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Mensaje por DraconisChispas54 Miér 25 Jun 2014 - 16:27

Shattered Echoes

Dicen que a la medianoche, el momento en que se juntan ambos días, se pueden oír las voces de todos aquellos, humanos o no, que pueblan las pesadillas de los vivos. Hay un instante, un solo instante, en que nada de lo que veas es real. Y un instante puede ser muy largo… sobretodo si la luna llena es su guía. 

Despertó en el bosque. Las hojas susurraban al viento lúgubres canciones, el canto de aquellos sin voz propia. Los sonidos de lo salvaje se dejaban escuchar por los pocos con suficiente oído para entenderlos. El ulular de una lechuza, los pequeños pasos de los roedores que no deseaban sino vivir un día más. Y, sobre todos ellos, un aullido, chirriante como una sinfonía de uñas sobre el cristal. Un sonido que le hizo estremecerse. 
Había logrado dormirse arropada con su túnica. No sabía cuanto tiempo había logrado dormir, se sentía como si no hubiese pasado más de un segundo. Lo primero que pensó fue que estaba en el Bosque Prohibido. Luego recordó que ese año no volvería a Hogwarts, y que se hallaba a muchos kilómetros de allí. Con un suspiro empezó a rememorar lo que había ocurrido en los últimos días, rezando porque el aullido no se dejara oír de nuevo. Su único consuelo era la varita bajo su camisa, tras eso llevaba la ropa y nada más. 
Su nombre era Karen Drayeck, y había sido una estudiante de Slytherin durante seis años. Su familia siempre se había contado entre el círculo de mortífagos mas cercanos a Lord Voldemort, y al cumplir dieciséis años había pasado a su servicio. La marca en su antebrazo era prueba suficiente de ese hecho. Nunca había desobedecido una orden suya, pero para su desgracia, falló en la mayor misión. Y no fue sin querer. 
¿Cómo iba ella a saber que esa casa de sangres sucia sería en la que vivía Geena? A nadie se le hubiese pasado por la cabeza que la joven bruja que salió a defender a los muggles de sus padres sería la mejor amiga de Karen. Cinco años en Hogwarts las habían convertido en casi inseparables, hasta que la magia negra las había ido separando. No luchó todo lo bien que sabía, y no hizo falta. Voluntariamente se quitó la máscara. Geena se echó a temblar. 
-No… ¡Tú no! 
Karen luchó para mantener sus sentimientos bajo control. Geena temblaba, desde el mismo momento en que se habían mirado a los ojos había perdido el combate, aunque no lo supiera. 
-Avada… -Con un nudo en la garganta trató de conjurar el hechizo mortal. Geena abrió los ojos como platos. 
-¡¡¡Avada Kedavra!!! 
De una varita a su derecha salió un rayo de luz verde. Geena nunca pronunció sus últimas palabras. Cayó de espaldas, en un gesto de eterno miedo. Karen jadeó y le temblaron las piernas. A su lado, su compañero se volvió. 
-Asunto concluido. Volvamos. 
-No. 
-¿Eh? –El viejo Grakes se dio la vuelta. Deseó no haberlo hecho nunca. Los ojos de Karen estaban llenos de lágrimas, pero su mano no temblaba al apuntarle al corazón. 
-Avada Kedabra. –Musitó, contemplando con siniestro placer como la mirada del mortífago se extinguía. –Geena no se merecía esto. No merecía morir así. 

Desde entonces, Karen era una fugitiva. Los mortífagos, al ver que no volvían, se habían aparecido en la casa. Esa misma tarde tanto el Ministerio como los Mortífagos se lanzaron en su persecución. Ni en Hogwarts estaría ella segura… 


Habían pasado dos días, y en todo el país se habían difundido carteles de se busca. Se la acusaba de asesinato, artes oscuras y, entre los seguidores del Señor Oscuro, de traición. Hasta en el más apartado de los antros se susurraba su nombre, por eso debía seguir moviéndose, salir del país. Pero lo primero era lo primero. Sabía que sus padres la rechazarían, pero quería dejarles una nota… o no. Durante un instante se preguntó si realmente era necesario. Apretó el puño y una pequeña lágrima mojó la hierba. No sabía qué hacer, no tenía ni idea. Estaba sola, tenía miedo, y tenía que cargar con las consecuencias de una acción que no había planeado. 
No pudo más. Con un grito le dio un puñetazo a un tronco que había a su lado. A la porra el silencio. No lo aguantaba más.

Tras ella, un nuevo aullido rasgó el silencio. Ese había sonado cerca… muy cerca. ¡Demasiado cerca! 
-¡Incarcero! –Gritó, justo a tiempo. Falló por un pelo pero logró distraer a la criatura. Era peluda, gris y enorme. Medía el doble que un lobo normal y su hocico era claramente más largo. Era un licántropo. Miró al cielo. Luna Llena. Echó a correr. 

No contaba los segundos, solo sentía el alocado latir de su corazón y su respiración escandalosa. Tras ella, una criatura enorme destrozaba la maleza a su paso y de vez en cuando gruñía. Karen lanzaba hechizos a discreción, soltando todo lo que se le ocurría. Ni siquiera el maleficio de tortura parecía hacerle mella. Estaba desesperada. 
-¡Mocomurciélagos! –Jadeó, ante ella podía ver una luz, estaba lejos… ¿era una cabaña? Ojala. Mejor presa que muerta. 
Tras ella, el hombre-lobo se debatía, visiblemente irritado. No fastidies que esto funciona. 

Y luego, nada. 

-¡Eh! ¡Despierta! –Karen se incorporó de un salto sobre la cama. Lo veía todo borroso y casi al instante se mareó, cayéndose de nuevo. 
-Eh… ¿Qué…? –Poco a poco empezó a despejársele la visión. Ante ella había unos preciosos ojos azules, muy parecidos a los de… -¿Geena? 
No, no es posible. Se dijo. Geena está muerta. Por mi culpa. Apretó el puño. 
-No, no soy Geena. Mi nombre es Marian. –Le susurró. –Y tú por poco no lo cuentas. 
Además de esos ojos azules, Marian tenía una cabellera rubia, gafas blancas y unos catorce años. Le sonaba mucho su cara. De pronto, los eventos de la noche anterior le vinieron a la memoria, un incontrolable torrente de recuerdos. 
-¿Cómo…? – ¿Cómo la habían salvado? ¿Qué había ocurrido exactamente? Y, más importante… ¿Quiénes eran? El corazón se le aceleró. Miró a los lados y sus ojos se detuvieron en la mesita al lado de su cama. Allí estaban su varita, y en su tobillo una pulsera que Geena le había regalado años atrás y siempre llevaba escondida. Eso la tranquilizó, si estuviese en peligro ya la habrían desarmado. 
Marian sonrió bajo las gafas. 
-Tranquila, estás a salvo. Te perseguía un licántropo, tuviste mucho valor. 
-¿Qué si no? –Le respondió Karen, con un suspiro. La sonrisa de Marian se hizo más grande. 
-Muy cierto. Pudimos rescatarte por los pelos. 
-Gracias… espera.-Frunció el ceño -¿Pudisteis? 
La madera de las escaleras crujió por el peso de un nuevo visitante. Se trataba de un chico de unos dieciséis años, pelo oscuro muy corto y ojos también azules. 
-Sí, pudimos. –Le dijo él. –Aunque creo que nos debes una explicación. La gente no se mete en el bosque porqué si, Karen Drayeck. 
Karen frunció el ceño y alargó la mano hacia la varita, pero el chico la apuntó con la suya. 
-Cálmate. No quiero hacerte daño, ni planeamos entregarte. –Karen asintió, pero no bajó la guardia. ¿Cómo sabía su nombre? Entonces, al mirar de nuevo a Marian, además de ver el miedo reflejado en sus ojos, la reconoció. Era Marian Lissar, una Ravenclaw como su hermano Víctor. Este iba a su curso y lo había visto alguna vez en clase. 
-¿Entonces qué queréis? –Les preguntó. Víctor bajó ligeramente la varita. 
-Primero, siéntate. –Karen obedeció, clavando sus ojos negros en la mirada del joven. –Segundo, tienes suerte de que mi padre no esté aquí, él trabaja en el ministerio, es auror, por lo que tendremos que sacarte pronto de aquí. ¿Qué pretendes hacer? 
Karen asintió, un poco sorprendida por su franqueza. Sabía que Víctor no le estaba mintiendo. Tenía fama de nunca hacerlo. – ¿Porqué me ayudáis? –Le preguntó. Víctor suspiró. 
-Porque te he visto estar con Geena todos estos años. Porqué se que no eres como ellos. 
Karen apartó su mirada. –Geena está muerta. –Por el rabillo del ojo, la joven pudo ver como Víctor retrocedía. Bajó la mirada. 
-Yo no la maté. –Apretó los puños. El Ravenclaw asintió. 
-Te creo. Tú no lo habrías hecho. Pero sigues sin contestarme a mi pregunta. ¿Qué vas a hacer?
Karen suspiró. 
-Debo salir del país. –Miró alternativamente a los dos hermanos. -¿Qué me recomendáis? 
-Podemos acompañarte hasta los lindes de este bosque, luego ya no podremos hacer más. Pero será un día de viaje, y no creo que te busquen. –Propuso Víctor. 
De pronto se oyó un extraño ruido metálico, y Karen se fijó por primera vez en el reloj que colgaba en la pared. No tenía números, pero sí manecillas que indicaban la situación de cada miembro de la familia. La del padre decía “Camino a casa”. Antes de que la joven pudiese decir algo, Víctor de levantó. 
-Vamos ya. ¡Marian! –La hermanita bajó del piso superior con una mochila que, por su forma, Karen adivinó que estaba encantada. Claramente no era una mochila Muggle. 
-No hay tiempo que perder. –Continuó el Ravenclaw, saliendo. Karen no tuvo más remedio que seguirlos. 

Llevaban quince minutos caminando cuando se oyó de nuevo un espeluznante aullido que les puso los pelos de punta. 
-Oye, Víctor… ¿No habíais acabado con el licántropo? 
El Ravenclaw sacudió la cabeza. –Lo hemos ahuyentado. No vendrá por aquí. 
Karen le miró de reojo. Su voz no sonaba muy convencida. La Slytherin se estremeció. Eso no le gustaba nada. Maldito el día en que había ido a casa de Geena. Maldito una y mil veces. Suspiró y clavó su vista en el camino, tratando de ignorar los pequeños ruidos a su alrededor, el susurro del viento en los árboles, las pequeñas alimañas que iban de aquí a allá.
Habían adoptado los tres un ritmo constante, cruzando la espesura por un pequeño sendero que planeaban abandonar más tarde. El destino no les dejó esperar. 
Un suave chisporroteo bastó para que Karen se tensara y empujase a sus compañeros al suelo, saltando ella al otro lado. Del aire se materializaron figuras enmascaradas con largas capas negras. Karen las reconoció al instante: Mortífagos. Sacó su varita de debajo de su camisa. Por las máscaras logró identificar a dos o tres. Y los otros le sonaban. 
Diez ojos malignos se volvieron hacia ella, cinco varitas la apuntaron. 
-¡Protego! –Gritó, consciente de que no le serviría de nada ocultarse. Tres rayos verdes pasaron rozándola. Claramente sus órdenes no eran traerla viva. Mala cosa. 
De un salto se internó en el bosque, con el objetivo de perder a sus perseguidores. No dominaba para nada el aparecerse, y no quería arriesgarse. Tras ella, una ardilla cayó muerta. 
Jadeó. Ya ni oía los pasos de sus perseguidores en su acelerada carrera. Apenas oía el latir de sus sienes, le dolía la cabeza, le ardían los pulmones. No sabía cuanto tiempo llevaba corriendo. Se giró para comprobar si aún la seguían. De pronto perdió el equilibrio y se contuvo para no gritar. Y ya no se levantó. 

Al cabo de lo que pudieron ser minutos, segundos u horas (aunque pareció una eternidad), recuperó el conocimiento. Estaba echada boca abajo en el bosque, por lo que dedujo que no la habían atrapado. Se mantuvo echada unos instantes más, sin moverse, escuchando. Nada. Nadie. Un grito, agudo como una serenata de uñas contra el cristal de una ventana cortó el silencio
-¡¡¡NOOO!!!
Esa era la voz de Víctor. Dijo algo más que Karen no llegó a oír. Durante un segundo se planteó el huir en dirección contraria. Luego echó a correr hacia el grito. Cuando creía que estaba cerca frenó y empezó a caminar. Se le cortó la respiración. 
Un mortífago sujetaba a Víctor, que se debatía con toda su fuerza. En las manos del segundo estaba su hermanita, que se desplomó inconsciente. O algo peor. Karen amagó un grito. El tercero se volvió hacia ella, con su máscara plateada sobre la cara. No lo reconoció. 
-Sabía que vendrías. –Rió, una risa amarga y salvaje que no le gustó a Nicole para nada. 
–Dejádmelos a mí. –Susurró alguien desde la espesura. Los tres mortífagos asintieron, y aunque no podía verles la cara, Karen creyó que sonreían. Se estremeció. 
-¿Quién eres? ¿Qué pretendes? 
El tipo sonrió mostrando unos dientes amarillos y bastante afilados. 

Y en ese momento la luna se mostró en el cielo. Una luna llena, perfectamente redonda. ¿Otra vez? Pero…
No tuvo tiempo de decir nada. El hombre soltó un aullido bestial y su cuerpo empezó a mutar. Era un licántropo. 

Karen asistió a la transformación con los ojos desorbitados de puro terror. No podía moverse, se sentía clavada al suelo. Víctor no estaba mucho mejor. 
En un instante el licántropo se abalanzó sobre ella. Karen recuperó la cordura en ese momento. 
-¡Incarcero! –Gritó, apuntando al hombre-lobo con la varita y saltando hacia un lado. Este cayó con fuerza antes de romper las ataduras con insultante facilidad. Vale, esto no funciona. Se dijo, tratando de pensar. Un chorro de agua salió de una varita a su lado, algo que enfadó considerablemente a la bestia. Se les agotaban las opciones. Karen miró a su alrededor a toda prisa. No podían huir… ¡los árboles! Trató de decírselo a Víctor con gestos, pero la mirada del Ravenclaw estaba vuelta hacia otra parte. El licántropo se volvió. ¡Marian! La pequeña seguía en el suelo, inconsciente o algo peor. Karen se estremeció. Sin pensarlo Víctor saltó hacia su hermanita e hizo retroceder a la bestia con un hechizo, aunque no duró demasiado. De inmediato Víctor empezó a trepar y a intentar subir a Marian. Karen no tardó en ayudarles. La pequeña estaba fría, pero Karen trató de de no pensar en ello. Se estremeció. Poco después los hermanos estaban a salvo. 

Algo pesado aterrizó sobre la espalda de Karen, tirándola al suelo. Se le nubló la visión. Algo caliente goteaba por su espalda. Miró arriba, al árbol. Sentía los gruñidos del licántropo sobre ella. Todo se ponía negro… dolía mucho… luchaba para mantenerse consciente. Tenía miedo, mucho miedo, sentía que iba a morir…
De pronto el peso desapareció de su espalda. Se oyó un rugido ultrajado y un grito de miedo. Karen se volvió como pudo y abrió los ojos al máximo. 
Víctor, con todas las de perder, se había lanzado sobre el hombre-lobo y había logrado apartarlo de ella. Mientras la bestia se ensañaba con él, el chico se volvió hacia ella, con visible alivio de verla viva. 
-¡Sube! –Jadeó, mirándola a los ojos. En esa mirada negra Karen vio pura determinación, junto a algo que le aclaró el corazón. Cansada y dolorida como estaba, subió al árbol. No se atrevía a desobedecer. Cuando estuvo por fin a salvo, cayó inconsciente. 
Cuando despertó de nuevo, la luna estaba empezando a bajar. El hombre lobo no se veía por ningún lado, y, para terror de Karen, Víctor se halaba en el suelo, hecho un guiñapo. Antes de pensarlo, ya había bajado. No le importaban sus heridas ni el dolor que sentía al moverse. Tenía demasiado miedo. 
Para sorpresa de la joven, seguía vivo. Cuando la vio, le sonrió con su cara ensangrentada. 
-Lo siento. Yo te traje por este camino. 
Karen no podía controlar las lágrimas. –No
Él sacudió la cabeza. –Quiero decirte algo… antes de morir. 
Ella quería decirle que no hacía falta, que aún no había llegado su hora. Pero Víctor no era ningún tonto. Incluso ella podía ver que sus heridas eran demasiado hondas para sanar. 
-Te escucho. –Susurró. Él asintió, también llorando. 
-Quiero que sepas… que te quiero. –Karen abrió los ojos, sorprendida. Una mezcla de tristeza y felicidad inundó su corazón. “Y yo a ti” habría querido decirle, pero no le salieron las palabras. Si antes se había fijado en el joven, el hecho de dar la vida por ella le había abierto su corazón. El joven pareció entenderlo. 
-Creo que fue desde tercero. –Siguió él. Sus ojos casi no parecían verla. –No sé, solo sé que me enamoré. No parecías ser tampoco mala persona, y tu manera de bromear con Geena me convenció. No eras una de esas esnobs que van creyéndose las mejores… -Karen no le dejó continuar. Le besó, sabiendo que sería su primer y último beso. La mirada de Víctor se fijó en ella una última vez. Luego suspiró, y sus ojos se cerraron para siempre. 
Karen no pudo soportarlo. Se arrodilló a su lado y se derrumbó, llorando, soltando toda esa tristeza que le oprimía el corazón

. Despertó en el bosque. Las hojas susurraban al viento lúgubres canciones, el canto de aquellos sin voz propia. Los sonidos de lo salvaje se dejaban escuchar por los pocos con suficiente oído para entenderlos. El ulular de una lechuza, los pequeños pasos de los roedores que no deseaban sino vivir un día más. Y, sobre todos ellos, un aullido, chirriante como una sinfonía de uñas sobre el cristal. Un sonido que le hizo estremecerse.
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Mensaje por DraconisChispas54 Miér 25 Jun 2014 - 16:28

-No se preocupen por mí- dijo Harry a Ron y Hermione con una voz que procuró que le saliera despreocupada. -Ya nos veremos en el banquete. Diviertanse.
Era la mañana del día de Halloween, y Harry vió con tristeza como Filch examinaba los rostros de cada uno de sus compañeros para impedir que nadie saliera sin permiso a Hogsmade. Harry no podía ir, pus su tío Vernon no le había firmado la autorización correspondiente. Al mnos, un poco de consolación tenía la saber que Ron y Hermione le traerían dulces de Honeydukes.
-¿Te quedas aquí, Potter?- gritó Malfoy, que estaba esperando ser revisado por Filch, junto con Crabbe y Goyle. Malfoy seguía hablando, pero Harry ya había dado la espalda volviendo por las escaleras de mármol y los pasillos vacíos. Solo escuchó vagamente "atreves" y "dementores".
Después de decir la contraseña correcta, aunque a la señora Gorda no le hizo mucha gracia, pues estaba en un plácido sueño, dejo entrar a Harry a la acogedora sala compun de Gryffindor. Por motivos de celebración, algunas calabazas con velas dentro adornaban la habitación, se veían telarañas en paredes y techos, y pequeños murcielagos (claramente hechizados) revoloteaban de un lado a otro.
-¡Harry!¡Harry!Hola, Harry¡- lo saludaba Colin Creevey, un chico de un curso menor que él. Sentía veneración por Harry nunca perdía la oportunidad de hablar con él. -¿No vas a Hogsmade Harry? ¿Por qué no? ¿Eh?- Colin miró a sus amigos con interes -¡si quieres puedes venir a sentarte con nosotros!- Ginny Weasley se sonrojó con el simple hecho que Harry fuera a sentarse con ellos, y Romilda Vane, una chica de primero, sonrió a más no poder.
-No, gracias, Colin- dijo Harry, que no estaba de humor para ponerse delane de gente deseosa de contemplarle la cicatriz de la frente -Yo... he de ir a la biblioteca. Tengo trabajo- Harry dió la media vuelta y salió por el agujero del retrato.
-Bueno, chao... ya se fue- dijo Colin con tristeza. Suspiró y siguió hablando con sus compañeros.
-Entonces, mató a uno de sus mejores amigos- continuó Colin -¿Como se llamaba? ¿Pan Ky wood...?
-Pettigreww- corroboró Demelza -Mi padre asistió al juicio en contra de Black y me lo contó con todo detalle.
-Me contó que mató a 13 personas de un solo hechizo-
Ginny saltó un grito, y Colin mirí estupefacto.
-Espero que lo atrapen...- dijo en voz baja Romilda -Me entra pánico pensar que podría estar en el colegio en este momento-
-Mi padre dice que no hay lugar más seguro que Hogwarts -dijo Ginny- dudo que pase algo...-
Después de esto nadie dijo nada. Les aterraba la idea que uno de los secuaces mas fieles de Voldemort hubiera escapado de Askaban, y que, segun el profeta, su último avistamiento había sido cerca a Hogwarts.
-Los dementores lo atraparán tarde o temprano- aseguró Andrew Korke, compañero d egrado de Colin -Mi temor es que lo atrapen tarde... supongo que ya saben quien estará en su búsqueda...-
-¿Quién?- preguntó Demelza -¿Quién sería tan tono para ir en busca de Black?-
-Harry Potter- respondió Andrew con determinación. De pronto se escuchó un ruido en la ventana, y Ginny soltó un chillido.
-Solo es uno de estos pequeños murcielagos- asegurpo Jack Sloper, compañero de Andrew- no entiendo porque los gemelos Weasley traen cosas raras- dijo atrapando al murcielago en la palma de su mano.
-Harry Potter... no podemos negar que oculta algo- continuó Andrew- Además, siempre él busca los problemas...-
-La piedra filosofal, la cámara secreta...- contaba con los dedos Romilda, y miraba de reojo a Ginny cuando habló de la cámara secreta.
-No se olviden que coló en un auto para llegar a clases, o que luchó contra un troll hace exactamente dos años- añandió Andrew- Todo por buscar mas fama de la que ya tiene...-
-¡Él no busca los problemas, los problemas lo byscan a él!- aseguró Ginny, con las orejas rojas y el ceño fruncido- Si no fuera por él. yo...yo..-
-No creas que lo hizo por ti, Ginny- dijo Romilda- Harry lo hizo por todos, creo yo, por su amiga Grangerm por Colin...-Romilda buscó a Colin con la mirada.
-¿Donde está Colin?- preguntó Jack, pero Colin ya no se encontraba en la sala común.
Colin caminaba por los pasillos de Hogwarts, con su nueva cámara fotográfica mágica. Si lo qu decía Andrew era cierto, Harry ya estarpi investigando el paradero de Siruis. Necesitaba ayudar a Harry, él había destruido a la bestia de Slytherin que convirtió en piedra a mucha gente el curso pasado, incluyendolo a él. Debía devolverle el favor.
Entonces escuchó unos paso a su espalda, y se escondió detrás de una de las armaduras que adornaban el pasillo. El profesor Snape caminaba sigilosamente, con una copa humeante en su mano, y dobló en la esquina más próxima. Colin, despues de pensar las posibles consecuencias, decidió seguirlo.
Snape se detuco en el despacho de Lupin, y dio tres golpes espaciados.
-Adelante- dijo Lupin.
Snape abrió la puerta, y Colin ya no podía ver nada más que la cola de la túnica de Snape. Instintivamente, sacó de su bolsillo una pluma de color azul eléctrico, y un pergamino que empezó a flotar en el aire.
Snape regresó a la oficina, y Colun caminó sigilosamente por detrás y colocó suspendidos en el aire la pluma y el pergamino por encima de la puerta, de modo que casi nadie pudiera verla. La pluma empezó a deslizarse sobre el pergamino, y Colum sonrió traviesamente. Corrió para la esquina del pasillo y se escondió para ver que sucedía. Al minuto salió Snape del despacho, con una vista recelosa sin sonreír. Esperó que se perdiese por el pasillo y volvió a salir a recoger el vuela pluma. Estiró su brazo para recogerlo, pero la pluma seguía escribiendo. Extrañado volvió a esconderse, esperando a que saliera otra persona. Harry salió después de unos minutos dirigiéndose al Gran Comder.
- Ya debe ser la hora de la cena de Halloween – pensó Colum, pero en su cabeza algo mas importante lo ocupaba… ¿Qué hará Harry, Snape y Lupin en ese depsacho?
Colin se levanto y fue alcanr al vuela pluma, que ya había dejado de escribir. Lo agarro y se puso a leer
- Grindylow… caldero… en ¿pocion?¿para Lupin? – leia Colin, pero se detuvo cuando leyó que posiblemente Snape intentase envenenar a el nuevo profesor de defensa contra las artes osucras. Es bien sabido que Snape anhela ese puesto desde hace mucho tiempo, pero llegar a envenenarlo…
- ¡Colin! – preguntó Lupin - ¿Qué haces aquí? – Lupin había salido de su despacho, y lo miraba diligentemente. Lupin era el único que llamaba a sus alumno por su nombre
- Profesor, yo… - empezó a hablar Colin, poniéndose de color blanco, y evitando que su vuela pluma se pusiera a esciribir – este… yo… quería preguntarle que es un gryndilow – terminó de decir, sin explicarse como había salido eso de su boca
- ¿Un grindylow? – se sorprendió Lupin - ¿Y vienes el dia de Halloween a preguntarme eso? Que yo recuerde, no les he dejado ningún deber sobre los grindilows
- Si, es que… lei un libro… y quería saber si usted me podría dar mas información sobre estos… seres…
Lupin no se veía del todo convencido, arqueó la ceja y se vieron mas notalbes las arrugas de su frente
- Bueno, si es ese el caso… - dijo Lupin – tengo un libro sobre Grindylow en la sala de los profesores. Si tanto es tu apuro, vamos ahora a recogerlo
- ¿Qué? – pregunto apresuradamente Colin, no pensaba que Lupin hubiera creido su mentira… - Bueno, no es tanto el apuro…
- Insisto – dijo Lupin – Además, quizá después me vaya olvidar a mi, o a ti, entregarte el libro. Me gusta que investigues por tu propia cuenta
Obligado y sin otra escapatoria, Colin siguió a Lupin a la sala de profesores, una estancia larga, con paneles de madera en las paredes y llena de sillones viejos y dispares. Al fondo de la habitació, había un viejo armario
- En ese armario está el libro, Colin – aseguro Lupin – Yo tengo que ir a hablar un momento con el directo. Solosaca el libro y cierra la puerta de la sala. Me lo devuelves cuando hayas terminado – Y Lupin abandonó la estancia, cerrando la puerta tras él.
Colin caminó hasta el fondo, sudando frío, y con la mirada fija en el armario. Giró la manija, pero el no jalaba la puerta: alguien la empujaba desde adentro. Del amario salió un hombre alto, con el pelo sucio y revuelto que le caía hasta los codos. Sus ojos brillaron en unas cuencas profundas y oscuras, su piel de cera estaba tan estirada sobre los huesos de la cara que parecía una calavera y poseía unos dientes amarillos. Era Sirius Black.
Colin no lo podía creer, el asesino que había decidido encontrar por ayudar a Harry, estaba en frente suyo. Sin embargo, no sabía que hacer en estos momentos. ¿Qué podía hacer él ante el criminal mas peligroso de todos? Sus ojos se habían salido de sus orbitas, y un gran beloreo lo afectaba de pies a cabeza, que, al dar un paso atrás, se cayo ruidosamente. Sirius extendió su brazo para alcanzar a Colin, y ya se había resignado a morir. Nunca debió espiar a Harry y a Snape, nunca debió mentirle a Lupin… Cerró sus ojos y esperó lo inimaginable.
De pronto s eescuchó un ruido gracioso, aunque en ese momento a Colin no le dio mucha gracia. Abrió sus ojos, y solo vió un globo desinflándose y moviéndose por el aula. Sirius ya no estaba
- Muy bien, Colin, ¿Ya aprendiste? – dijo Lupin
- Pro… pro… ¿profesor? – se sorprendió Colin - ¿Qué hace usted aquí?
- Enseñandote como derrotar a un boggart. Por desgracia no has aprendido como ganarle – se lamentó Lupin – Pero creo que aprendiste algo mas valioso, ¿no?
- El no escuchar conversaciones ajenas… y el no mentir, ¿no?
- Excatamente – dijo Lupin, sonriendo, con una cálida mirada – es la última vez que veo que te pones a espiar. Ya vete. No quiero que llegues tarde a la cena
Colin se levanto apresuradamente, intentando no mirar otra vez el baúl, pues su corazón aun latia mas rápido de lo normal
- Ah, y Colin – lo llamo Lupin
- ¿Si, profesor?
- Feliz Halloween
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Recopilación de concursos de FanFics - Página 2 Empty Votaciones y ganadores

Mensaje por DraconisChispas54 Miér 25 Jun 2014 - 16:38

Resultado de las votaciones:

  • LoboPlata7672: 14
  • PlataGlow58: 8
  • RunaDragón19200: 7
  • CatSky4055: 4
  • CapaMist29667: 12
  • BladeFénix3435: 12
  • FénixBludger114: 3

Ganadoras:

1er Premio: LoboPlata7672

Tendrá el rango de ganador con una insignia o icono temporalmente.
Una firma que señalará el puesto obtenido en el concurso.
Tendrá la opción de dar la puntuación de 4, además de las otras, en el próximo concurso.
Los votantes del concurso comentarán su próximo fic.

2º Premio: BladeFénix3435 y CapaMist29667
Una firma que señalará su lugar en el concurso.
Los votantes del concurso comentarán su próximo fic.

3º Premio: PlataGlow58
Los votantes del concurso comentarán su próximo fic.
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Recopilación de concursos de FanFics - Página 2 Empty 3º Concurso de FanFics - Halloween 2013

Mensaje por DraconisChispas54 Vie 27 Jun 2014 - 14:41

3º Concurso de FanFics: Halloween 2013

- El tema central es la celebración de HALLOWEEN.
- La temática que se enfoque debe estar inclinada al terror.
- Deben aparecer personajes, escenarios o algo relacionado con la historia de Harry Potter.
- Solo se puede presentar un escrito por persona.
- Un factor importante a tener en cuenta será la ortografía.
- Los relatos no pueden superar las 5 carillas de extensión.
- Debe ser apto para menores de edad, quedando por lo tanto prohibido cualquier contenido racista, sexual, gore o de cualquier tipo que pueda herir a la sensibilidad de cualquier persona.
- Los que quieran presentar sus escritos, deberán enviármelos por MP a mí (DraconisChispas54), antes de que finalice el plazo de presentación. No hay que "anotarse"; simplemente participará quienes manden los escritos en el plazo marcado.
- Todos aquellos que participen se verán obligados a votar, quedando descalificado aquel que no lo haga. (En caso de no poder por razones de fuerza mayor avisadme previamente vía MP y se hace una excepción).
- Plazo de presentación: Hasta el 28 de Octubre a la media noche, horario de España.
- Plazo de votaciones: Desde que finaliza el plazo de presentación hasta la medianoche del 30 de Octubre, horario de España.
- Las puntuaciones que se pueden dar serán las de 3, 2 y 1 punto a vuestros 3 escritos favoritos. Ganará aquel que al final
de la votación tenga más puntos. Se debe argumentar cada voto, si no, no se tomará en cuenta. Los que participan tienen prohibido votarse a sí mismos.

*** Tras contar con solamente dos participantes, se hizo una modificación en las reglas:
- Los participantes no pueden votar. Es tan absurdo el hecho de que se voten a sí mismos, como de prohibirles votarse a sí mismos.
- Las votaciones permanecerán abiertas hasta la medianoche del 31 de octubre, hora española.
- Se dará un solo voto por persona, el cual irá destinado al escrito que consideréis mejor. Es obligatorio argumentarlo; si no, no se tomará en cuenta.

Participantes:

unicornscale122:

roblemurciélago172:

Resultado de las votaciones:

  • UnicornScale122: 3
  • RobleMurciélago172: 1

Ganadora:
UnicornScale122: podrá elegir entre avatar y firma, un dibujo, o un fondo de pantalla. Además, será publicitada en la marquesina.
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