[FF Harry Potter] El pasado de Susan McCallum ~ 10.09.13

En la vida de Susan todo era tranquilo, pacífico. Su padre era un gran mago, trabajador y amable con las personas de su entorno. Procedía de una familia humilde, sangre pura, fue a Hogwarts y obtuvo grandes conocimientos sobre magia. También adoraba la astronomía.
La vida de su madre era totalmente distinta. De familia muggle, estudió medicina y, cuando finalizaba su jornada de trabajo en el hospital, atendía gratuitamente a los enfermos del pueblo que se acercaban a casa. Una casa simple, pero acogedora. Desde que Susan tenía uso de razón, ayudaba a su madre a tratar pacientes,  presenciando  duras imágenes. Tenía un hermano mayor, se llamaba Gustav y le sacaba seis años. La relación entre ellos siempre había sido perfecta: apenas discutían y se ayudaban mutuamente.
Todas las Navidades se reunían en la casa de su abuela materna. Coincidía con su cumpleaños (25 de Diciembre) por lo que solía recibir el doble de regalos. La frase que más escuchaba durante esa época era la de sus primos pequeños:
“¡Eso no es justo! ¡Yo también quiero el doble de regalos!”.

En consecuencia, Susan siempre acaba regalando parte de sus regalos a sus primos pequeños.

“Seguro que ellos los disfrutarán más que yo”

A pesar de ser de sangre mestiza, la magia siempre le había atraído y, cómo no, uno de sus sueños era poder estudiar en Hogwarts. A lo largo de su corta vida había tenido varios problemas con el tema de la sangre,  pero se compensaba con la ayuda que proporcionaba su madre a todas las familias del pueblo, independientemente de su origen.
Todo era idílico, hasta que sucedió. Susan no tenía ni diez años cumplidos, cuando...

- Nene (forma en la que se dirigía a su hermano mayor), mamá tarda mucho en venir a casa, los pacientes de hoy van a venir a que les curemos y ella no está, ¿qué hacemos?
- No te preocupes Su, seguro que está bien.
- Está tardando demasiado, ¿por qué no salimos juntos a buscarla?
- Espérate a que llegue papá, anda. ¿Quieres que te prepare una vasito de leche caliente con tus galletas favoritas?
- No, no y no. Quiero ver a mamá. Quiero que llegue a casa para ayudar a los enfermos. ¡Hay mucha gente que cuidar nene! – decía la pequeña Susan mientras abrazaba a su hermano.
- Mmmmmmm, está bien... me cambio y vamos al hospital, ¿vale?

Susan se encontraba pletórica ante la oferta de su hermano. Fue a su habitación, cogió su rebeca favorita, se puso las botas y esperó a su hermano en la puerta de casa.
-¿NENEEEEEEEEEE? Estás tardando, baja ya andaaaaaa – dijo entusiasmada. Escuchó a su hermano bajando las escaleras, la cogió de la mano y se dirigieron hacia el hospital.

Gustav y Susan llegaron a la entrada del hospital...
… o más bien, de lo que quedaba de él.

El edificio estaba en vuelto en grandes llamaradas de colores vivos, arrasando todo lo que se encontraba. Gustav comenzó a gritar desesperadamente, mientras corría hacia la puerta principal, hasta que tres policías forcejearon con él y lo pararon. Susan se quedó pasmada, con la sangre helada, clavada en el sitio, sin moverse.

- Mamá... – susurró.