó del vehícu** justo cuando sentía una mano colándose en su chaqueta; cuando quiso darse la vuelta y soltarle un puñetazo al joven que le miraba triunfalmente desde dentro del autobús con su móvil en la mano, este comenzó a moverse.

—¡EH, ESPERE! —gritó echando a correr detrás, pero el conductor no le vio. Algunos pasajeros, que no hicieron ademán de pedirle al chófer que se detuviera, le miraban curiosos.

Lo dio por perdido cuando lo vio alejarse demasiado, con todos los semáforos abriéndose para él. Estaba siendo una semana nefasta: justo el día anterior se le había estropeado el ordenador. No tenía otra opción que encerrarse en casa cuanto antes, así evitaría que le sucediera nada más. Sin embargo, al abrir el portal, un estruendo procedente del tercer piso inundó la escalera.

El borracho estaba dando una fiesta.

Jodance no supo al principio si subir a quejarse o dejarlo ya por imposible. Meditaba frente a las puertas del ascensor, mirando la pantalla que indicaba en qué piso se encontraba el mismo y jugueteando con el llavero en las manos.

No había tomado aún una decisión cuando las puertas se abrieron y Cattie salió de él.

—¿Dormiste bien, Jodance? —Su tono de voz burlón le exasperó.

—No estoy para bromas…

Cattie se detuvo a examinarle un instante. Debía de verse realmente abatido, porque lo siguiente que hizo ella fue sonreírle con amabilidad.

—Estamos de fiesta en casa del borracho, ¿por qué no subes y te diviertes? Yo iba a comprar alcohol.

—¿En serio? ¿Una fiesta en lunes? Es decir... No puedo negar que lo necesito…

—No hay más que hablar. —Cattie le empujó al interior del ascensor y pulsó el botón del tercer piso por él—. Sólo di que vas de mi parte si pregunta, y ya está.

—Pero…

Jodance se quedó con la palabra en la boca cuando las puertas se cerraron de nuevo ante él. A pesar de sus reticencias, se dejó llevar sin detener el ascensor en su piso. ¿Qué era lo peor que podía pasar…?

Tocó el timbre del borracho cuando llegó al tercero. Se aclaró la voz y se atusó el pelo, tan despeinado como siempre, y en ello estaba cuando el chico abrió la puerta con las cejas arqueadas.

—¡Sensura! ¡Pasa, hombre! Tenemos cerveza, whisky, ron, vodka… Y Cattie acaba de bajar a por tequila. Sírvete lo que quieras —rió con camaradería dándole palmadas en la espalda, y Jodance no pudo hacer más que sonreír y cerrar la puerta tras él.

Fue una gran fiesta. Bebieron, bailaron, cantaron ya completamente borrachos, y hasta tuvo un par de acercamientos con Cattie, aunque la chica siempre acababa reculando y rechazándole. No fue hasta las tres de la mañana cuando Jodance se retiró a su casa, agotado y deseando acostarse: en otras tres horas tenía que levantarse para ir al trabajo.

Cayó rendido en un estado muy cercano al coma en cuanto tocó el colchón. Durmió con la boca abierta y roncando estruendosamente… Lo cual no pudo evitarle oír de nuevo los gritos en el patio.

—¡Cattie! ¿Llegaste bien?

—Sí… Ya me iba a la cama. Creo que voy borr… Borracha todavía —Cattie se hacía un lío con las palabras y acompañaba cada frase con una risa floja.

El borracho rompió en carcajadas.

—Tienes que aprender de un profesional —presumió—. Buenas noches…

—¡BUENAS NOCHES A SU PU** MADRE!

por **CatSky4055** Dom 26 Oct 2014 - 20:58

JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA ¡¡ME DESCOJONOOOOO!!
Sin duda el vecino borracho y la vecina sexy de al lado los mejores personajes...
Espero un nuevo capítulo de las desgracias del pobre Jodance Sensura, alias el "chileno desgraciado", que su vida tiene para que la inspiración no se te acabe!!

por **QuillHeart149** Dom 26 Oct 2014 - 21:26

JAJAJAJAJAJAJAJAJAJJAJAJAJAJAJAJA Yo con decirme Jodance Sensura ya me estaba riendo T__________T Qué arte por dios.... creo que no te puedo decir más de lo que te dije en el chat JAJAJAJAJJAJAAJJAJA me meo con tu musa JAJAJAJAJJAJAJA

Lo de la vieja.... JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA T_____T

por **CapaMist29667** Dom 26 Oct 2014 - 21:47

Pffff JAJAJAJJAJAJAJAJAJAJAJJAJAJAJAJJA
Me encanta el nombre JAJAJAJAJJAJAJAJAJJAJ
De verdad que está genial T_T hasta da un poco de pena el pobre hombre *yao*
Sigue así Yuhuu

por **Roblemurciélago172** Lun 27 Oct 2014 - 13:17

Que felicidad ver a todos descojonarse con mis desgracias ¬¬ *malditos* y gracias ana por plasmar de tan buena forma mis desgracias del dia a dia, que bueno que al menos vosotros se la pases bien con ellas ¬¬ *que les den pu*** infelices*

No, ya enserio (lo de que les den no es broma :roll ) me he descojonado riendo desde el minuto que me lo mostraste y todas la veces que lo he leido, un exelente trabajo mi ser corporeo Very Happy

la verdad a quedado increible y sin duda guardare esta historia de recuerdo (en especial por el potencial de venta que tiene, asi me demuestro luego que el personaje esta basado en mi y obtengo las regalias por ello:P ) a ver si te curras con otro jajajjaaj

por **TritónMedianoche10018** Lun 27 Oct 2014 - 13:24

Estoy con Cat, la vecina sexy y el vecino borracho molan mucho, espero que no te olvides de ellos en próximas entregas Razz

Ahora en serio, ha sido genial, me he descojonao lo mas grande mientras lo leía, todo lo que escribes vale oro Ana, mi gran sincera enhorabuena, ahora solo te toca no bajar el listón Smile

por **Roblemurciélago172** Lun 27 Oct 2014 - 13:40

A todo esto, no hay imagen del Jodance Sensura? la verdad es que no me acuerdo de todo lo que hago jajajaja, si la tienen mandenla JAJAJA

por **DraconisChispas54** Lun 27 Oct 2014 - 15:42

Roblemurciélago172 escribió:A todo esto, no hay imagen del Jodance Sensura? la verdad es que no me acuerdo de todo lo que hago jajajaja, si la tienen mandenla JAJAJA

Yo pensaba que la tenía, Rob, pero la he buscado y no está! Una pena Sad

Al menos tengo buen recuerdo, ya lo has visto... Jajajajaja!! En cambio encontré otras dos que tampoco tienen desperdicio xDDD

Muchiiiísimas gracias a todos :'D Me alegro tanto de que os haya gustado! Temía que Rob me pegara en la cabeza con algo al leerlo JAJAJAJAJAJA pero qué bueno que le gustó xDD Yo me reía sola escribiendo recordando todas las cosas que le habían pasado, que no son pocas... Bien podría ser Jodance Sensura tu pseudónimo, bonito xDDD

De verdad, muchas gracias por leer

Me llevo la satisfacción de haberos hecho reír por un rato, que es lo mejor!!

por **QuillHeart149** Lun 27 Oct 2014 - 17:01

Roblemurciélago172 escribió:A todo esto, no hay imagen del Jodance Sensura? la verdad es que no me acuerdo de todo lo que hago jajajaja, si la tienen mandenla JAJAJA

Yo tampoco tengo la captura pero puedo narrarte más o menos como fue... JAJAJAJAJAJAJAJ te quejabas de la censura y dijiste "sensura"... empezamos a reirnos de tu bella ortografía y nos dijiste "jodance" y volvimos a reirnos porque donde va la c ponías la s y viceversa.. y porque jodance parecía más un nombre que nada JAJAJAJA.... y ya dije que te ibamos a llamar Jodance Senura JAJAJAJAJAJAJAJAJAJA

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