[FF Harry Potter] Sangre de Dragón [Historia por capítulos] [ACTUALIZADA 17/04/14]
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[FF Harry Potter] Sangre de Dragón [Historia por capítulos] [ACTUALIZADA 17/04/14]
Bueno, traigo un fic que lleva unos días dándome vueltas en la cabeza... Hasta que no lo he escrito del tirón por fin, no me ha dejado en paz (y mirad qué hora es... ). Aclaro que lo que vais a leer en cursiva al principio es un extracto de un rol que hicimos hará como un mes y algo Patty, Quill y yo. La escena transcurría en el viaje a Hogwarts el primer año de esos tres malditos, y de un par de frases de ahí me surgió la idea de escribir sobre Mina y su odioso hermano. Sin más, aquí os lo dejo.
- capítulo 1:
- Crish se recostó y se cruzó de brazos.
–Y... ¿A qué casa creen que irán? –dijo retomando la conversación anterior. No quería aburrirse.
–Mi madre estuvo en Slytherin, y mi hermano también –respondió Mina–. Supongo que ahí estaré. ¿Y tú? –le preguntó a Crish, sonriente.
–Lo mismo –sonrió también a Mina un poco alegre–. ¿Y tú? –Crish se giró hacia Kolia arqueando las cejas.
–Igual... -arqueó una ceja y añadió rápidamente–. Pero no es porque mis padres fueran de ahí.
–¡Ah, qué bien! Ya tengo compañeros de casa –dijo Mina, muy contenta.
–Sí –Kolia ladeó los labios–. Conozco a otros chicos, pero no les he encontrado por aquí.
Crish sonrió. Por lo menos tendría conocidos... A pesar de que el chico era algo bruto, le agradaba cómo se expresaba sin importarle las consecuencias.
–¿Son amigos tuyos? –se interesó ella.
–Yo no tengo amigos –Kolia cruzó los brazos–. Son mis ayudantes.
–Ah... –dijo ella, sin tener ni idea de qué hablaba el chico. Se quedó mirándolo sin saber qué decir.
–Por lo menos nos parecemos en algo –sonrió Crish–. Y esos ayudantes –hizo comillas con las manos–, ¿qué hacen exactamente? –se interesó.
–Seremos los más fuertes –Kolia ladeó los labios–. Nos divertimos haciéndoselo saber a los debiluchos y algún día aplastaremos a los mortífagos, ¡por débiles! Por rebajarse a querer ser tratados como cucarachas por alguien que ni les aprecia...
–Interesante –asintió Mina con una amplia sonrisa–. ¿Yo también puedo?
–Claro –asintió el castaño–. Así nadie volverá a pegarte.
–No me ha vuelto a poner una mano encima –dijo ella, enfadada. Su tono de voz se había vuelto frío.
Mina comía un trozo de su tarta de cumpleaños meciéndose en el columpio del jardín. El caluroso día derretía el chocolate dejándole los dedos manchados y pringosos. Se los chupó sin inmutarse y siguió meciéndose mientras empezaba a tatarear una canción.
Era otro cumpleaños sin mamá y papá. Otro día jugando a solas en el jardín o en su habitación, sin felicitaciones ni regalos. Éstos vendrían días después, cuando se arrepintieran de haberla dejado sola por asuntos de negocios y quisieran compensarla. Pero, a diferencia de otros años, aquella vez no le importaba. Si papá estafaba dinero a la gente y mamá le encubría, ella no quería saber nada de ellos: en unos días estaría en Hogwarts y podría olvidarse de todos.
Se bajó del columpio de un salto y se desperezó sin saber qué hacer. Sólo estaba ella en casa esa tarde. Anduvo sin rumbo por el jardín durante un rato, mirando el bosque a sus espaldas. Se metió en casa casi sin darse cuenta con un bostezo que tapó tras su pequeña mano.
Una traviesa idea cruzó su mente en ese instante: si Simon tampoco estaba, la casa era suya. Manteniendo ese pensamiento en su cabeza, subió las escaleras y se detuvo ante el dormitorio de su hermano. Abrió la puerta y se coló dentro con gesto desenvuelto, mirando a un lado y a otro.
Hacía mucho tiempo que no entraba en su habitación, más o menos desde que el chico se había unido a los mortífagos, lo cual había sucedido cuando aún asistía a Hogwarts. La puerta del dormitorio había estado encantada para que nadie entrara desde la pasada Navidad, cuando Simon pasó unos días en casa. A su vuelta para las vacaciones de verano, su padre había insistido en que eliminara el hechizo, pues no permitía secretos en casa.
«Qué irónico» pensó Mina con un gesto de desdén al recordar.
La habitación de Simon ya no era como la recordaba. El chico había quitado los posters de grupos de música y las fotos del colegio de las paredes, y éstas presentaban ahora un estilo sobrio. Todo estaba más ordenado y limpio que nunca.
La niña se acercó a su mesa y abrió los cajones. Encontró varios recortes de prensa con noticias relacionadas con los mortífagos y su líder, y esbozó una mueca de asco al pensar en los intentos de Simon de llevarla por el mismo camino que había seguido él.
En el siguiente cajón encontró una bolsita de tela atada con una cuerda. Iba a abrirla cuando algo más llamó su atención: una fotografía en un lugar que se le hacía familiar.
Al tomarla entre las manos pudo ver al propio Simon rodeado de personas que reconoció al instante. Se había pasado un buen rato analizando sus caras la noche en que la llevó a la enorme mansión en Londres, a esa reunión de mortífagos perdedores. Se mordió el labio con una sonrisa al recordar al chico y a la silla ardiendo encima de la cama... Y también la bofetada que su hermano le había pegado después.
–Enana... ¿Qué mier** haces aquí? -una sofocada voz a sus espaldas la sobresaltó, haciendo que dejara caer la foto. Mina se dio la vuelta, temerosa porque sabía a quién se enfrentaba.
Simon avanzó a grandes pasos por su habitación hasta alcanzarla. La niña ni se movió del sitio; tan concentrada había estado que no había oído la puerta de casa ni los pasos de su hermano por el pasillo. Su mente se aclaró de golpe al recibir la primera bofetada.
Mina se llevó una mano a la mejilla, indignada. Sin pensar siquiera en lo que hacía, se abalanzó hacia él tratando de golpearle de cualquier modo con los puños o los pies. Simon esquivaba los torpes golpes mientras reía, hasta que al final la agarró por el cuello y la estampó contra la pared.
–Estamos solos –le dijo el chico con una suave voz–. Podría hacerlo y nadie vendría a ayudarte. Podría hacer desaparecer tu cuerpo y jamás se sabría lo que pasó –esbozó una repulsiva sonrisa mientras Mina trataba de respirar, jadeando cada vez más asustada–. Así que vuelve a darme otro motivo –susurró ejerciendo más presión–, y te juro que no lo dudaré.
La soltó de golpe dejándola caer al suelo. La niña vio venir una patada que logró esquivar sin apenas saber cómo; rodó por el suelo y se levantó unos metros más allá. Aún le faltaba el aire pero logró salir del cuarto y correr por el pasillo a toda prisa hasta llegar al estudio de su padre. Cerró la puerta e intentó atrancarla a la desesperada al oír el rugido de su hermano, que aún no se daba por vencido.
El estudio estaba abarrotado de objetos de época que papá coleccionaba, como gran amante de la historia que era. Corrió a esconderse en el rincón entre la estantería y las cortinas tras coger una pesada figura de un gladiador romano, rezando para que papá llegara pronto y le quitara a Simon de encima. Se llevó la mano al cuello, donde todavía sentía la presión que había ejercido su hermano, y dejó escapar un ge**** de temor al oír que la puerta cedía.
La risa sarcástica de Simon resonó en el estudio. Mina escondió la mano con la figura bajo las piernas, mientras con la otra sujetaba las cortinas para taparse. No sirvió de nada, pues temblaba tanto que hacía que la tela ondulara. Horrorizada, sintió como se la quitaba de encima de un manotazo.
Un sentimiento de ira la sacudió entonces desde la cabeza a los pies, junto con la certeza de que debía hacer algo. ¿Por qué tenía que temer a Simon? ¿Quién le daba ese derecho de someterla y dominarla? «¿Desde cuándo eres una marioneta, Mina?» se dijo a sí misma. Le devolvió a su hermano una mirada llena de furia al verle agacharse frente a ella con una sonrisa.
–No quiero que me tengas miedo, Mina...
«¡Hipócrita!» gritó una voz en su mente. Apretó los dientes con fuerza.
–Soy tu hermano y te quiero, pero hay cosas que no debes hacer –seguía sonriendo mientras le acariciaba el pelo con sus largos dedos. El rostro de Mina se crispó con rabia–. Pero para eso me tienes a mí, para enseñarte...
No le dejó acabar la frase. Con toda la fuerza que la ira le daba, sacó la mano de debajo de las piernas y le atizó en la frente con un golpe seco. El chico sólo tuvo un momento para sorprenderse antes de caer al suelo, no inconsciente pero sí lo bastante aturdido como para no poder levantarse.
Mina se quedó mirándole con el gladiador en la mano, saboreando el momento. Era la primera vez que podía con él y no había nada más dulce que aquella sensación, pero tenía que hacer algo para hacérselo recordar siempre. Miró en torno a ella un instante y enseguida encontró lo que buscaba.
Su padre era un gran amante de la época medieval, y el tesoro más preciado de su colección era la réplica de la espada vencedora de una famosa batalla muggle cuyo nombre Mina no recordaba pero, ¿qué importaba? Estaba a punto de ganar otra batalla.
Agarró la pesada espada por el mango con ambas manos. No tenía fuerzas para levantarla por encima de su cabeza, pero sería suficiente con dejarla caer y el borde afilado haría el resto. La arrastró como pudo hasta donde yacía su hermano, inmóvil excepto por los gemidos que soltaba a cada momento. Le tomó la mano para extender el brazo en el suelo y le pegó una bofetada en la cara para espabilarle.
Simon la miró con ojos algo desenfocados. Mina sonrió dulcemente y le acarició la mejilla.
-Soy tu hermana y te quiero, pero hay cosas que no debes hacer -negó con el dedo mientras recitaba con voz alegre-. Pero para eso me tienes a mí... Para enseñarte lo que está bien y lo que está mal.
Cogió de nuevo la espada, levantándola lo suficiente como para asestar un buen golpe. Mirándole a los ojos, la dejó caer seccionando su antebrazo.
La sangre salpicó la ropa y el suelo, y el grito de Simon le hizo daño en los oídos. Sin decir una sola palabra cogió el brazo seccionado, se acercó a la chimenea, prendió fuego y esperó hasta que las llamas se hicieron altas. Tiró entonces el brazo dentro e introdujo la hoja de la espada entre éstas; cuando estuvo al rojo la retiró con cuidado y volvió con Simon.
Hizo un último esfuerzo para aplicar la hoja sobre la herida sangrante, produciendo un desagradable olor cuando entró en contacto. Simon aulló hasta casi sentir que la garganta se le desgarraba.
–Te voy a matar... -repetía una y otra vez con un hilo de voz mientras se retorcía en el suelo–. Te voy a matar...
Mina arqueó una ceja y sonrió.
–No volverás a ponerme la mano encima.
- capítulo 2:
- Jerv acababa de llegar de una reunión de negocios con sus socios y estaba cansado, tanto, que los ojos se le cerraban. Su mujer seguía en Londres; en el Ministerio necesitaban que aportara ciertos datos sobre su caso para seguir trabajando en él.
Se desajustó la corbata un poco antes de entrar en casa. Por la quietud que se sentía en el jardín sabía que su hija estaba dentro, normalmente la encontraba jugando sola o cantando a pleno pulmón.
Y pensando en ella… Jerv se quedó sin respiración un instante al darse cuenta de que había olvidado su cumpleaños de nuevo. Ocurría año tras año desde que la niña cumpliera los cuatro… ¿O los cinco? Ni siquiera podía recordar el último cumpleaños que pasó con ella. Olvidando oportunamente el temor de su hija a los lugares demasiado altos, pensó que podría regalarle una escoba y enseñarla a montar… O quizás querría una muñeca. Al fin y al cabo, eso era lo que les gustaba a las niñas, ¿no?
Jerv era el típico hombre que trabajaba demasiado y nunca estaba en casa, que descuidaba a sus hijos sólo para reunir más dinero; ese al que podían preguntarle cualquier cosa sobre sus negocios y se entusiasmaría hablando, pero ni siquiera sabría decir cuál era el color favorito de sus niños.
Suspiró al dejar la chaqueta sobre el sofá y su maletín en la mesita. Había tanta quietud que sentía incluso su propia respiración, honda y pausada. Aquello no era normal…
Subió las escaleras con preocupación. Seguramente, Mina estaría jugando en su cuarto en silencio, cosa que nunca hacía, así que no había nada que temer. No, no había por qué estar asustado… Hasta que pasó por delante del despacho.
Lo primero que vio fue a Simon tumbado en el suelo, semiinconsciente junto a un charco de sangre. Lo segundo, su hija de pie ante el chico, enarbolando la espada que tan orgullosamente él exhibía colgada en la pared, tras su mesa. El olor a carne quemada le provocó náuseas.
Mina volvió la cabeza al sentir su presencia y, sin soltar el arma, le miró con reproche.
—Hola, papá. Te olvidaste de mi día otra vez.
Ni siquiera entonces fue capaz Jerv de pronunciar palabra. Avanzó con paso tembloroso hasta su hijo.
—Que no está muerto, papá —protestó Mina, enfadada por que le prestara más atención a él que a ella.
—Mina… —murmuró el hombre finalmente. Su mirada rebosaba incredulidad—. ¿Por qué has hecho esto?
La niña resopló.
—Porque tenía que aprender que están mal algunas cosas que hace. Me ha pegado tantas veces que ya tenía que darle su merecido —explicó con el ceño fruncido. La espada formó un gran estrépito cuando la dejó caer al suelo—. Y me da igual si se muere.
Dicho aquello, se largó del estudio dejando solo a Jerv con el desmembrado Simon. Se sentía como en una pesadilla; ¿cómo había llegado a ocurrir aquello?
Los meses pasaron y Simon sentía su brazo perdido más que nunca. Era extraño e ilógico; suponía que, como la gente solía decir, se valora más lo que se ha perdido y no se puede recuperar.
Los momentos después del golpe que Mina le había atizado fueron muy confusos. No vio lo que hacía hasta que fue demasiado tarde y, aun así, su mente se encontraba demasiado nublada como para que hubiese podido hacer algo. Peor incluso que el corte, había sido el instante en que le quemó la herida. El dolor fue atroz y el olor a carne quemada le revolvió el estómago. Lo único que podía hacer era esperar a que aquel sufrimiento espantoso cesara, a que su cabeza se despejara y pudiera levantarse para acabar con ella, como tendría que haber hecho años atrás.
Sin embargo, Jerv llegó primero. Le oyó hablar vagamente con su hermana; lo siguiente que supo fue que ella salió y él tuvo que aguantarse la rabia cuando su padre se inclinó sobre él e hizo que ambos se desaparecieran.
Confuso, repentinamente vio sobre sí el cielo que comenzaba a oscurecerse. Lo tapaban parcialmente los verdes árboles de un bosque, aunque no sabría decir cuál desde que todos le parecían iguales. La luz del sol poniente le hacía daño en los ojos.
—¿Entiendes que no puedo dejar que esto se sepa? —Jerv se había inclinado sobre él para hablarle—. Tú siempre fuiste un desgraciado.
Simon quiso hablar, decirle varias cosas al hombre que creía su padre. Al abrir la boca, su voz salió en forma de un áspero ge**** con el que no fue capaz de formular ni una palabra. Ni siquiera lograba enfocar bien para verle la cara a su padre pero eso dejó de importarle cuando comenzó a arrastrarle hacia la maleza para ocultarle del camino. Jerv se preocupó por cubrirle bien antes de volver a marcharse sin decir una sola palabra más.
Fue allí donde Prue le encontró un día más tarde. Le parecía un milagro que durante ese tiempo no hubiera muerto. Se encontraba débil, mareado y sediento; a causa de la pérdida de sangre no había podido levantarse. Pero a partir de entonces, ella cuidó de él y permaneció a su lado. Se convirtió en su más fiel compañera, apoyaba su causa y la del Señor Tenebroso y eso era lo único que le importaba. Sabía que las cosas saldrían bien.
- capítulo 3:
- La tenue luz de la luna le iluminaba el rostro; sus ojos clavados en la entrada a la casa la reflejaban. El aliento se le condensaba en nubecillas blancas al salir de los labios entreabiertos y ascendía dispersándose en el aire hasta desaparecer.
Una fría brisa le revolvió el cabello pero él no se inmutó. Completamente inmóvil, casi sin pestañear, no perdía detalle de los movimientos de dos cuerpos a través de las ventanas iluminadas. El hombre se había recostado en el sofá, mientras que la mujer andaba de aquí para allá como si estuviese alterada.
Sabía que los hechizos protectores no se activarían a menos que diese un paso más. Estaba en el límite, justo donde acababa la propiedad de su antigua familia. Sentado en el suelo, junto a un frondoso grupo de arbustos que le ocultaban tanto de la casa, como del camino por el que se accedía a ella, aguardaba.
Al mirarse el muñón del brazo derecho, sonrió para sí mismo. Ya no quedaba mucho…
El camino hasta su recuperación fue largo. Aunque el dolor físico había sido insoportable, acabó mejorando con el paso de los meses. El muñón le molestaba cada vez menos y, poco a poco, pudo dejar la medicación que le abstraía del sufrimiento y retomar su vida tanto como le fue posible.
Sin embargo, el daño psicológico sufrido fue harina de otro costal, pues la pérdida del miembro era más evidente cada día. Realizar las actividades más comunes le suponía un gran esfuerzo: era incapaz de manejar la varita con soltura, tuvo que aprender a escribir de nuevo; ni siquiera acertaba a llevarse los alimentos a la boca... Y por encima de aquello, estaba ese sentimiento de humillación, rabia e impotencia que lo complicaba todo y le mostraba a cada instante que su vida se había convertido en una especie de carrera de obstáculos.
Tener a Prue a su lado fue su mayor aliciente para recuperarse. Abandonado por su padre en el bosque, se había resignado ya a morir desangrado cuando ella le encontró, le reconoció como uno de los seguidores más fervorosos del Señor Tenebroso y quiso hacerse cargo de él.
Prue le curó las heridas físicas y mentales, le alentó desde el inicio a aprender a hacer todo aquello que nunca había sabido hacer sin la diestra. Con su ayuda, Simon supo ver que no sólo podía llegar a ser de nuevo aquél a quien traidores a la sangre y sangres sucia temían, sino que, cuando entraba en acción, era capaz de transformar la espiral de rabia y odio que le dominaba en crueldad y destrucción.
Prue le tiró de la manga para sacarle de sus pensamientos cuando la figura de la mujer se acercó a la ventana. Ambos se agacharon para ocultarse, a pesar de que sabían que era imposible que pudiese verles a aquella distancia y en noche cerrada.
El cristal se abrió y una lechuza, que hasta entonces les había pasado desapercibida, se posó en el alféizar. La rubia desató un pergamino de su pata y les dio la espalda mientras el animal volaba de nuevo, elevándose rápidamente por encima de las copas de los árboles.
Simon intercambió una rápida mirada con la chica y sonrió con ganas. Ella se mordió el labio, tremendamente nerviosa. Su pie se movía constantemente con un tic mientras esperaban, cada vez más impacientemente.
Mientras tanto, en la casa, la mujer resoplaba con evidente enojo mientras leía la nota. Intercambió unas rápidas palabras con su marido, arrugó el pergamino en el puño y salió a grandes pasos de la habitación. Una luz apareció en el piso de arriba poco después, velada por las cortinas que cubrían las ventanas.
En la sala de estar, el hombre parecía disgustado pero no se había movido del sofá; Simon tuvo la certeza de que se sentía cómodo y tranquilo. Se había quitado los zapatos y bostezaba perezosamente mientras la rubia entraba de nuevo a escena, apresurada. Llevaba ahora una capa encima de la túnica que trataba de abrochar sin atinar a accionar bien el cierre.
—Es como ver cine mudo —murmuró Prue, fascinada. Acariciaba uno de sus mechones rojizos mientras observaba la escena con la boca entreabierta.
Pasaron pocos segundos hasta que salió por la puerta principal de la mansión. Simon y Prue contuvieron el aliento mientras caminaba aparentemente en su dirección, siguiendo el sendero que llevaba al exterior de la propiedad. Cuando cruzó el límite, se desapareció con un sonido sordo.
A la chica no le llevó más de veinte minutos deshacer los hechizos de protección, tan básicos, que casi se sintió insultada. Cuando atravesó la imaginaria frontera y nada sucedió, dejó escapar una leve risa triunfal.
En el salón, Jerv se había quedado dormido.
No fue difícil idear una excusa para sacar a Sissel de casa. Como miembro del más alto tribunal mágico de Noruega e imputada en numerosos casos de estafa y corrupción, era mucho lo que aún tenía que declarar ante el Ministerio de Magia. Falsos documentos y coartadas iban limpiando su nombre y el de su marido, pero era un proceso lento y se encontraba en una fase delicada. Sin duda, la noticia de un nuevo testimonio en su contra la haría reaccionar, y Simon no se equivocó cuando predijo que iría a reunirse con sus socios en cuanto la recibiese. La cuestión era que se entretuviese lo suficiente como para llevar a cabo el resto del plan.
En cuanto a él mismo, se había dejado ver fuera del país en numerosas ocasiones; además, tanto Prue como varios de sus compañeros habían hecho correr el rumor de que se hallaba escondido en Dinamarca. El riesgo había valido la pena, vista la oportunidad de venganza que se les presentaba.
—Sigo sin entender por qué no podemos cargarnos también a tu madre —masculló Prue.
Caminaban rápidamente pero sin hacer ruido, alejados del sendero principal. La cristalera les mostraba que Jerv aún dormía pero no correrían riesgos habiendo llegado tan lejos.
—Ella puede vivir —respondió Simon con voz queda—, era la única que no me jodía la vida.
Prue asintió en silencio, aunque no lo comprendía. A ella le había dado igual eso cuando se llevó por delante también a sus tíos, junto con sus propios padres.
—¿Y tu máscara?
—¿Qué máscara? —Simon sonrió de medio lado con aire irónico—. Quiero que me vea.
Cubrieron los metros restantes hasta la casa sin hablar hasta llegar a la cristalera de la sala de estar. Se echaron a un lado y sacaron la varita a la vez.
—Bombarda —pronunció Prue.
La ventana estalló en mil pedazos que salieron disparados hacia el jardín. La reacción de Jerv fue inmediata al saltar del sofá totalmente alerta, pero también lo fue la de su hijo.
—¡Incarcero! –exclamó Simon.
Desarmado, Jerv cayó al suelo atado por los brazos y las piernas. Abrió los ojos como platos a causa de la sorpresa cuando vio a su atacant
—¡Simon! —exclamó.
Éste le propinó una patada en el pecho.
—Cállate, hijo de pu**. No pronuncies mi nombre —las palabras del chico rezumaban desprecio.
Jerv fue a replicar pero, convenientemente, guardó silencio. Parecía que no se le escapaba que se encontraba en desventaja.
Observó a la pelirroja con evidente desconcierto. Ella se adelantó, ansiosa por entrar en acción.
—¿Sabes quién soy? —dijo con voz melosa. Le agarró la cara levantándola hacia ella para obligarle a mirarla—. Soy quien salvó a tu hijo cuando tú le dejabas desangrarse.
Prue le clavó la punta de la varita en el cuello y fue bajándola despacio hasta su pecho, deteniéndola en el corazón. Jerv se debatió contra las cuerdas, aunque sabía que era inútil.
—Soy la que te va a devolver con creces el daño que le hiciste —hablaba tan bajo que casi susurraba.
Fue entonces cuando se guardó la varita en el bolsillo tra**** y sacó una navaja de hoja larga y afilada que hundió en el pliegue de su axila.
El grito de dolor de Jerv fue dulce música para los oídos de Simon. Sonriendo casi con lascivia, dejó aparte la varita para imitar a su compañera.
Se agachó junto al hombre, que les miraba con odio y algo de temor. Saboreó el instante en que la punta de la navaja se hundió en su pecho y la deslizó en dirección al ombligo, fascinándose al ver la piel abrirse bajo la ropa y teñir la misma de rojo oscuro.
—Jod**… —Prue volvió a tomar la varita para silenciarle—. Con esos gritos alertará a alguien.
—Déjale gritar —intervino Simon con una maliciosa sonrisa—. Nadie puede oírle en varios kilómetros a la redonda. Lo mejor de esta casa es que es tan segura para esconderse, como peligrosa si te descubren.
—Entonces… Le va a encantar lo que viene ahora.
Prue hizo bailar una llama en la punta de su varita, en la cual calentó la hoja de metal. Le llevó unos instantes hacer que se pusiera al rojo; tiempo que invirtió el chico en hacerle cortes a Jerv en los brazos. Ninguno manaba profusamente, pues quería mantenerle con vida un rato más.
Ella desgarró la ropa del hombre dejando el pecho al descubierto y acercó el filo al rojo a uno de los pezones. El grito, acompañado esta vez por lágrimas de dolor, fue estremecedor. Prue aulló a su vez, riéndose como una desquiciada.
—Te estás llevando lo mejor… —rió Simon. Ella se acercó para darle un beso en los labios.
—Sé cómo divertirme —la pelirroja alzó una ceja con una orgullosa sonrisa.
Jerv no supo decir cuánto duró aquello. Le cortaron los tendones de las corvas para que no pudiese huir cuando el hechizo se rompió; sufrió un corte tras otro, quemaduras, amputaciones de varios dedos, la pérdida de una oreja, roturas en varios huesos y desgarros musculares.
Todo lo que pasó por las enfermas mentes de Simon y Prue fue llevado a la práctica, arrancando aullidos cada vez más débiles del hombre.
Con las manos bañadas en sangre, Simon disfrutaba de una cerveza fría mientras Prue se lamía los dedos. Se sentían plenos y satisfechos; sólo restaba rematar la noche.
Repentinamente, Prue exhaló un suspiro de enojo.
—Simon...
El chico enarcó las cejas con aire interrogante.
—¡Está muerto, Jod**!
—¡¿Qué dices?! —Simon soltó la botella, que se hizo añicos al golpear el suelo. Se detuvo al lado de su padre y le golpeó el rostro fuertemente con el pie.
Jerv no reaccionó.
El grito de furia de Simon fue aterrador. Prue se hizo a un lado, insegura de repente al vislumbrar el atisbo de locura en los ojos de su pareja. Fuera de control, el chico se ensañó con el cuerpo sin vida de su padre, golpeándole una y otra vez.
—¡Ni siquiera pude acabar con él! Ni muerto deja de jo***me la vida —resoplaba con tanta ira que dejaba escapar un gruñido con cada espiración.
Prue, que se tenía por dura y difícil de impresionar, no pudo contener una mueca de asco cuando vio lo que Simon hacía al agacharse junto al cadáver. El sonido de la carne y el hueso cortándose fue demasiado como para provocarle arcadas, y al incorporarse el chico sosteniendo la cabeza de su padre por el pelo, le miró con un renovado respeto.
—En el cajón de ese mueble tiene que haber una cámara de fotos —dijo él. Su tono era decidido otra vez.
—¿Una cámara…?
—Ve a por ella —le ordenó.
Prue rebuscó donde le indicaba. Al dar con ella, un aparato de última generación del que apenas se había hecho uso, Simon le indicó que se acercara.
—Haznos una foto —lució una sonrisa desquiciada cuando sostuvo la cabeza de Jerv ante él y le susurró al oído—. Sonríe, papá… Para Mina.
Última edición por DraconisChispas54 el Dom 20 Abr 2014 - 22:44, editado 4 veces
Re: [FF Harry Potter] Sangre de Dragón [Historia por capítulos] [ACTUALIZADA 17/04/14]
OMGGGGGG!!!!! *aparta a Kolia de Mina e_e* Nunca le hagas daño e___e *lo acaricia* (?)
Qué miedo jajajaajja a Mina le salió la vena sádica T_T dejó al hermano manco xDDDD Kolia era una inocente florecilla entonces comparado con ella creo yo D:
Me gusta que hayas escrito de ella y que pusieras la parte del tren Kolia era tan niño e_e (?)
PD: ¿Y Crish dice que ha cambiado? e_____e yo creo que el pobre no estaba enterado de como era la "dulce niña" JAJAJAAJA
QuillHeart149- Administrador
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Re: [FF Harry Potter] Sangre de Dragón [Historia por capítulos] [ACTUALIZADA 17/04/14]
Dios Ana! Que genial! *O* Como dijo Scar sentí el olor de carne quemada y todo, y me dió hambre u_u ... Me encantó Mina en esa actitud, aunque pobre de su hermano que tan bueno que está (??)... Ok, ya estoy divagando... Me gusto muchoo *OOO* *click en me gusta y compartir* .... Oh, y pagaría por ver la cara de Crish si se entera JAJAJA .__. maldito... *se va *
CapaMist29667- Sangre Pura
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Re: [FF Harry Potter] Sangre de Dragón [Historia por capítulos] [ACTUALIZADA 17/04/14]
Ana ayer te dije que esta genial el fic, me gusto muchusisisisimo, Mina tiene lo de sadica lo que tiene de rica (rica=hipermegaguapa) jajajaj, y el hermano, bueno por ser morti se merese eso y mas, me encanto esa faceta de Mina, no me la imaginaba taaan asi, genial simplemente genial
Roblemurciélago172- Licántropo
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Re: [FF Harry Potter] Sangre de Dragón [Historia por capítulos] [ACTUALIZADA 17/04/14]
PATTY CANÍBAL JAJAJAJAJAJASADHD Crish pensará que ha vivido una mentira si algún día se entera xDD Tanto echarle en cara cómo era...
A Kolia no le haría daño nunca Quill, lo sabes T_T
No quise hacer demasiado morbosa esa escena Flor, hay veces que los detalles sobran... Me alegra que saliera así al final, le di vueltas y vueltas
Rob, por ser morti ya se lo merece pero jo... Que le pegaba a su hermana! Tan peque T__T LE ODIO!
Gracias por leer amores, me alegro mucho de que os guste :'D
A Kolia no le haría daño nunca Quill, lo sabes T_T
No quise hacer demasiado morbosa esa escena Flor, hay veces que los detalles sobran... Me alegra que saliera así al final, le di vueltas y vueltas
Rob, por ser morti ya se lo merece pero jo... Que le pegaba a su hermana! Tan peque T__T LE ODIO!
Gracias por leer amores, me alegro mucho de que os guste :'D
Re: [FF Harry Potter] Sangre de Dragón [Historia por capítulos] [ACTUALIZADA 17/04/14]
Jajajajaajajajajaj a Kolia le gusta Mina por su sadismo, lo sabes (?) PIROMANOS POWER
QuillHeart149- Administrador
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Re: [FF Harry Potter] Sangre de Dragón [Historia por capítulos] [ACTUALIZADA 17/04/14]
Genial, Ana.
Mina es de las mias que no solo no soporta el abuso callada como hace de la venganza una arte.
Y ahora es hora del almuerzo asi que me hacen sentir hambre con las cosas más raras. >.<
Mina es de las mias que no solo no soporta el abuso callada como hace de la venganza una arte.
EscarlataAcónito7 escribió: hasta siento el olor a la carne con el fuego.
Y ahora es hora del almuerzo asi que me hacen sentir hambre con las cosas más raras. >.<
Re: [FF Harry Potter] Sangre de Dragón [Historia por capítulos] [ACTUALIZADA 17/04/14]
ya veo para que querias saber si el hierro caliente se utilizaba para cauterizar heridas... si era asi de niña no me imagino de grande... escribes genial y no re pongas nerviosa cuando tengas que publicar a todos les gusta como escribis
PlataGLow58- Bludger Humana
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Re: [FF Harry Potter] Sangre de Dragón [Historia por capítulos] [ACTUALIZADA 17/04/14]
Oh...
OH O_O *aleja a todos sus oc de Mina.*
Me encanto ;w;
Y estabas nerviosa por esto? *le tira con algo ofendida*
Por Merlín Ana!
Por Morgana y los dioses antiguos
Esta tan genial el fic *O*
Mina de pequeña... daba miedo e.é ,
aunque... el hermano se lo merecía *asiente* ,
yo que ella también le sacaba un ojo y un dedo e____é
OH O_O *aleja a todos sus oc de Mina.*
Me encanto ;w;
Y estabas nerviosa por esto? *le tira con algo ofendida*
Por Merlín Ana!
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Esta tan genial el fic *O*
Mina de pequeña... daba miedo e.é ,
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EstrellaLeviosa76- Dark Lord
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Re: [FF Harry Potter] Sangre de Dragón [Historia por capítulos] [ACTUALIZADA 17/04/14]
No entiendo cómo os da hambre un brazo chamuscado, pero allá vosotras con vuestros desórdenes mentales xDDDDD
Jajajajaja *esquiva el golpe* Me puse nerviosa mientras escribía lo del brazo, quería que quedara más o menos real... No me pegues Eru Y puedes alejar todo lo que quieras a tus OC pero... Va a por Daphneeeeeeee ♫
Gracias por leer y comentar, bonitas!
Jajajajaja *esquiva el golpe* Me puse nerviosa mientras escribía lo del brazo, quería que quedara más o menos real... No me pegues Eru Y puedes alejar todo lo que quieras a tus OC pero... Va a por Daphneeeeeeee ♫
Gracias por leer y comentar, bonitas!
Re: [FF Harry Potter] Sangre de Dragón [Historia por capítulos] [ACTUALIZADA 17/04/14]
Resulta que al cabo de los meses, se me antojó hacer una breve continuación. No tiene tanta chicha como la primera parte porque es una especie de puente entre lo que ha pasado y lo que pasará, pero creo que es necesario explicar qué pasó después. Y como es tarde y tengo que irme a la cama, sin más, os dejo el texto. Como digo, es bastante breve, y aunque hay más que quiero contar, de momento me pareció oportuno dejarlo ahí. Gracias por adelantado a quienes lean ♥
Jerv acababa de llegar de una reunión de negocios con sus socios y estaba cansado, tanto, que los ojos se le cerraban. Su mujer seguía en Londres; en el Ministerio necesitaban que aportara ciertos datos sobre su caso para seguir trabajando en él.
Se desajustó la corbata un poco antes de entrar en casa. Por la quietud que se sentía en el jardín sabía que su hija estaba dentro, normalmente la encontraba jugando sola o cantando a pleno pulmón.
Y pensando en ella… Jerv se quedó sin respiración un instante al darse cuenta de que había olvidado su cumpleaños de nuevo. Ocurría año tras año desde que la niña cumpliera los cuatro… ¿O los cinco? Ni siquiera podía recordar el último cumpleaños que pasó con ella. Olvidando oportunamente el temor de su hija a los lugares demasiado altos, pensó que podría regalarle una escoba y enseñarla a montar… O quizás querría una muñeca. Al fin y al cabo, eso era lo que les gustaba a las niñas, ¿no?
Jerv era el típico hombre que trabajaba demasiado y nunca estaba en casa, que descuidaba a sus hijos sólo para reunir más dinero; ese al que podían preguntarle cualquier cosa sobre sus negocios y se entusiasmaría hablando, pero ni siquiera sabría decir cuál era el color favorito de sus niños.
Suspiró al dejar la chaqueta sobre el sofá y su maletín en la mesita. Había tanta quietud que sentía incluso su propia respiración, honda y pausada. Aquello no era normal…
Subió las escaleras con preocupación. Seguramente, Mina estaría jugando en su cuarto en silencio, cosa que nunca hacía, así que no había nada que temer. No, no había por qué estar asustado… Hasta que pasó por delante del despacho.
Lo primero que vio fue a Simon tumbado en el suelo, semiinconsciente junto a un charco de sangre. Lo segundo, su hija de pie ante el chico, enarbolando la espada que tan orgullosamente él exhibía colgada en la pared, tras su mesa. El olor a carne quemada le provocó náuseas.
Mina volvió la cabeza al sentir su presencia y, sin soltar el arma, le miró con reproche.
—Hola, papá. Te olvidaste de mi día otra vez.
Ni siquiera entonces fue capaz Jerv de pronunciar palabra. Avanzó con paso tembloroso hasta su hijo.
—Que no está muerto, papá —protestó Mina, enfadada por que le prestara más atención a él que a ella.
—Mina… —murmuró el hombre finalmente. Su mirada rebosaba incredulidad—. ¿Por qué has hecho esto?
La niña resopló.
—Porque tenía que aprender que están mal algunas cosas que hace. Me ha pegado tantas veces que ya tenía que darle su merecido —explicó con el ceño fruncido. La espada formó un gran estrépito cuando la dejó caer al suelo—. Y me da igual si se muere.
Dicho aquello, se largó del estudio dejando solo a Jerv con el desmembrado Simon. Se sentía como en una pesadilla; ¿cómo había llegado a ocurrir aquello?
Los meses pasaron y Simon sentía su brazo perdido más que nunca. Era extraño e ilógico; suponía que, como la gente solía decir, se valora más lo que se ha perdido y no se puede recuperar.
Los momentos después del golpe que Mina le había atizado fueron muy confusos. No vio lo que hacía hasta que fue demasiado tarde y, aun así, su mente se encontraba demasiado nublada como para que hubiese podido hacer algo. Peor incluso que el corte, había sido el instante en que le quemó la herida. El dolor fue atroz y el olor a carne quemada le revolvió el estómago. Lo único que podía hacer era esperar a que aquel sufrimiento espantoso cesara, a que su cabeza se despejara y pudiera levantarse para acabar con ella, como tendría que haber hecho años atrás.
Sin embargo, Jerv llegó primero. Le oyó hablar vagamente con su hermana; lo siguiente que supo fue que ella salió y él tuvo que aguantarse la rabia cuando su padre se inclinó sobre él e hizo que ambos se desaparecieran.
Confuso, repentinamente vio sobre sí el cielo que comenzaba a oscurecerse. Lo tapaban parcialmente los verdes árboles de un bosque, aunque no sabría decir cuál desde que todos le parecían iguales. La luz del sol poniente le hacía daño en los ojos.
—¿Entiendes que no puedo dejar que esto se sepa? —Jerv se había inclinado sobre él para hablarle—. Tú siempre fuiste un desgraciado.
Simon quiso hablar, decirle varias cosas al hombre que creía su padre. Al abrir la boca, su voz salió en forma de un áspero gemido con el que no fue capaz de formular ni una palabra. Ni siquiera lograba enfocar bien para verle la cara a su padre pero eso dejó de importarle cuando comenzó a arrastrarle hacia la maleza para ocultarle del camino. Jerv se preocupó por cubrirle bien antes de volver a marcharse sin decir una sola palabra más.
Fue allí donde Prue le encontró un día más tarde. Le parecía un milagro que durante ese tiempo no hubiera muerto. Se encontraba débil, mareado y sediento; a causa de la pérdida de sangre no había podido levantarse. Pero a partir de entonces, ella cuidó de él y permaneció a su lado. Se convirtió en su más fiel compañera, apoyaba su causa y la del Señor Tenebroso y eso era lo único que le importaba. Sabía que las cosas saldrían bien.
Jerv acababa de llegar de una reunión de negocios con sus socios y estaba cansado, tanto, que los ojos se le cerraban. Su mujer seguía en Londres; en el Ministerio necesitaban que aportara ciertos datos sobre su caso para seguir trabajando en él.
Se desajustó la corbata un poco antes de entrar en casa. Por la quietud que se sentía en el jardín sabía que su hija estaba dentro, normalmente la encontraba jugando sola o cantando a pleno pulmón.
Y pensando en ella… Jerv se quedó sin respiración un instante al darse cuenta de que había olvidado su cumpleaños de nuevo. Ocurría año tras año desde que la niña cumpliera los cuatro… ¿O los cinco? Ni siquiera podía recordar el último cumpleaños que pasó con ella. Olvidando oportunamente el temor de su hija a los lugares demasiado altos, pensó que podría regalarle una escoba y enseñarla a montar… O quizás querría una muñeca. Al fin y al cabo, eso era lo que les gustaba a las niñas, ¿no?
Jerv era el típico hombre que trabajaba demasiado y nunca estaba en casa, que descuidaba a sus hijos sólo para reunir más dinero; ese al que podían preguntarle cualquier cosa sobre sus negocios y se entusiasmaría hablando, pero ni siquiera sabría decir cuál era el color favorito de sus niños.
Suspiró al dejar la chaqueta sobre el sofá y su maletín en la mesita. Había tanta quietud que sentía incluso su propia respiración, honda y pausada. Aquello no era normal…
Subió las escaleras con preocupación. Seguramente, Mina estaría jugando en su cuarto en silencio, cosa que nunca hacía, así que no había nada que temer. No, no había por qué estar asustado… Hasta que pasó por delante del despacho.
Lo primero que vio fue a Simon tumbado en el suelo, semiinconsciente junto a un charco de sangre. Lo segundo, su hija de pie ante el chico, enarbolando la espada que tan orgullosamente él exhibía colgada en la pared, tras su mesa. El olor a carne quemada le provocó náuseas.
Mina volvió la cabeza al sentir su presencia y, sin soltar el arma, le miró con reproche.
—Hola, papá. Te olvidaste de mi día otra vez.
Ni siquiera entonces fue capaz Jerv de pronunciar palabra. Avanzó con paso tembloroso hasta su hijo.
—Que no está muerto, papá —protestó Mina, enfadada por que le prestara más atención a él que a ella.
—Mina… —murmuró el hombre finalmente. Su mirada rebosaba incredulidad—. ¿Por qué has hecho esto?
La niña resopló.
—Porque tenía que aprender que están mal algunas cosas que hace. Me ha pegado tantas veces que ya tenía que darle su merecido —explicó con el ceño fruncido. La espada formó un gran estrépito cuando la dejó caer al suelo—. Y me da igual si se muere.
Dicho aquello, se largó del estudio dejando solo a Jerv con el desmembrado Simon. Se sentía como en una pesadilla; ¿cómo había llegado a ocurrir aquello?
Los meses pasaron y Simon sentía su brazo perdido más que nunca. Era extraño e ilógico; suponía que, como la gente solía decir, se valora más lo que se ha perdido y no se puede recuperar.
Los momentos después del golpe que Mina le había atizado fueron muy confusos. No vio lo que hacía hasta que fue demasiado tarde y, aun así, su mente se encontraba demasiado nublada como para que hubiese podido hacer algo. Peor incluso que el corte, había sido el instante en que le quemó la herida. El dolor fue atroz y el olor a carne quemada le revolvió el estómago. Lo único que podía hacer era esperar a que aquel sufrimiento espantoso cesara, a que su cabeza se despejara y pudiera levantarse para acabar con ella, como tendría que haber hecho años atrás.
Sin embargo, Jerv llegó primero. Le oyó hablar vagamente con su hermana; lo siguiente que supo fue que ella salió y él tuvo que aguantarse la rabia cuando su padre se inclinó sobre él e hizo que ambos se desaparecieran.
Confuso, repentinamente vio sobre sí el cielo que comenzaba a oscurecerse. Lo tapaban parcialmente los verdes árboles de un bosque, aunque no sabría decir cuál desde que todos le parecían iguales. La luz del sol poniente le hacía daño en los ojos.
—¿Entiendes que no puedo dejar que esto se sepa? —Jerv se había inclinado sobre él para hablarle—. Tú siempre fuiste un desgraciado.
Simon quiso hablar, decirle varias cosas al hombre que creía su padre. Al abrir la boca, su voz salió en forma de un áspero gemido con el que no fue capaz de formular ni una palabra. Ni siquiera lograba enfocar bien para verle la cara a su padre pero eso dejó de importarle cuando comenzó a arrastrarle hacia la maleza para ocultarle del camino. Jerv se preocupó por cubrirle bien antes de volver a marcharse sin decir una sola palabra más.
Fue allí donde Prue le encontró un día más tarde. Le parecía un milagro que durante ese tiempo no hubiera muerto. Se encontraba débil, mareado y sediento; a causa de la pérdida de sangre no había podido levantarse. Pero a partir de entonces, ella cuidó de él y permaneció a su lado. Se convirtió en su más fiel compañera, apoyaba su causa y la del Señor Tenebroso y eso era lo único que le importaba. Sabía que las cosas saldrían bien.
Re: [FF Harry Potter] Sangre de Dragón [Historia por capítulos] [ACTUALIZADA 17/04/14]
DDDDDDDDDDDD=
Recebi el e-mail "Sangre de dragon [one-shot]" y me quedé: Que tema es ese? No me acordo. Y entonces.... Oh, el fic de Mina. CONTINUACION =D
D= =D =D D= *conflicto de emociones*
Que puedo decir? Está perfecta y me deja curiosa. Simon quiere venganza, no? La conseguirá?
Que pasará a Mina entonces? OMG OMG
Recebi el e-mail "Sangre de dragon [one-shot]" y me quedé: Que tema es ese? No me acordo. Y entonces.... Oh, el fic de Mina. CONTINUACION =D
D= =D =D D= *conflicto de emociones*
Que puedo decir? Está perfecta y me deja curiosa. Simon quiere venganza, no? La conseguirá?
Que pasará a Mina entonces? OMG OMG
Re: [FF Harry Potter] Sangre de Dragón [Historia por capítulos] [ACTUALIZADA 17/04/14]
La tenue luz de la luna le iluminaba el rostro; sus ojos clavados en la entrada a la casa la reflejaban. El aliento se le condensaba en nubecillas blancas al salir de los labios entreabiertos y ascendía dispersándose en el aire hasta desaparecer.
Una fría brisa le revolvió el cabello pero él no se inmutó. Completamente inmóvil, casi sin pestañear, no perdía detalle de los movimientos de dos cuerpos a través de las ventanas iluminadas. El hombre se había recostado en el sofá, mientras que la mujer andaba de aquí para allá como si estuviese alterada.
Sabía que los hechizos protectores no se activarían a menos que diese un paso más. Estaba en el límite, justo donde acababa la propiedad de su antigua familia. Sentado en el suelo, junto a un frondoso grupo de arbustos que le ocultaban tanto de la casa, como del camino por el que se accedía a ella, aguardaba.
Al mirarse el muñón del brazo derecho, sonrió para sí mismo. Ya no quedaba mucho…
Una fría brisa le revolvió el cabello pero él no se inmutó. Completamente inmóvil, casi sin pestañear, no perdía detalle de los movimientos de dos cuerpos a través de las ventanas iluminadas. El hombre se había recostado en el sofá, mientras que la mujer andaba de aquí para allá como si estuviese alterada.
Sabía que los hechizos protectores no se activarían a menos que diese un paso más. Estaba en el límite, justo donde acababa la propiedad de su antigua familia. Sentado en el suelo, junto a un frondoso grupo de arbustos que le ocultaban tanto de la casa, como del camino por el que se accedía a ella, aguardaba.
Al mirarse el muñón del brazo derecho, sonrió para sí mismo. Ya no quedaba mucho…
El camino hasta su recuperación fue largo. Aunque el dolor físico había sido insoportable, acabó mejorando con el paso de los meses. El muñón le molestaba cada vez menos y, poco a poco, pudo dejar la medicación que le abstraía del sufrimiento y retomar su vida tanto como le fue posible.
Sin embargo, el daño psicológico sufrido fue harina de otro costal, pues la pérdida del miembro era más evidente cada día. Realizar las actividades más comunes le suponía un gran esfuerzo: era incapaz de manejar la varita con soltura, tuvo que aprender a escribir de nuevo; ni siquiera acertaba a llevarse los alimentos a la boca... Y por encima de aquello, estaba ese sentimiento de humillación, rabia e impotencia que lo complicaba todo y le mostraba a cada instante que su vida se había convertido en una especie de carrera de obstáculos.
Tener a Prue a su lado fue su mayor aliciente para recuperarse. Abandonado por su padre en el bosque, se había resignado ya a morir desangrado cuando ella le encontró, le reconoció como uno de los seguidores más fervorosos del Señor Tenebroso y quiso hacerse cargo de él.
Prue le curó las heridas físicas y mentales, le alentó desde el inicio a aprender a hacer todo aquello que nunca había sabido hacer sin la diestra. Con su ayuda, Simon supo ver que no sólo podía llegar a ser de nuevo aquél a quien traidores a la sangre y sangres sucia temían, sino que, cuando entraba en acción, era capaz de transformar la espiral de rabia y odio que le dominaba en crueldad y destrucción.
Prue le tiró de la manga para sacarle de sus pensamientos cuando la figura de la mujer se acercó a la ventana. Ambos se agacharon para ocultarse, a pesar de que sabían que era imposible que pudiese verles a aquella distancia y en noche cerrada.
El cristal se abrió y una lechuza, que hasta entonces les había pasado desapercibida, se posó en el alféizar. La rubia desató un pergamino de su pata y les dio la espalda mientras el animal volaba de nuevo, elevándose rápidamente por encima de las copas de los árboles.
Simon intercambió una rápida mirada con la chica y sonrió con ganas. Ella se mordió el labio, tremendamente nerviosa. Su pie se movía constantemente con un tic mientras esperaban, cada vez más impacientemente.
Mientras tanto, en la casa, la mujer resoplaba con evidente enojo mientras leía la nota. Intercambió unas rápidas palabras con su marido, arrugó el pergamino en el puño y salió a grandes pasos de la habitación. Una luz apareció en el piso de arriba poco después, velada por las cortinas que cubrían las ventanas.
En la sala de estar, el hombre parecía disgustado pero no se había movido del sofá; Simon tuvo la certeza de que se sentía cómodo y tranquilo. Se había quitado los zapatos y bostezaba perezosamente mientras la rubia entraba de nuevo a escena, apresurada. Llevaba ahora una capa encima de la túnica que trataba de abrochar sin atinar a accionar bien el cierre.
—Es como ver cine mudo —murmuró Prue, fascinada. Acariciaba uno de sus mechones rojizos mientras observaba la escena con la boca entreabierta.
Pasaron pocos segundos hasta que salió por la puerta principal de la mansión. Simon y Prue contuvieron el aliento mientras caminaba aparentemente en su dirección, siguiendo el sendero que llevaba al exterior de la propiedad. Cuando cruzó el límite, se desapareció con un sonido sordo.
A la chica no le llevó más de veinte minutos deshacer los hechizos de protección, tan básicos, que casi se sintió insultada. Cuando atravesó la imaginaria frontera y nada sucedió, dejó escapar una leve risa triunfal.
En el salón, Jerv se había quedado dormido.
No fue difícil idear una excusa para sacar a Sissel de casa. Como miembro del más alto tribunal mágico de Noruega e imputada en numerosos casos de estafa y corrupción, era mucho lo que aún tenía que declarar ante el Ministerio de Magia. Falsos documentos y coartadas iban limpiando su nombre y el de su marido, pero era un proceso lento y se encontraba en una fase delicada. Sin duda, la noticia de un nuevo testimonio en su contra la haría reaccionar, y Simon no se equivocó cuando predijo que iría a reunirse con sus socios en cuanto la recibiese.
La cuestión era que se entretuviese lo suficiente como para llevar a cabo el resto del plan.
En cuanto a él mismo, se había dejado ver fuera del país en numerosas ocasiones; además, tanto Prue como varios de sus compañeros habían hecho correr el rumor de que se hallaba escondido en Dinamarca. El riesgo había valido la pena, vista la oportunidad de venganza que se les presentaba.
—Sigo sin entender por qué no podemos cargarnos también a tu madre —masculló Prue.
Caminaban rápidamente pero sin hacer ruido, alejados del sendero principal. La cristalera les mostraba que Jerv aún dormía pero no correrían riesgos habiendo llegado tan lejos.
—Ella puede vivir —respondió Simon con voz queda—, era la única que no me jodía la vida.
Prue asintió en silencio, aunque no lo comprendía. A ella le había dado igual eso cuando se llevó por delante también a sus tíos, junto con sus propios padres.
—¿Y tu máscara?
—¿Qué máscara? —Simon sonrió de medio lado con aire irónico—. Quiero que me vea.
Cubrieron los metros restantes hasta la casa sin hablar hasta llegar a la cristalera de la sala de estar. Se echaron a un lado y sacaron la varita a la vez.
—Bombarda —pronunció Prue.
La ventana estalló en mil pedazos que salieron disparados hacia el jardín. La reacción de Jerv fue inmediata al saltar del sofá totalmente alerta, pero también lo fue la de su hijo.
—¡Incarcero! –exclamó Simon.
Desarmado, Jerv cayó al suelo atado por los brazos y las piernas. Abrió los ojos como platos a causa de la sorpresa cuando vio a su atacant
—¡Simon! —exclamó.
Éste le propinó una patada en el pecho.
—Cállate, hijo de pu**. No pronuncies mi nombre —las palabras del chico rezumaban desprecio.
Jerv fue a replicar pero, convenientemente, guardó silencio. Parecía que no se le escapaba que se encontraba en desventaja.
Observó a la pelirroja con evidente desconcierto. Ella se adelantó, ansiosa por entrar en acción.
—¿Sabes quién soy? —dijo con voz melosa. Le agarró la cara levantándola hacia ella para obligarle a mirarla—. Soy quien salvó a tu hijo cuando tú le dejabas desangrarse.
Prue le clavó la punta de la varita en el cuello y fue bajándola despacio hasta su pecho, deteniéndola en el corazón. Jerv se debatió contra las cuerdas, aunque sabía que era inútil.
—Soy la que te va a devolver con creces el daño que le hiciste —hablaba tan bajo que casi susurraba.
Fue entonces cuando se guardó la varita en el bolsillo tra**** y sacó una navaja de hoja larga y afilada que hundió en el pliegue de su axila.
El grito de dolor de Jerv fue dulce música para los oídos de Simon. Sonriendo casi con lascivia, dejó aparte la varita para imitar a su compañera.
Se agachó junto al hombre, que les miraba con odio y algo de temor. Saboreó el instante en que la punta de la navaja se hundió en su pecho y la deslizó en dirección al ombligo, fascinándose al ver la piel abrirse bajo la ropa y teñir la misma de rojo oscuro.
—Jod**… —Prue volvió a tomar la varita para silenciarle—. Con esos gritos alertará a alguien.
—Déjale gritar —intervino Simon con una maliciosa sonrisa—. Nadie puede oírle en varios kilómetros a la redonda. Lo mejor de esta casa es que es tan segura para esconderse, como peligrosa si te descubren.
—Entonces… Le va a encantar lo que viene ahora.
Prue hizo bailar una llama en la punta de su varita, en la cual calentó la hoja de metal. Le llevó unos instantes hacer que se pusiera al rojo; tiempo que invirtió el chico en hacerle cortes a Jerv en los brazos. Ninguno manaba profusamente, pues quería mantenerle con vida un rato más.
Ella desgarró la ropa del hombre dejando el pecho al descubierto y acercó el filo al rojo a uno de los pezones. El grito, acompañado esta vez por lágrimas de dolor, fue estremecedor. Prue aulló a su vez, riéndose como una desquiciada.
—Te estás llevando lo mejor… —rió Simon. Ella se acercó para darle un beso en los labios.
—Sé cómo divertirme —la pelirroja alzó una ceja con una orgullosa sonrisa.
Jerv no supo decir cuánto duró aquello. Le cortaron los tendones de las corvas para que no pudiese huir cuando el hechizo se rompió; sufrió un corte tras otro, quemaduras, amputaciones de varios dedos, la pérdida de una oreja, roturas en varios huesos y desgarros musculares.
Todo lo que pasó por las enfermas mentes de Simon y Prue fue llevado a la práctica, arrancando aullidos cada vez más débiles del hombre.
Con las manos bañadas en sangre, Simon disfrutaba de una cerveza fría mientras Prue se lamía los dedos. Se sentían plenos y satisfechos; sólo restaba rematar la noche.
Repentinamente, Prue exhaló un suspiro de enojo.
—Simon...
El chico enarcó las cejas con aire interrogante.
—¡Está muerto, Jod**!
—¡¿Qué dices?! —Simon soltó la botella, que se hizo añicos al golpear el suelo. Se detuvo al lado de su padre y le golpeó el rostro fuertemente con el pie.
Jerv no reaccionó.
El grito de furia de Simon fue aterrador. Prue se hizo a un lado, insegura de repente al vislumbrar el atisbo de locura en los ojos de su pareja. Fuera de control, el chico se ensañó con el cuerpo sin vida de su padre, golpeándole una y otra vez.
—¡Ni siquiera pude acabar con él! Ni muerto deja de jo***me la vida —resoplaba con tanta ira que dejaba escapar un gruñido con cada espiración.
Prue, que se tenía por dura y difícil de impresionar, no pudo contener una mueca de asco cuando vio lo que Simon hacía al agacharse junto al cadáver. El sonido de la carne y el hueso cortándose fue demasiado como para provocarle arcadas, y al incorporarse el chico sosteniendo la cabeza de su padre por el pelo, le miró con un renovado respeto.
—En el cajón de ese mueble tiene que haber una cámara de fotos —dijo él. Su tono era decidido otra vez.
—¿Una cámara…?
—Ve a por ella —le ordenó.
Prue rebuscó donde le indicaba. Al dar con ella, un aparato de última generación del que apenas se había hecho uso, Simon le indicó que se acercara.
—Haznos una foto —lució una sonrisa desquiciada cuando sostuvo la cabeza de Jerv ante él y le susurró al oído—. Sonríe, papá… Para Mina.
—Sigo sin entender por qué no podemos cargarnos también a tu madre —masculló Prue.
Caminaban rápidamente pero sin hacer ruido, alejados del sendero principal. La cristalera les mostraba que Jerv aún dormía pero no correrían riesgos habiendo llegado tan lejos.
—Ella puede vivir —respondió Simon con voz queda—, era la única que no me jodía la vida.
Prue asintió en silencio, aunque no lo comprendía. A ella le había dado igual eso cuando se llevó por delante también a sus tíos, junto con sus propios padres.
—¿Y tu máscara?
—¿Qué máscara? —Simon sonrió de medio lado con aire irónico—. Quiero que me vea.
Cubrieron los metros restantes hasta la casa sin hablar hasta llegar a la cristalera de la sala de estar. Se echaron a un lado y sacaron la varita a la vez.
—Bombarda —pronunció Prue.
La ventana estalló en mil pedazos que salieron disparados hacia el jardín. La reacción de Jerv fue inmediata al saltar del sofá totalmente alerta, pero también lo fue la de su hijo.
—¡Incarcero! –exclamó Simon.
Desarmado, Jerv cayó al suelo atado por los brazos y las piernas. Abrió los ojos como platos a causa de la sorpresa cuando vio a su atacant
—¡Simon! —exclamó.
Éste le propinó una patada en el pecho.
—Cállate, hijo de pu**. No pronuncies mi nombre —las palabras del chico rezumaban desprecio.
Jerv fue a replicar pero, convenientemente, guardó silencio. Parecía que no se le escapaba que se encontraba en desventaja.
Observó a la pelirroja con evidente desconcierto. Ella se adelantó, ansiosa por entrar en acción.
—¿Sabes quién soy? —dijo con voz melosa. Le agarró la cara levantándola hacia ella para obligarle a mirarla—. Soy quien salvó a tu hijo cuando tú le dejabas desangrarse.
Prue le clavó la punta de la varita en el cuello y fue bajándola despacio hasta su pecho, deteniéndola en el corazón. Jerv se debatió contra las cuerdas, aunque sabía que era inútil.
—Soy la que te va a devolver con creces el daño que le hiciste —hablaba tan bajo que casi susurraba.
Fue entonces cuando se guardó la varita en el bolsillo tra**** y sacó una navaja de hoja larga y afilada que hundió en el pliegue de su axila.
El grito de dolor de Jerv fue dulce música para los oídos de Simon. Sonriendo casi con lascivia, dejó aparte la varita para imitar a su compañera.
Se agachó junto al hombre, que les miraba con odio y algo de temor. Saboreó el instante en que la punta de la navaja se hundió en su pecho y la deslizó en dirección al ombligo, fascinándose al ver la piel abrirse bajo la ropa y teñir la misma de rojo oscuro.
—Jod**… —Prue volvió a tomar la varita para silenciarle—. Con esos gritos alertará a alguien.
—Déjale gritar —intervino Simon con una maliciosa sonrisa—. Nadie puede oírle en varios kilómetros a la redonda. Lo mejor de esta casa es que es tan segura para esconderse, como peligrosa si te descubren.
—Entonces… Le va a encantar lo que viene ahora.
Prue hizo bailar una llama en la punta de su varita, en la cual calentó la hoja de metal. Le llevó unos instantes hacer que se pusiera al rojo; tiempo que invirtió el chico en hacerle cortes a Jerv en los brazos. Ninguno manaba profusamente, pues quería mantenerle con vida un rato más.
Ella desgarró la ropa del hombre dejando el pecho al descubierto y acercó el filo al rojo a uno de los pezones. El grito, acompañado esta vez por lágrimas de dolor, fue estremecedor. Prue aulló a su vez, riéndose como una desquiciada.
—Te estás llevando lo mejor… —rió Simon. Ella se acercó para darle un beso en los labios.
—Sé cómo divertirme —la pelirroja alzó una ceja con una orgullosa sonrisa.
Jerv no supo decir cuánto duró aquello. Le cortaron los tendones de las corvas para que no pudiese huir cuando el hechizo se rompió; sufrió un corte tras otro, quemaduras, amputaciones de varios dedos, la pérdida de una oreja, roturas en varios huesos y desgarros musculares.
Todo lo que pasó por las enfermas mentes de Simon y Prue fue llevado a la práctica, arrancando aullidos cada vez más débiles del hombre.
Con las manos bañadas en sangre, Simon disfrutaba de una cerveza fría mientras Prue se lamía los dedos. Se sentían plenos y satisfechos; sólo restaba rematar la noche.
Repentinamente, Prue exhaló un suspiro de enojo.
—Simon...
El chico enarcó las cejas con aire interrogante.
—¡Está muerto, Jod**!
—¡¿Qué dices?! —Simon soltó la botella, que se hizo añicos al golpear el suelo. Se detuvo al lado de su padre y le golpeó el rostro fuertemente con el pie.
Jerv no reaccionó.
El grito de furia de Simon fue aterrador. Prue se hizo a un lado, insegura de repente al vislumbrar el atisbo de locura en los ojos de su pareja. Fuera de control, el chico se ensañó con el cuerpo sin vida de su padre, golpeándole una y otra vez.
—¡Ni siquiera pude acabar con él! Ni muerto deja de jo***me la vida —resoplaba con tanta ira que dejaba escapar un gruñido con cada espiración.
Prue, que se tenía por dura y difícil de impresionar, no pudo contener una mueca de asco cuando vio lo que Simon hacía al agacharse junto al cadáver. El sonido de la carne y el hueso cortándose fue demasiado como para provocarle arcadas, y al incorporarse el chico sosteniendo la cabeza de su padre por el pelo, le miró con un renovado respeto.
—En el cajón de ese mueble tiene que haber una cámara de fotos —dijo él. Su tono era decidido otra vez.
—¿Una cámara…?
—Ve a por ella —le ordenó.
Prue rebuscó donde le indicaba. Al dar con ella, un aparato de última generación del que apenas se había hecho uso, Simon le indicó que se acercara.
—Haznos una foto —lució una sonrisa desquiciada cuando sostuvo la cabeza de Jerv ante él y le susurró al oído—. Sonríe, papá… Para Mina.
Re: [FF Harry Potter] Sangre de Dragón [Historia por capítulos] [ACTUALIZADA 17/04/14]
Qué maldito que es Simón T_T que le cortara la cabeza al padre ha resultado ser lo de menos D': se merece que le hagan lo mismo :'@ A este hay que dejarlo sin el otro brazo.... T_T9 JAJAJAJAJAJA y a la novia empalarla EMPALARLA ahora de verdad y usando la palabra a conciencia (?)
Sólo te vi una letra que te comiste por ahí, amor, pero sé sabe que es error de tipeo (?) "Desarmado, Jerv cayó al suelo atado por los brazos y las piernas. Abrió los ojos como platos a causa de la sorpresa cuando vio a su atacant"
Decir me gusta quedaría un poco raro la verdad JAJAJAJ me gusta cómo escribes y la historia de esta familia y todo eso... pero obviamente no me gusta lo que ha pasado T.T es un malditoooo, merece sufrir :@ que torturen a su novia frente a él, que la maten y luego siga él T.T (?)
QuillHeart149- Administrador
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Re: [FF Harry Potter] Sangre de Dragón [Historia por capítulos] [ACTUALIZADA 17/04/14]
Pos lo mato D: JAJAJAJA
Ay no....me ha encantado y me siento mal por eso D': O sea Simon y la novia son unos pu***....y pobre de Mina ;;...PERO ME HA ENCANTADO
(soy una desquiciada, lo se u.u)
Nomas eso queria decir *-* *se va rodando*
Ay no....me ha encantado y me siento mal por eso D': O sea Simon y la novia son unos pu***....y pobre de Mina ;;...PERO ME HA ENCANTADO
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Nomas eso queria decir *-* *se va rodando*
CapaMist29667- Sangre Pura
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Re: [FF Harry Potter] Sangre de Dragón [Historia por capítulos] [ACTUALIZADA 17/04/14]
A mí la novia me encanta xDD Se ha ganado tener su historia propia. Muchas gracias por leer y comentar, amores. Me alegro de que os guste.
Re: [FF Harry Potter] Sangre de Dragón [Historia por capítulos] [ACTUALIZADA 17/04/14]
*No he visto esto antes porque no me avisa de los nuevos mensajes/temas*
Auuu eso duele
Al principio estaba algo perdida pero creo que ya voy pillando la historia de los OCs, no me imaginaba a Mina siendo capaz de hacer eso (?) Bueno, que me ha gustado el primer cap de tu fic, porfa sube más pronto que me he quedado con la intriga (:
Auuu eso duele
Al principio estaba algo perdida pero creo que ya voy pillando la historia de los OCs, no me imaginaba a Mina siendo capaz de hacer eso (?) Bueno, que me ha gustado el primer cap de tu fic, porfa sube más pronto que me he quedado con la intriga (:
Re: [FF Harry Potter] Sangre de Dragón [Historia por capítulos] [ACTUALIZADA 17/04/14]
Gracias Inés, bonita! Sólo has leído el primero, entonces? Los dos siguientes están entre los comentarios, no te pongo link porque estoy desde el móvil pero no tiene pérdida... Son los dos comentarios súper largos que hay míos xDD Gracias por comentar!
Re: [FF Harry Potter] Sangre de Dragón [Historia por capítulos] [ACTUALIZADA 17/04/14]
Ouch, ouch y más ouch. Wow!! Es genial!! O sea vale es raro, pero está muy bien. La verdad es que yomsi veía a Mina capaz de algo por el estilo, ella tiene esa... Personalidad escondida? No se si se entiende, yo siempre he pensado que es el tipico personaje que aparenta una cosa pero es otra; Mina parece una chica pija y alegre y en cambio es... bueno, es esto. Jajaja
Bueno, de todas formas, solo decirte que me ha encantado, aunque no me lo esperaba tan sangriento!! Supongo que yo habría puesto unos cuantos crucios bien hechos, pero pensándolo bien... Mina aun no estaba en Hogwarts.
Bueno, ¡no me enrollo más! ¡Me ha gustado mucho!
Bueno, de todas formas, solo decirte que me ha encantado, aunque no me lo esperaba tan sangriento!! Supongo que yo habría puesto unos cuantos crucios bien hechos, pero pensándolo bien... Mina aun no estaba en Hogwarts.
Bueno, ¡no me enrollo más! ¡Me ha gustado mucho!
CastilloReliquia30230- Alumno Prodigio
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Re: [FF Harry Potter] Sangre de Dragón [Historia por capítulos] [ACTUALIZADA 17/04/14]
Gracias, bonita Pija... Bueno, supongo que en el sentido de que tiene dinero sí lo es pero, por lo demás, no la veo yo muy pija Es una niña rica y tonta... Ya cambiará cuando le toque.
Como tú dices, ella no sabía casi nada sobre magia cuando ocurrió (y siempre fue más bruta que racional xD) y en cuanto a su hermano, quiso vengarse de la misma forma en que a él le fastidiaron la vida (?)
Mil gracias por leer Me alegra que te haya gustado!!
Como tú dices, ella no sabía casi nada sobre magia cuando ocurrió (y siempre fue más bruta que racional xD) y en cuanto a su hermano, quiso vengarse de la misma forma en que a él le fastidiaron la vida (?)
Mil gracias por leer Me alegra que te haya gustado!!
Re: [FF Harry Potter] Sangre de Dragón [Historia por capítulos] [ACTUALIZADA 17/04/14]
Sé qué hace meses me habías dicho que habías seguido la historia pero entre una cosa y otra no había podido, ya sabes todo eso sorry.
Pero que guay ha quedado!!!! me ha encantado la historia, me la he releído completa ahora y que magnífica obra tía, errores la verdad ni vi (vamos que ya sabes que te contratare como mi editora XD ) en especial me a gustado la parte en el que Simón golpea el cuerpo sin vida de su padre, solo una mente enferma se imaginaria eso, lo he amado <3 y vamos tía que quiero saber cómo reaccionara la madre ante todo este drama. acaso ella sabe lo que le paso a Simón? como reaccionara? sentirá que es justa venganza? querrá vengarse de Simón? se enterara siquiera que fue Simón? vamos que son muchas incógnitas, QUIERO RESPUESTAS!!
Pero que guay ha quedado!!!! me ha encantado la historia, me la he releído completa ahora y que magnífica obra tía, errores la verdad ni vi (vamos que ya sabes que te contratare como mi editora XD ) en especial me a gustado la parte en el que Simón golpea el cuerpo sin vida de su padre, solo una mente enferma se imaginaria eso, lo he amado <3 y vamos tía que quiero saber cómo reaccionara la madre ante todo este drama. acaso ella sabe lo que le paso a Simón? como reaccionara? sentirá que es justa venganza? querrá vengarse de Simón? se enterara siquiera que fue Simón? vamos que son muchas incógnitas, QUIERO RESPUESTAS!!
Roblemurciélago172- Licántropo
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Re: [FF Harry Potter] Sangre de Dragón [Historia por capítulos] [ACTUALIZADA 17/04/14]
JAJAJAJAJAJAJAJA MADRE MÍA xDDDD No esperaba ningún comentario a estas alturas!
Tengo pensado seguirlo, sí... El caso es que yo escribiendo soy peor que G. R. R. Martin, sabes? JAJAJAJAJA cuando tengo tiempo no tengo ideas, y cuando tengo ideas no tengo tiempo
Lo siguiente que toca es desde el punto de vista de la madre. No sé cuándo podré subirlo (ni siquiera lo tengo escrito...) pero prometo que lo haré antes o después!
Y gracias por lo de mente enferma, eh... JAJAJAJAJAJA
Tengo pensado seguirlo, sí... El caso es que yo escribiendo soy peor que G. R. R. Martin, sabes? JAJAJAJAJA cuando tengo tiempo no tengo ideas, y cuando tengo ideas no tengo tiempo
Lo siguiente que toca es desde el punto de vista de la madre. No sé cuándo podré subirlo (ni siquiera lo tengo escrito...) pero prometo que lo haré antes o después!
Y gracias por lo de mente enferma, eh... JAJAJAJAJAJA
Re: [FF Harry Potter] Sangre de Dragón [Historia por capítulos] [ACTUALIZADA 17/04/14]
DraconisChispas54 escribió:Y gracias por lo de mente enferma, eh... JAJAJAJAJAJA [/color]
De nada sabes que es con amor y a esmerarte con esa continuacion que me la espero con ansias
Roblemurciélago172- Licántropo
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