[FF Harry Potter] Era una vez.... [Angst] [Actualizado en 05-02-2013]

La familia McGregor siempre fue adinerada, pero algunos malos investimentos de su patriarca hicieron que perdieran casi todo de la noche para el día. Lo que resto fue la casa, el nombre y la familia. Y la niña que tenía todo de repente tuvo que contentarse con lo poco que podían tener ahora.

Martha McGregor tenía 11 años cuando un acontecimiento inesperado cambiara su vida para siempre. Parece exagerado pero, para Martha, era como si estuviera a vivir en un cuento de hadas.

Fue así que sucedió: Primero llegó una carta traída por una lechuza (una lechuza, te puedes creer?). Entonces vino este hombre viejo de largas barbas blancas y ropa extraña (y que no era Santa Claus) y explicó a sus  padres que ella era especial (ELA ERA ESPECIAL) y por eso estaba siendo invitada a estudiar en esa escuela especia que quedaba en un castillo (UM CASTILLO *-*).

Entonces, sus padres la levaron para comprar sus materiales de estudio especiales en este lugar especial (con el dinero especial que el viejo de barbas blancas que no era Santa Claus les había prestado). Martha nunca había visto nada como las cosas que vio aquella tarde. Sus padres estaban felices por ella y porque, estando ella en la escuela todo ano, no tendría que pasar por las restricciones que aun vendrían por causa de su falencia, de las cuales la primera seria la venda de su mansión para lo primero comprador que tuviera interés y por un valor muy debajo de lo que valía en realidad.

Pero Martha no tenia porque preocuparse con eso ya que iba a Hogwarts vivir su cuento de hadas. La chica se quedó boquiabierta al ver el castillo. Tenía viajado de tren con otros niños y había sido divertido pero aquel lugar y aquel castillo… Ella miraba todo con lágrimas de alegría en sus ojos. Aquel era su lugar, ella sabía. Siempre supiera.

Los niños eran seleccionados para las cuatro casas de acuerdo con sus características, explicaba el sombrero mágico que estaba sobre un banquillo:
Los Gryffindor, decía el sombrero, eran Valiente y Honorables: Los que llegaban primero!
Los Hufflepuff trabajaban duro y eran Justos: Los que llegaban juntos!
Los Ravenclaw eran Inteligentes y Creativos: Los que escogían la mejor manera y hora de llegar!
Los Slytherin eran Astutos y Ambiciosos: Los que llegaban más lejos!

Martha fue seleccionada para Slytherin, porque quería ir más lejos! (Y porque se via muy bien de verde!)

Cuatro años en el castillo! Cuatro años en que vivía su proprio cuento de hadas! Hasta este momento nada le importaba además de eso. Mismo las clases más difíciles, mismo cuando regresaba a su casa y tenía que convivir con las privaciones de una vida sin dinero. Nada importaba… hasta que los chicos empezaron a llamar su atención.

Habia un en su casa. Su nombre era Henry. Él era guapo, inteligente, divertido, astuto, ambicioso… y solo. Y ella no podía contentarse con eso. Ella necesitaba de alguien cuya familia tuviera dinero, poder y influencia… Ah sí, y también que tuviera sangre pura. Aprendió en esos 4 años que sangre pura era casi tan importante cuando dinero, poder y influencia. Ella creía en eso y por eso tenía que escoger alguien de sangre pura ya que ella misma venia de una familia de muggles.

Fue cuando conoció dos hermanos de Gryffindor. Ellos eran tan guapos. Lo más viejo tenía ojos y cabellos de un tono castaño oscuro y un sonriso encantador. Lo más joven tenía los ojos y cabellos un poco más claros y era igualmente encantador. Eran John y Gregory Howl.
Ella buscó informaciones sobre los Howl y descubrió que eran una familia importante en el mundo mágico y que eran de sangre pura con pocas mesclas con mestizos al longo de su historia. Y el ramo de la familia al cual pertenecían John y Gregory nunca se había mezclado así que ellos eran perfectos.

Era hora de aproximarse. Intentó primero con Gregory que tenia la misma edad que ella y le parecía más guapo. Pero él estaba enamorado de una chica Ravenclaw que tenía cara de tonta y un bonito par de… ojos azules. Entonces ella se aproximó de John. Él era un año más viejo, luego iba pasar por los exámenes de TIMOs y estaba vulnerable ya que los exámenes estaban cerca y su hermano ahora era novio de la chica tonta de ojos azules. Así, John pasaba mucho tiempo solo, mismo teniendo muchos amigos, para estudiar y descansar. Martha luego descobrió que a él le gustaba el quidditch, la música y las chicas pellirrojas y fue en esta época que ella cambió el color de su pello de castaño para rojo usando lo que había aprendido en las clases de Transformaciones.

John y Martha luego eran inseparables. Ella le daba apoyo, ayudaba con los estudios y aprendía materias de un año adelante, lo que le gustaba muchísimo ya que después podía exhibirse por saber más do que los otros. Él era adorable, inteligente, divertido y creía que ella estaba enamorada de él. No podría ser más perfecto.

John se había graduado y Martha también un año después. Él trabajaba en el Ministerio de la Magia en algun departamento que ella siempre se olvidaba pero que poco le importaba. Si no quisiera ni necesitaría trabajar. Ella estaba ayudando su padre a recuperar los negocios de la familia y estaba haciendo un buen trabajo.

Por veces se encontraba con Henry pero aquello no significaba nada. Ella luego estaría casada con John. Henry le contó a ella algo que la dejó aprensiva. Un poderoso mago estaba reuniendo seguidores y lo que se decía era que todos aquellos que no estuvieran de acuerdo con su ideología, de que la sangre pura era lo más importante y de que todos los muggles y sangres sucia debían ser destruidos, serian aniquilados ante su poder.

Si habia más poder en algun lugar además del nombre, dinero y sangre, entonces ella necesitaba tenerlo. Si ese mago quería seguidores, ella sería uno de ellos. Pero primero iba librarse de su apellido muggle. Y entonces se casó con John y adoptó su apellido, pasando a chamarse Martha Howl.

Después de casada, Martha dejó de encontrarse con Henry. Quería tener un hijo y tenía que ser un hijo de sangre Howl. En menos de un año ya estaba embarazada y, nueve meses después, cuando ella y John hacían 1 año y 3 meses de casamiento, ella dio la luz a una niña que llamó de Quest.

Cuando Quest tenía un año Martha finalmente fue aceptada por los Mortífagos. Ahora tenía la marca del Señor Oscuro en su brazo derecho y, obviamente, escondía todo hábilmente de su hermoso, enamorado y inocente esposo.

El precio que pagara para ser aceptada fue alto, pero ella iba superar eso. Sus padres ya estaban mismo viejos, no hacia ninguna diferencia. Cuando fue revelada su muerte, y que la Marca Oscura estaba sobre su casa en aquella noche, ella fingió sorpresa, miedo y lloró. Al menos el llanto no fue fingimiento.

Martha volvió a encontrarse con Henry que ahora también era un mortífago y, aunque tuviera sufrido un pequeño accidente con Fenrir Greyback, continuaba hermoso como siempre.

Y entonces, 3 años después, una nueva tarea le fue pedida. Una tarea aun más difícil que la primera y para la cual necesitaba de preparación. Entonces, en aquella noche, cuando John llegó en casa, ella estaba con sus maletas hechas y le dijo que se iba. Que ya no le amaba… No. Que nunca le amara.

John estaba devastado. No que no tuvíera desconfiado que algo iba mal pero… no creía que llegarían a eso.

John llegó en casa por la noche y Martha estaba sentada en la sala a esperar por él. Él la miró y miró las maletas a su lado, en el suelo, y preguntó:
- Que pasó?
Ella se puso de pie y dijo:
- Me voy de aquí.
- Porqué? – él preguntó.
- Hay otra persona. – respondió ella sin cambiar su tono.
- Quien?
- Un muggle.
En los ultimos tiempos ella pasaba mucho tiempo em la empresa que fue de sus padres. Pero él nunca había pensado que…
- Me has traicionado con un muggle?
Él no podía, no quería comprender.
Ella no le respondió. Quedose allí parada, calma, mirándolo.
- Lo que sucedió, Martha? Todo lo que teníamos. Nuestro amor, nuestra hija… - él paró conteniendo las lágrimas. No iba llorar delante de ella. Ya no reconocía esta mujer.
- Yo no te amo John.
- Yo… yo debía haberme dado cuenta. Estabas tan diferente, tan cerrada, tan lejos de mi. Lo que sucedió con nuestro amor? – él preguntó una ultima vez en el intento desperado de hacerla recordar lo que algun día había sentido por él.
- John, - dijo ella – yo nunca te he amado. Nunca.
No era verdad. No podia ser verdad.
- Como yo puedo seguir sin ti? – él dijo – Como esperas que yo pueda siquiera pensar en seguir sin ti?
Ella no respondió. Agarró sus maletas y salió de la casa. Las puso en el carro que fuera de su padre y se fue, tal vez para siempre.

Quest tenía casi 4 años cuando sus padres se separaron. Era una niña inteligente y atenta pero aun no comprendía muchas cosas. Vio su  madre haciendo las maletas y preguntó:

- Vamos a viajar, mamá?
- No querida. Mamá vay a viajar sola. – Martha respondió.
- Pero volverás, no?

Hubo una pausa…

- Voy querida. – dijo Martha por fin – Yo volveré. – y puso la niña en la cama, le beso la frente y dijo – Duerme bien, mi querida.

Después de eso Quest intentó dormir pero no pudo. Entonces escuchó sus padres peleando. Su madre decia que no amaba más su padre, su padre no comprendia, preguntaba porque, intentaba entender porque ella se iba, su mamá decía que tenía un amante muggle y que se iba con él. Por fin, Martha se fue, John lloraba y Quest también lloraba aunque no era capaz de comprender totalmente lo que sucedió allí.

- Por que mamá se fue, papá? – ela preguntó.
John no sabía como explicar.
- No lo sé, mi niña. Pero tu y yo nos quedaremos juntos, cierto? Papá cuidará de ti. – y la abrazó.


La casa en la cual vivían estaba en el medio de un bosque en Devon, Inglaterra. En el bosque había todo tipo de animales y creaturas fantásticas. Ella ya había visto un unicornio y también centauros. Los centauros eran amables y su padre pasaba horas conversando con ellos mientras Quest brincaba con algun insecto.

La niña sentía falta de su madre pero no estaba infeliz. Por veces sus tíos iban visitarlos y ella brincaba con su primo que era un año más joven. Tudo estaba bien y su padre cumplía la promesa de que se quedarían juntos e iba cuidar de ella.



Poco después de su cumpleaños de 4, Martha volvió. Ella tocó a puerta. La niña miró por la ventana y dijo:
- Es mamá! Ella me dijo que volveria!

John la miró extrañado y abrió la puerta. Martha entró, dio un bejo en su hija y dijo:
- Vaya a tu dormitorio y no salga de alli.

Quest no se fue. Fingió que subía las escaleras y quedose escondida en un rincón donde podía ver  lo que sucedia.
- Que vieste hacer aquí? – John preguntó a Martha.
- Eso. – dijo ella mientras sacaba la varita y le apuntaba diciendo la palabras – Avada Kedavra!

Un chorro de luz verde salió de su varita y atingió John que estaba desprevenido. Su cuerpo sin vida cayó al suelo y lagrimas rolaron por lo rostro de la niña que sabia lo que había sucedido aunque no fuera capaz de comprender la razón. Ella corrió hasta donde estaba el cuerpo de su padre.

- Debía haber quedadote en su habitación. – le dijo Martha enojada.

Hubo un ruido del lado de fuera de la casa y después pasos.

- Acuéstate, cierra los ojos y no hagas ningun ruido! – le dijo la mujer – Y cuando entre el hombre aguante la respiración! Haga lo que te digo, entendió?

Quest asintió y se acostó junto el cuerpo de su padre. Secó las lagrimas que aun corrían por su rostro sin control. Su cabeza giraba. La niña cerró los ojos y intentó no moverse. Martha abrió la puerta y Henry entró. Quest aguantó la respiración. El hombre vio los cuerpos en el suelo y preguntó:

- Están muertos?

- Obvio! – dijo la mujer.

El hombre olfateó el aire y dijo:

- Muy bien! Ahora vámonos! El Mestre nos espera.

Ellos salieron de la casa y la niña volvió a respirar. La puerta se quedó abierta y al abrir los ojos ella vio dos persona, un hombre y una mujer, desaparecieren después  de lanzaren un hechizo que dejó un dibujo en lo cielo. Un dibujo igual a lo que su madre tenia en su brazo derecho. Su cabeza dolía. Ella se abrazó al cuerpo sin vida de su padre y lloró.

Su tío llegó con otros hombres que Quest no conocía. Ella no sabía cuanto tiempo se había pasado. A principio pensaron que ella también estaba muerta entonces ella sentose, se frotó los ojos y tendió los brazos en un gesto automático para que su tío la tomara en su regazo.

- Que pasó aquí, mi pequeña? – él dijo después de pegar la chica del suelo.

- Fue mi mamá. – ella respondió. Y entonces contó aquellos hombres, que eran aurores, todo lo que había sucedido. Ella no volvió a llorar como antes. No en aquella mañana. No delante de la gente.