Ashga, la tierra del borde
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Ashga, la tierra del borde
Bueno yo empecé a escribir esta historia y he decidido colgarla a ver qué os parece. Espero que os guste voy a empezar por el primer capítulo y si veo que os interesa continuaré. Acepto todo tipo de criticas!!!!!!!!!
(nota: tengo que acabar de pulir ciertas fltas de ortografia, es lo que tiene escribir des del telefono en los ratos libres....)
Ashga; la tierra del borde
Nuestra historia nace donde toda buena leyenda es concebida para ser relatada y escuchada: una Taberna.
Esa misma noche en la que nuestro relato empieza a ser escrito por las tintas del tiempo, llovía a cántaros sobre la taberna El borracho ahogando los gritos y el ruido de cristal roto de dentro. Cuando el recién llegado abrió la puerta el sonido del cartel al balancearse se coló dentro pero fue inmediatamente ahogado por el ambiente. “El borracho, buen nombre para un taberna, así no se andan con rodeos”. Mientras la figura avanzaba hacia la barra aun cubierto con su capa, de la que, increíblemente no caía ni una sola gota de agua, dio un repaso a todos los presentes quienes ya demasiados embriagados por el alcohol no habían notado su presencia. La mayoría parecían rudos campesinos y mercaderes dignos figurantes de la parte media de la ciudad donde se encontraban. Algunos dormitaban en las mesas o la barra pero otros parecían estar tan excitados que lanzaban gritos y canticos (además de diversas copas) al aire.
El extranjero encapuchado llegó a la barra sorteando a dos que luchaban por mantenerse en pie mientras brindaban por cualquier razón sin apenas sentido.
- ¿Qué voy a ponerle buen hombre? Estará cansado de tanto viajar.
El tabernero era un hombre de mediana edad, espesa barba que ya clareaba y ojos azules que denotaban cierta nota de picardía y entusiasmo. Frotaba las copas sucias con habilidad perezosa y ponía su total atención en cualquier rumor, historia o cuchicheo que pudiera llevarse a los oídos. Pero por algo era esa la taberna más popular del anillo bajo, porque las historias que crepitaban en el fuego de la chimenea de piedra eran las más frescas e interesantes.
- Deme un buen vaso de cerveza.- La voz de detrás de la capucha era serena y grave y aunque el tabernero intento divisar quien se ocultaba detrás de ella no pudo encontrar más que oscuridad.
- ¿Busca algo en la ciudad? Por su ropa se sabe que no es de aquí.- El tabernero no se fiaba de él, su aspecto y misterio no invitaban a la confianza pero para pescar algo gordo hay que arriesgarse.
- He venido por trabajo. Estoy esperando a alguien…- La capucha ojeó de nuevo las mesas y mientras el hombre le servía su vaso encontró lo que buscaba. Dos hombres sentados en una esquina miraban el espectácu** de risas y juegos como si estuvieran en otro mundo. Sus capas de tonalidad caldero declaraban que no solían frecuentar ese establecimiento debido a su rango.- Tome.
Pago la bebida y sin hacer caso a las preguntas del hombre camino hacia aquella mesa. Al verlo los dos muchachos callaron disponiendo su mirada de atónitos en él. El encapuchado cogió una silla y se sentó delante de ellos. El silencio les envolvió en una burbuja llevándoles lejos de todo el ambiente del lugar.
- ¿Y bien? ¿Es usted Cronos?- Dijo finalmente el de la derecha un hombre delgaducho de pelo castaño con unas ojeras que parecían de meses. El de su lado abrió una caja de madera y sacó de ella un puro al que empezó a dar chupadas.
Cronos, el hombre de las sombras, el ladrón de los ladrones, el señor que determinaba el tiempo que le quedaba a cada uno. Sí, así le llamaban. Se limitó a asentir.
- Nosotros somos Faid y Ploq, y requerimos de sus servicios por un caso que nos es de vital…- Faid calló de golpe cuando su compañero le propino un codazo.
- ¿Cómo podemos estar seguros de que usted es quien dice ser?
Por toda respuesta el encapuchado se retiró la manga y en el antebrazo marcado con fuego estaba imprimida la marca del Satan. O así la llamaba ellos, atribuyéndola a un encuentro en el cual Cronos se vendió el alma por la capacidad del tiempo; le encantaba oír aquella ridícula historia y nunca le aburría. Los ojos de los dos hombres quedaron desorbitados pero antes de que les cayeran de las cuencas Cronos clavó algo en la mesa haciendo que se sentaran.
- Un diente de dragón…-Fue tan solo un susurro pero divisó cualquier duda sobre quien era él.
- Espero que ya no dudéis de quien robo su tiempo al Soberano de las Montañas Frías.
- No queríamos ofenderle. Perdone pero debe entender que tenemos que tomar precauciones.
Cronos termino su bebida al tiempo que notaba que los otros dos no habían aún tomado ni un sorbo de las suyas, seguramente querían estar ebrios para negociar.
- Hablemos de lo que me ha traído a la tierra del fin del mundo.
- Bien señor, como habrá notado somos académicos de La Universidad. Pues verá hace un mes tuvimos que hacer un cambio de nombre de las tierras del conde Alburg debido a su fallecimiento…
- Pero en el momento de cambiar el nombre del poseedor de las tierras nombramos heredero al hijo que no era: Greig, apenas unos segundos menor que Juid.
- Como bien sabrá éste está enemistado con nuestro rey y si descubre que su nombre figura en el documento reclamara sus tierras y estaremos al borde de una guerra civil.
- Podríais cambiar el nombre en el documento de nuevo.
- ¡No! Primero porque el papel está guardado en el archivo real, la sala más segura del palacio. No tenemos acceso a él sin una orden.
- Y aunque lo tuviéramos, no nos lo darían puesto que podrían acusarnos de intentar cambiar la voluntad del padre para no dejar al hijo desigando reinar y eso solo provocaría la guerra.
Cronos no dijo nada mientras los otros iban alzando su voz, él solo observaba y tomaba a nota de todo lo que le llamaba la atención mientras daba sorbos de su jarra.
- ¿Qué más?- Pidió finalmente pero los otros dos callaron de golpe sin entender a qué se refería.- ¿Quien más sabe de esto? Seguro que hay algo más sino no estaríais aquí.
- Bueno, el testamento fue destruido así que no podemos probar que ha habído un fallo de redacción.
- La versión oficial es que lo perdieron. Aún así estamos seguros que los que lo quemaron eran los mismos que intentaron asesinarnos el otro dia.
- Bien, bien… Esto ya me cuadra más.- Cronos sacó un pergamino medio arrugado.- Ahora hablemos de números y condiciones.
- Pagaremos lo que haga falta si consigue arreglar el asunto.- Eso ya lo había oído antes pero Cronos sabía por las ropas de los hombres que aunque disponían de una posición económica segura no disponían de grandes riquezas.
- En primer lugar deben pagarme el coste de mi estada en la ciudad: comida, alojamiento, material, ropa… Todo lo necesario para llevarlo a cabo. Una vez arregle el asunto hablaremos del precio de mi servicio que irá en funcionamiento de los distintos problemas y confrontaciones que me surjan.
- Pero eso puede ser mucho dinero!
- Creía que habían dicho que preferían pagar los que fuera a estar a merced de una guerra o directamente de la propia muerte…- LA voz fría de Cronos hizo que una expresión enfadada y de frustación ocupara el rostro de sus oyentes.
- Te asentaras aqui de acuerdo?- Ploq se levantó y fue ha hablar con el posadero que aun estaba llenando vasos en la barra. No era el mejor lugar pero Cronos habia estado en muchos peores asi que le pareció más que perfecto.
- Lo unico que me falta ahora es que firmemos este papel y cerremos el trato. Como verà en el documento me comprometo a mantenerles en vida però no puedo asegurarlo al 100%. Sepan que si al final desaparecen con mi dinero les seguiré y encontraré esten donde estén, así como si deciden denunciarme a alguna autoridad me tomare la justícia por mi mano y serà muy desagradable.
- No queremos problemes, si usted lo soluciona cumpliremos con nuestra palabra y pagaremos.
Tomo el pergamino arrugado que habia en la mesa y leyo el decumento mil veces hasta que tubo que admitir que no habia forma de hacer trampa por parte de ningun lado. Asi pues firmo con su languida letra al pie de la pàgina.
- Pero que estas haciendo!- Habia vuelto y no podia creer lo que veia.
- Tranquilo, todos los terminos estan bien y es un trato de lo más justo. Además... No tenemos más alternativa.
Y asi Ploq se apresuro a seguir el ejemplo de su amigo.
- Bien, entonces mañana me pondre a ello y os ire informando. De aqui a poco podreis olvidaros de este asunto.
Se levantaron de la mesa y se dieron la mano en señal de cerrar el trato pero al hacerlos los dos Hombres sintieron una sacudida en respuesta al contacto carnal de Cronos como si realmente algo les hubiera pegado bien dentro. Minutos más tarde, una vez hubo terminado su bebida, Cronos fue acompanyado por el mozo que ayudaba al posadero hasta una de las humildes habitacions que había encima.
- Bueno no es un gran hotel señor pero no encontrará nada más hogareño y comodo en todo el anillo medio.- El chico no parecía tener más de dieciséis años y su pelo rubio empapado por el sudor le daba un aspecto de lo más desaliñado y vivo. De pronto la picardía le subio a los labios que decidieron pronunciar lo que ya muchos otros mentecatos habían intentado.- Si quiere puedo lavarle la capa del viaje, debe de estar llena de barro.
Pero Cronos sabía que su capa no se ensuciaba y no se rasgaba y que lo único que quería el muchacho era fisgonear en su rostro.
- Si retirara esa capucha las sombras cubrirían tu rostro y no creo que la muerte sea tu destino preferido.- Dicho eso cerro la puerta sin esperar a ver la cara de espanto del niño.
Vista desde las sombras la habitación, si es que a una cama y una mesa que olían a madera carcomida y humedad. Dejó sus cosas debajo de la cama aunque las más importantes las había escondido antes de ir allí. Finalmente se quitó la capa y se aproximó a la ventana donde su reflejo, una cara de joven que hubiera sido atractivo sino fuera por las cicatrices que lo cubrían, miraban el cielo negro donde la luna reinaba silenciosamente.
(nota: tengo que acabar de pulir ciertas fltas de ortografia, es lo que tiene escribir des del telefono en los ratos libres....)
Ashga; la tierra del borde
Nuestra historia nace donde toda buena leyenda es concebida para ser relatada y escuchada: una Taberna.
Esa misma noche en la que nuestro relato empieza a ser escrito por las tintas del tiempo, llovía a cántaros sobre la taberna El borracho ahogando los gritos y el ruido de cristal roto de dentro. Cuando el recién llegado abrió la puerta el sonido del cartel al balancearse se coló dentro pero fue inmediatamente ahogado por el ambiente. “El borracho, buen nombre para un taberna, así no se andan con rodeos”. Mientras la figura avanzaba hacia la barra aun cubierto con su capa, de la que, increíblemente no caía ni una sola gota de agua, dio un repaso a todos los presentes quienes ya demasiados embriagados por el alcohol no habían notado su presencia. La mayoría parecían rudos campesinos y mercaderes dignos figurantes de la parte media de la ciudad donde se encontraban. Algunos dormitaban en las mesas o la barra pero otros parecían estar tan excitados que lanzaban gritos y canticos (además de diversas copas) al aire.
El extranjero encapuchado llegó a la barra sorteando a dos que luchaban por mantenerse en pie mientras brindaban por cualquier razón sin apenas sentido.
- ¿Qué voy a ponerle buen hombre? Estará cansado de tanto viajar.
El tabernero era un hombre de mediana edad, espesa barba que ya clareaba y ojos azules que denotaban cierta nota de picardía y entusiasmo. Frotaba las copas sucias con habilidad perezosa y ponía su total atención en cualquier rumor, historia o cuchicheo que pudiera llevarse a los oídos. Pero por algo era esa la taberna más popular del anillo bajo, porque las historias que crepitaban en el fuego de la chimenea de piedra eran las más frescas e interesantes.
- Deme un buen vaso de cerveza.- La voz de detrás de la capucha era serena y grave y aunque el tabernero intento divisar quien se ocultaba detrás de ella no pudo encontrar más que oscuridad.
- ¿Busca algo en la ciudad? Por su ropa se sabe que no es de aquí.- El tabernero no se fiaba de él, su aspecto y misterio no invitaban a la confianza pero para pescar algo gordo hay que arriesgarse.
- He venido por trabajo. Estoy esperando a alguien…- La capucha ojeó de nuevo las mesas y mientras el hombre le servía su vaso encontró lo que buscaba. Dos hombres sentados en una esquina miraban el espectácu** de risas y juegos como si estuvieran en otro mundo. Sus capas de tonalidad caldero declaraban que no solían frecuentar ese establecimiento debido a su rango.- Tome.
Pago la bebida y sin hacer caso a las preguntas del hombre camino hacia aquella mesa. Al verlo los dos muchachos callaron disponiendo su mirada de atónitos en él. El encapuchado cogió una silla y se sentó delante de ellos. El silencio les envolvió en una burbuja llevándoles lejos de todo el ambiente del lugar.
- ¿Y bien? ¿Es usted Cronos?- Dijo finalmente el de la derecha un hombre delgaducho de pelo castaño con unas ojeras que parecían de meses. El de su lado abrió una caja de madera y sacó de ella un puro al que empezó a dar chupadas.
Cronos, el hombre de las sombras, el ladrón de los ladrones, el señor que determinaba el tiempo que le quedaba a cada uno. Sí, así le llamaban. Se limitó a asentir.
- Nosotros somos Faid y Ploq, y requerimos de sus servicios por un caso que nos es de vital…- Faid calló de golpe cuando su compañero le propino un codazo.
- ¿Cómo podemos estar seguros de que usted es quien dice ser?
Por toda respuesta el encapuchado se retiró la manga y en el antebrazo marcado con fuego estaba imprimida la marca del Satan. O así la llamaba ellos, atribuyéndola a un encuentro en el cual Cronos se vendió el alma por la capacidad del tiempo; le encantaba oír aquella ridícula historia y nunca le aburría. Los ojos de los dos hombres quedaron desorbitados pero antes de que les cayeran de las cuencas Cronos clavó algo en la mesa haciendo que se sentaran.
- Un diente de dragón…-Fue tan solo un susurro pero divisó cualquier duda sobre quien era él.
- Espero que ya no dudéis de quien robo su tiempo al Soberano de las Montañas Frías.
- No queríamos ofenderle. Perdone pero debe entender que tenemos que tomar precauciones.
Cronos termino su bebida al tiempo que notaba que los otros dos no habían aún tomado ni un sorbo de las suyas, seguramente querían estar ebrios para negociar.
- Hablemos de lo que me ha traído a la tierra del fin del mundo.
- Bien señor, como habrá notado somos académicos de La Universidad. Pues verá hace un mes tuvimos que hacer un cambio de nombre de las tierras del conde Alburg debido a su fallecimiento…
- Pero en el momento de cambiar el nombre del poseedor de las tierras nombramos heredero al hijo que no era: Greig, apenas unos segundos menor que Juid.
- Como bien sabrá éste está enemistado con nuestro rey y si descubre que su nombre figura en el documento reclamara sus tierras y estaremos al borde de una guerra civil.
- Podríais cambiar el nombre en el documento de nuevo.
- ¡No! Primero porque el papel está guardado en el archivo real, la sala más segura del palacio. No tenemos acceso a él sin una orden.
- Y aunque lo tuviéramos, no nos lo darían puesto que podrían acusarnos de intentar cambiar la voluntad del padre para no dejar al hijo desigando reinar y eso solo provocaría la guerra.
Cronos no dijo nada mientras los otros iban alzando su voz, él solo observaba y tomaba a nota de todo lo que le llamaba la atención mientras daba sorbos de su jarra.
- ¿Qué más?- Pidió finalmente pero los otros dos callaron de golpe sin entender a qué se refería.- ¿Quien más sabe de esto? Seguro que hay algo más sino no estaríais aquí.
- Bueno, el testamento fue destruido así que no podemos probar que ha habído un fallo de redacción.
- La versión oficial es que lo perdieron. Aún así estamos seguros que los que lo quemaron eran los mismos que intentaron asesinarnos el otro dia.
- Bien, bien… Esto ya me cuadra más.- Cronos sacó un pergamino medio arrugado.- Ahora hablemos de números y condiciones.
- Pagaremos lo que haga falta si consigue arreglar el asunto.- Eso ya lo había oído antes pero Cronos sabía por las ropas de los hombres que aunque disponían de una posición económica segura no disponían de grandes riquezas.
- En primer lugar deben pagarme el coste de mi estada en la ciudad: comida, alojamiento, material, ropa… Todo lo necesario para llevarlo a cabo. Una vez arregle el asunto hablaremos del precio de mi servicio que irá en funcionamiento de los distintos problemas y confrontaciones que me surjan.
- Pero eso puede ser mucho dinero!
- Creía que habían dicho que preferían pagar los que fuera a estar a merced de una guerra o directamente de la propia muerte…- LA voz fría de Cronos hizo que una expresión enfadada y de frustación ocupara el rostro de sus oyentes.
- Te asentaras aqui de acuerdo?- Ploq se levantó y fue ha hablar con el posadero que aun estaba llenando vasos en la barra. No era el mejor lugar pero Cronos habia estado en muchos peores asi que le pareció más que perfecto.
- Lo unico que me falta ahora es que firmemos este papel y cerremos el trato. Como verà en el documento me comprometo a mantenerles en vida però no puedo asegurarlo al 100%. Sepan que si al final desaparecen con mi dinero les seguiré y encontraré esten donde estén, así como si deciden denunciarme a alguna autoridad me tomare la justícia por mi mano y serà muy desagradable.
- No queremos problemes, si usted lo soluciona cumpliremos con nuestra palabra y pagaremos.
Tomo el pergamino arrugado que habia en la mesa y leyo el decumento mil veces hasta que tubo que admitir que no habia forma de hacer trampa por parte de ningun lado. Asi pues firmo con su languida letra al pie de la pàgina.
- Pero que estas haciendo!- Habia vuelto y no podia creer lo que veia.
- Tranquilo, todos los terminos estan bien y es un trato de lo más justo. Además... No tenemos más alternativa.
Y asi Ploq se apresuro a seguir el ejemplo de su amigo.
- Bien, entonces mañana me pondre a ello y os ire informando. De aqui a poco podreis olvidaros de este asunto.
Se levantaron de la mesa y se dieron la mano en señal de cerrar el trato pero al hacerlos los dos Hombres sintieron una sacudida en respuesta al contacto carnal de Cronos como si realmente algo les hubiera pegado bien dentro. Minutos más tarde, una vez hubo terminado su bebida, Cronos fue acompanyado por el mozo que ayudaba al posadero hasta una de las humildes habitacions que había encima.
- Bueno no es un gran hotel señor pero no encontrará nada más hogareño y comodo en todo el anillo medio.- El chico no parecía tener más de dieciséis años y su pelo rubio empapado por el sudor le daba un aspecto de lo más desaliñado y vivo. De pronto la picardía le subio a los labios que decidieron pronunciar lo que ya muchos otros mentecatos habían intentado.- Si quiere puedo lavarle la capa del viaje, debe de estar llena de barro.
Pero Cronos sabía que su capa no se ensuciaba y no se rasgaba y que lo único que quería el muchacho era fisgonear en su rostro.
- Si retirara esa capucha las sombras cubrirían tu rostro y no creo que la muerte sea tu destino preferido.- Dicho eso cerro la puerta sin esperar a ver la cara de espanto del niño.
Vista desde las sombras la habitación, si es que a una cama y una mesa que olían a madera carcomida y humedad. Dejó sus cosas debajo de la cama aunque las más importantes las había escondido antes de ir allí. Finalmente se quitó la capa y se aproximó a la ventana donde su reflejo, una cara de joven que hubiera sido atractivo sino fuera por las cicatrices que lo cubrían, miraban el cielo negro donde la luna reinaba silenciosamente.
LechuzaSombra3589- Alumno de Hogwarts
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